Recital con la soprano Ariadna Chávez y el pianista Aarón Jaimez | De lo sutil al drama virtuoso de la ópera por Rodolfo Popoca Perches - LJA Aguascalientes
21/03/2025

El pasado miércoles 10 de julio, teniendo como escenario la galería Benjamín Manzo ubicada en la planta alta del primer patio de la Casa de la Cultura se celebró el recital para voz y piano que protagonizaron la soprano Ariadna Chávez con acompañamiento al piano del maestro Aarón Jaimez. No hace mucho tuve la oportunidad de trabajar en un proyecto llamado Cinco Estrenos Mundiales para cello y piano, a cargo de la cellista Margarita Benavides y el compositor Alexis Aranda. Aarón Jaimez participó en los estrenos al lado de la maestra Benavides interpretando obras de alumnos del taller de composición del maestro Alexis Aranda. 

En cuanto a la soprano coloratura Ariadna Chávez tuve la oportunidad de verla una primera vez en un recital navideño en el templo de Nuestro Señor del Encino acompañada al piano por su hermano Luxio Verso. Algunos años después, y luego de haber superado una serie de dificultades, seguramente teniendo a la música como principal aliado y cómplice, ahora nos ofrece este recital verdaderamente exigente y demandante. 

Ella es soprano coloratura, es decir, no es cualquier cosa, esa tesitura demanda una técnica irreprochable por el repertorio que está destinado a esta voz, es decir, la intérprete tiene la capacidad de interpretar sucesiones de notas rápidas dentro de este registro vocal, es un tipo de canto con muchos ornamentos sumamente elaborados, diríamos quizá en términos más coloquiales que una soprano coloratura es una malabarista de la voz, es la analogía a la que se me ocurre recurrir para que el término “coloratura” pueda ser comprendido en toda su complejidad. El repertorio que suele ejecutar este registro lleva al extremo las posibilidades de la voz. Los compositores belcantistas son los con frecuencia interpretan este tipo de cantantes, compositores como Gioachino Rossini, Vincenzo Bellini o Gaetano Donizetti, por ejemplo.

El programa preparado para este recital del pasado miércoles 10 de julio inició con el lied Qué hermoso es aquí, Op.21, No.7 del compositor ruso Sergei Rachmaninov, un compositor considerado por su riqueza melódica, como un romántico tardío. Después, del compositor francés Camille Saint-Saëns disfrutamos del Cisne de la obra El Carnaval de los Animales. Siguiendo con el programa, vino entonces una verdadera delicia, dos arias de cantatas del padre de la música, Johann Sebastian Bach, primero Wie Freudig ist mein herz, aria que pertenece a la Cantata BWV 199, y posteriormente el aria Vergnügen und lust de la Cantata BWV 197. La primera parte se cerró con el Alleluja Exsultate Jubilate Kv. 165 de Wolfgang Amadeus Mozart.

Después de un intermedio vino lo más complicado y demandante de lo programado para esta noche, tres arias operísticas para soprano, iniciando con Caro Nome de la ópera Rigoletto de Verdi, continuamos después con Regnava nel Silenzio de la monumental Lucia Di Lamermoor del belcantista Gaetano Donizetti, y finalmente, Vissi d’arte de Tosca, de la ópera escrita de Giacomo Puccini. Para agradecer los aplausos del público que llenó las sillas dispuestas en la Galería Benjamín Manzo para este recital, y siguiendo con la música de Puccini, Ariadna y Aaron nos regalaron una deliciosa interpretación de la célebre aria O mio babbino caro de la ópera Gianni Schicchi que Puccini compuso en 1918, sin duda se trata de una de las arias operísticas más conocidas de todo el repertorio del llamado Arte Total.

Entiendo que hay dos formas de hacer este tipo de recitales, una, la fácil, interpretando un repertorio que permita el lucimiento del cantante, pero sin comprometer mucho su técnica y evitando correr riesgos, que si lo que se busca es sólo el lucimiento, hay mucho material que lo permite, pero si lo que se busca no es el facilismo, ni salir airoso de un compromiso acomodándose el repertorio a modo, sino, por el contrario, rendirle tributo y respeto a su majestad la música, además de mostrar el verdadero nivel, es necesario elegir bien lo que se va a interpretar, sin miedo, y confiando en la técnica y, claro, en la sensibilidad. Lo que interpretó Ariadna Chávez acompañada al piano por Aarón Jaimez es un repertorio demandante y exigente, una verdadera delicia al oído para quienes no tenemos otra preocupación que disfrutar de la música cómodamente instalados en nuestra butaca.

Pero desde mi punto de vista, no fue sólo el asunto de repertorio lo que hubo que trabajar, me pareció que el piano no estaba en su mejor condición y Aarón Jaimez tuvo que enfrentar aquí una dificultad extra que, no obstante, supo resolver puntualmente. 

Me gustaría conocer más la situación en la que se encuentran actualmente los pianos con los que cuenta el Instituto Cultural de Aguascalientes, tengo entendido que el piano que perteneció a Manuel María Ponce  que está ahora en el Museo Aguascalientes, está en condiciones lamentables, al menos hasta hace algunos meses, desconozco si ya habrán recibido mantenimiento, espero que sí, prometo darme a la tarea de investigar esta situación, este piano de la galería Manzo está en condiciones de ser tocado, pero digamos que no es, ni de lejos, su mejor momento.

Pero en lo que a interpretación musical se refiere, fue un acierto y un éxito para Ariadna y Aarón, estaremos al pendiente de próximos conciertos y recitales, lamentando profundamente la cancelación de la XX edición del Festival de Música de Cámara que por cuestiones, aparentemente presupuestales, no se realizó este año, eso es indignante y reprobable, pero ya nos ocuparemos del asunto con la atención que merece. 



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