Fíjese en el árbol de la imagen… Es un vegetal victorioso, sobreviviente de una guerra emprendida en su contra, porque claramente lo talaron, y sin embargo no murió, de tal manera que de un costado le brotó una rama.
Es como en aquella escultura de Jesús F. Contreras, y composición musical para la mano izquierda de Manuel María Ponce: Malgré tout, a pesar de todo. ¿Habrá ejemplo mejor de perseverancia; de arraigo por la vida? ¿Habrá mayor tragedia que nuestra insistencia por destruirla?
Lo veo y me acuerdo de “Para la libertad”, un poema del español Miguel Hernández, del que le ofrezco el siguiente fragmento: “Para la libertad sangro, lucho, pervivo./Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo,/doy a los cirujanos./Retoñarán aladas de savia sin otoño/reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida./porque soy como el árbol talado, que retoño:/porque aún tengo la vida….”
Así este, un árbol talado que retoña porque aún tiene la vida. Esta es la gran lección de vida que nos ofrece, y que cabría recordar este próximo jueves, en que se celebra, o se celebraba, el Día del Árbol.
Hace poco vi tres memes -horrible palabra- de lo más inteligentes, en uno aparece un hombre, todo desvencijado por el calor, y dice: “hay tanto calor que se antoja mucho ir a gorrear el aire acondicionado en uno de esos centros comerciales construidos donde antes había árboles”. En otro se ve a un hombre con la lengua de fuera, literalmente echado en una silla playera, abanicándose y sudando, y a su alrededor, la tierra sembrada con un montón de agaves tequileros. Finalmente un hombre corta un árbol con el que fabrica un ataúd en el que se mete. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].