Guillermo Sumarán Barba está al frente de Café San Marcos, una empresa que desde hace más de 70 años se dedica a la noble labor de ofrecer esta bebida a los hogares de Aguascalientes y a los parroquianos que, día con día, pasan por su tacita de café. Desde 1954, la cafetería ha sido testigo del crecimiento de la ciudad, pero también ha dejado una huella indeleble en la comunidad.
En palabras de Guillermo, el origen de Café San Marcos se remonta a su abuelo, quien llegó a Aguascalientes desde Durango, con el propósito de encontrar mejores oportunidades económicas. “Mi abuelo trabajaba en los ferrocarriles”, recuerda, “y con el desarrollo ferrocarrilero en la capital, decidió traer a la familia aquí”. Así fue como un 24 de junio de 1954, Café San Marcos abrió sus puertas, para sembrar las primeras semillas que, con el paso de los años, darían el fruto de la tradición del café en Aguascalientes.
Para Guillermo Sumarán, ser parte de Aguascalientes significa mucho más que haber nacido y crecido en esta ciudad y este orgullo lo refleja en cada taza que se prepara y sirve en Café San Marcos; sin embargo, mantener vivo un negocio durante tantos años no ha sido fácil. “Nos hemos enfrentado a situaciones muy difíciles”, reconoce, “pero la pandemia fue lo peor. Nos restringieron todo, desde la entrada de personas hasta el servicio a domicilio. Las regulaciones del gobierno federal, estatal y municipal eran contradictorias, y eso complicó mucho nuestro trabajo”.
A pesar de estas dificultades, Café San Marcos logró adaptarse y continuar con su misión de promover la cultura del café. Con una oferta de diez granos diferentes provenientes de Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Puebla y Colombia, la cafetería ha apostado por la diversidad de sabores, pero sobre todo fomentar y dar a conocer la calidad del café mexicano: “Nuestro país tiene uno de los mejores cafés a nivel mundial, y promoverlo nos llena de orgullo y satisfacción”, afirma Guillermo.
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En su momento, Café San Marcos enfrentó la llegada de las marcas transnacionales a México, lo que supuso un desafío inicial; no obstante, a largo plazo, estas empresas ayudaron a cambiar la percepción del café en México. “Al principio, fue un problema porque muchos jóvenes se fueron con ellos”, afirma Sumarán, “pero trajeron consigo la cultura del café y nuestras ventas empezaron a crecer. Antes, se creía que el café hacía daño, que no debían consumirlo los jóvenes o que afectaba el sueño. Ahora, esas creencias han cambiado”.
Guillermo también compartió los aprendizajes que le ha dejado su trayectoria como emprendedor: “Uno de los errores que cometimos fue intentar entrar a grandes cadenas comerciales, como Walmart. Es un error cuando eres una microempresa, porque las dinámicas de estas compañías te consumen con facilidad. Afortunadamente, salimos a tiempo y seguimos aquí. Si bien vendemos al menudeo, también surtimos a abarroteras y comercializadoras, pero bajo condiciones que como empresa, nos favorecen más”. En este sentido, para quienes desean emprender, Guillermo Sumarán comparte un consejo: “Hay que tener mucha resiliencia. Es difícil mantener un negocio en estos tiempos, pero si tienes la fuerza, el coraje y el valor para seguir adelante, puedes lograrlo”.
Uno de los grandes aciertos de Guillermo Sumarán radica en la diversificación de los granos de café, “antes, solo vendíamos planchuela, caracolillo y café torrificado”, señala, “ahora tenemos diez variedades diferentes. Eso nos ha permitido ofrecer más opciones a nuestros clientes y nos ha dado más flexibilidad en el mercado”. Además, la ubicación de la cafetería en la calle Madero ha sido crucial para su éxito, “siempre dicen que para que un negocio funcione necesitas tres cosas: ubicación, ubicación y ubicación. Nosotros estamos en una zona privilegiada y eso nos ha favorecido”, afirma.
Para Guillermo Sumarán, el valor y la originalidad son claves para emprender con éxito: “Si tienes una idea que nadie ha tenido, hazla. Por eso va a funcionar, porque nadie lo ha hecho. Anímate a intentarlo”.
Así, Café San Marcos permanece como un gran referente en Aguascalientes, no solo por la calidad de su café, sino por el legado de trabajo y dedicación que representa.
