Lilly Téllez, senadora del PAN y profesional en generar polémica, decidió que una letra era motivo suficiente para armar drama. ¿El motivo? Votó en contra de que la palabra “Presidenta” se incluya oficialmente en la Constitución Mexicana. Para Lilly, esto de ponerle una “A” a los cargos públicos no es prioridad porque, según ella, hay problemas más graves.
Y Claudia Sheinbaum no dejó pasar la oportunidad y celebró la aprobación del “Presidenta”. A lo que Lilly, como es su estilo, le contestó:
“La presidentE debería pelear contra el crimen organizado en lugar de pelear contra el idioma español. Las mujeres necesitan seguridad, salud, educación y empleo, no una A”.
Bueno, si a esas vamos la senadora debería legislar, en lugar de pelear contra una letra. Aunque, ojito, porque no olvidemos que en varias ocasiones también usó el “presidenta” para referirse a ella misma. Sí, la mismísima Lilly que votó contra la “A” la utilizó orgullosamente cuando anunció su candidatura presidencial en 2023. Qué curioso.
Perooo, claro, no es la primera vez que Lilly se ataca por el lenguaje inclusivo, en el pasado también se peleó contra el “todEs”. Y claramente también perdió.
“Lilly Téllez” y “Todes”:
Por el tweet de la senadora. pic.twitter.com/7Sz9UjHmPV— ¿Por qué es Tendencia? (@porktendencia) June 25, 2023
¿Es presidenta o presidente?
El gran debate que no debería ser debate: ¿se dice “presidenta” o “presidente”? Sólo porque Lilly y demás personas puristas de la lengua lo pidieron, ahí te va.
Primero lo primero: la Real Academia Española (RAE), esa institución que muchos usan como excusa para corregir a los demás, dice que ambas formas son correctas. Sí, incluso la RAE, que no se caracteriza precisamente por ser la más progresista, reconoce que “presidenta” es una palabra válida en español.
Entonces, ¿por qué tanta bronca? Porque más allá de lo gramatical, el lenguaje es político. Usar “presidenta” no sólo es correcto, sino que también visibiliza a las mujeres en roles históricamente dominados por hombres. Por siglos, se nos vendió la idea de que lo masculino era “neutro” y, por lo tanto, la única forma válida. Pero, sorpresa, las mujeres siempre han estado aquí y usar palabras como “presidenta” es un reconocimiento simbólico (y necesario).
Algo que mucha gente olvida es que la RAE no dicta cómo “debe” hablarse el español. Ellos simplemente observan cómo el idioma evoluciona y, eventualmente, actualizan sus diccionarios y guías. O sea, si una palabra se usa de forma masiva, termina siendo válida, porque el lenguaje lo hacemos las personas que lo hablamos, no una academia en Madrid. Así que, incluso si no estuviera en su diccionario, eso no quería decir que no podemos usar “presidenta”.
Entonces, ¿por qué a algunas personas les molesta? El problema no es la gramática, es el cambio. Hay quienes sienten que usar términos como “presidenta” o lenguaje inclusivo en general desafía su visión tradicional del mundo. Pero las lenguas son herramientas vivas, cambian con las sociedades.
¿Por qué decir que alguien habla “correctamente” es elitista?
Por otra parte, cuando Lilly dice que “no se dice todes, se dice todos” y llama a “hablar correctamente”, está reforzando una visión excluyente de la lengua. Hablar “correctamente” según estas normas suele estar asociado con tener acceso a educación formal y ciertos privilegios. Pero, ¿eso hace incorrectas las formas de hablar de comunidades marginadas o el uso del lenguaje inclusivo? Para nada.
El lenguaje no pertenece a una élite; es de todas las personas que lo usan y lo adaptan. Además, criticar a alguien por cómo habla puede perpetuar desigualdades y discriminar a quienes no tuvieron acceso a las mismas oportunidades educativas. Y no, decir “todes” no va destruir el lenguaje, pero sí va a visibilizar a comunidades marginadas.
Lilly, la “A” no es el problema
En lugar de pelear contra una vocal, quizá Lilly debería reflexionar sobre por qué tantas mujeres celebran este cambio. El lenguaje importa, y aunque no resuelve todo, es un paso hacia una sociedad más equitativa. Pero claro, cambiar una letra parece más escandaloso que cambiar ciertas ideas… al menos para Lilly.
