Parecía chiste, pero se convirtió en realidad. Tal y como lo había anunciado antes, Donald Trump no perdió el tiempo y en seguida que tomó poder como presidente de Estados Unidos firmó una orden ejecutiva para rebautizar el Golfo de México (al menos dentro de su país). Y como para que no quedara en palabras, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ya se puso las pilas.
Florida estrena el “Golfo de América” en órdenes oficiales
Minutos después de que Trump lanzara su propuesta, DeSantis firmó su propia orden ejecutiva y ya comenzó a referirse al famoso cuerpo de agua como el “Golfo de América”. Todo esto ocurrió en el marco de una tormenta invernal que afecta al norte de Florida, y en su comunicado oficial, el término “Golfo de América” ya apareció como si fuera de lo más normal.
“Considerando que un área de baja presión que se mueve a través del Golfo de América traerá un clima invernal generalizado…”, dice el documento firmado por DeSantis. Así, con toda la formalidad, empezó este intento de renombrar lo que por siglos ha sido el Golfo de México.
Seguirá siendo el Golfo de México en el resto del mundo
La presidenta Claudia Sheinbaum no tardó en responder a esta ocurrencia. En su mañanera, aclaró que el cambio de nombre sólo aplicará en la plataforma continental de Estados Unidos. Es decir, para ellos será el “Golfo de América”, pero para el resto del mundo y, obvio, para México, seguirá siendo el Golfo de México.
“Lo del Golfo de México dice (Trump) que le va a llamar Golfo de América en su plataforma continental. Para nosotros sigue siendo Golfo de México y para el mundo entero sigue siendo Golfo de México”, señaló Sheinbaum, recordando que el nombre está registrado ante organismos internacionales como la Organización Hidrográfica Internacional.
Cambiar el nombre no es tan fácil como parece
José Alfonso Suárez, historiador y político de la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia, ya había mencionado que el nombre “Golfo de México” no es cualquier cosa: tiene un peso histórico y está protegido por instancias internacionales. “Es un referente náutico desde el siglo XVI, mucho antes de que existieran los Estados Unidos”, subrayó cuando apenas Trump había anunciado su ocurrencia.
Así que, mientras Trump y DeSantis buscan imponer su nuevo nombre en documentos oficiales, el resto del mundo (y la historia) seguirán llamando a este cuerpo de agua como siempre lo hemos hecho: el Golfo de México.
