A sus 25 años, Valentina Gómez ha pasado de ser una figura casi desconocida a uno de los nombres más polémicos en la política estadounidense. De origen colombiano-estadounidense, Gómez aspira a representar al estado de Texas en el Congreso en 2026, respaldada por el movimiento MAGA (Make America Great Again).
Sin embargo, sus estrategias para ganar notoriedad han generado una ola de críticas, especialmente tras un video que muchos califican como un llamado a la violencia.
La controversia explotó en vísperas de Navidad, cuando Gómez publicó en X un video donde, con pistola en mano, simulaba la ejecución de un inmigrante. En el clip, pedía: “Ejecuciones públicas para cualquier inmigrante ilegal que viole o mate a un estadounidense”.
El clip se viralizó rápidamente, acumulando decenas de miles de reacciones y comentarios, muchos de ellos en apoyo, mientras otros la condenaban por incitar al odio.
Aunque la plataforma restringió el contenido debido a su naturaleza violenta, la cuenta de Gómez fue reactivada horas después. Ella, lejos de retractarse, respondió con tono desafiante: “La restricción de mi video y la suspensión de mi cuenta demuestran que soy la mayor amenaza para el sistema porque digo las cosas como las veo, doy esperanza a la gente y no necesito su dinero”.
Su trayectoria y discurso provocador
Valentina Gómez nació en Medellín, Colombia, y se mudó a Estados Unidos, donde completó sus estudios en la Central Connecticut State University y obtuvo un MBA en la Tulane Freeman School of Business. Su incursión en la política comenzó hace poco, durante las primarias republicanas en Misuri, donde buscaba el puesto de secretaria de Estado. Desde entonces, ha utilizado una retórica de odio para ganar atención, con mensajes abiertamente homofóbicos y conservadores.
En las primarias, que se llevaron a cabo el pasado agosto, Gómez obtuvo apenas el 7.5% de los votos, quedando en sexto lugar. A pesar del fracaso, sus mensajes polarizantes, como uno en el que criticaba a unas jugadoras lesbianas de la selección de baloncesto femenino diciendo: “En Estados Unidos puedes ser lo que quieras, así que no seas débil y gay”, le ganaron notoriedad en redes sociales. Ahora, parece estar redoblando sus esfuerzos con estrategias aún más radicales.
El pasado 18 de diciembre, lanzó oficialmente su campaña para el Congreso con el mensaje: “Me importa un bledo lo que los burócratas en Washington D.C. piensen de mí. He venido a Texas para decir la verdad, detener a los sinvergüenzas, y salvar a los niños”.
I’m running for Congress in Texas.
I don’t fear pdfs, criminals, or the crooks in DC. I only fear God. pic.twitter.com/sWiZBOdTmf— Valentina Gomez (@ValentinaForUSA) December 18, 2024
Crimen e inmigración, un mito alimentado por el odio
El video de Gómez no sólo ha indignado a activistas y defensores de derechos humanos, sino que también pone de manifiesto un problema creciente: el discurso de odio contra los inmigrantes. Aunque ella busca justificar sus palabras afirmando que los indocumentados son responsables de una ola de crímenes, los datos oficiales cuentan otra historia.
Estudios recientes demuestran que los inmigrantes sin documentos cometen menos crímenes que los ciudadanos estadounidenses. Según el profesor Ran Abramitzky, de Stanford, los hombres inmigrantes tienen un 60% menos de probabilidades de ser encarcelados en comparación con los hombres nacidos en Estados Unidos.
Culpar a toda la comunidad de inmigrantes indocumentados por los delitos de unos pocos no tiene base en la realidad. A pesar del aumento en la llegada de inmigrantes en los últimos años, el crimen, especialmente el violento, ha disminuido en Estados Unidos.
Según cifras recientes del FBI, tras un alza durante la pandemia, los delitos violentos bajaron un 15.2% en el primer trimestre de este año, con caídas del 26.4% en asesinatos, 17.8% en robos y 12.5% en asaltos graves. Estas cifras desmienten la narrativa de criminalidad generalizada atribuida a los indocumentados.
La criminóloga Leslie Reid también señala que quienes emigran suelen evitar cualquier interacción con el sistema de justicia para no exponerse a una posible deportación.
Además, en ciudades como Nueva York, que han recibido grandes oleadas de inmigrantes, las tasas de delincuencia han disminuido. De acuerdo con un informe del Departamento de Policía de Nueva York, en 2023 se registraron menos delitos en comparación con años anteriores, desafiando las narrativas que vinculan a los migrantes con el crimen.
Un discurso que fomenta el odio
Las declaraciones de Gómez se enmarcan en un clima político cada vez más hostil hacia los inmigrantes. Desde la campaña de Donald Trump en 2016, los inmigrantes han sido presentados como una amenaza, alimentando el miedo entre sectores conservadores. Según la criminóloga Leslie Reid, este fenómeno se debe en parte a la necesidad de buscar chivos expiatorios para problemas complejos, como lo son las causas de la violencia.
Personajes como Gómez y Trump, no parecen realmente interesados en combatir la violencia y delincuencia, únicamente lo usan como excusa para seguir perpetuando narrativas de odio racial. Aunque las estadísticas contradicen sus afirmaciones, muchos estadounidenses conservadores siguen percibiendo a los migrantes como una amenaza, una narrativa que este tipo de personajes explota para ganar terreno político.
Mientras este tipo de mensajes alimenta estigmas, también hace crecer ciertos tipos de delitos: los de odio. Según datos del FBI, los crímenes motivados por razones raciales han incrementado en los últimos años, mientras que otros tipos de delitos han disminuido.
En un país históricamente construido por inmigrantes, el ascenso de figuras como Gómez y Trump pone en evidencia los retos de una sociedad polarizada, donde el miedo y la desinformación pueden convertirse en herramientas políticas.
