¿Antídoto o veneno? La Psicología Pop: La Psicología en la Era de las Redes Sociales - LJA Aguascalientes
14/02/2025

En la última década, las redes sociales han revolucionado la forma en que consumimos información, incluyendo contenidos relacionados con la salud mental. Esta democratización ha permitido que conceptos psicológicos lleguen a un público más amplio, contribuyendo a la concientización sobre la importancia del bienestar emocional. Sin embargo, esta tendencia también ha derivado en la simplificación excesiva de términos clínicos, la proliferación de pseudoexpertos y el peligroso auge del autodiagnóstico.

Muchas personas, principalmente los famosos influencers de salud mental, teorizan y difunden información de este tipo desde sus redes sociales, ofreciendo la posibilidad de formar un breve pero, a los ojos de quienes buscan respuestas inmediatas, “efectivo” autodiagnóstico o, sencillamente, ponerle nombre a las situaciones por las que atraviesan. Este fenómeno tiene un nombre: es conocido como psicología pop.

Hablamos con las psicólogas Cynthia Velasco Márquez y Maricarmen Acevedo, ambas dedicadas a la psicoterapia, para que nos compartieran más acerca de esta tendencia, sus posibles riesgos y cómo podemos acercarnos a este tipo de contenido desde una perspectiva crítica.

Primero lo bueno, ¿qué es la psicología pop?

Conocida también como psicología popular, es la difusión de conceptos, teorías e información general de la psicología que está al alcance de todo tipo de usuario. Esta tendencia se traduce en acceso a información sobre salud mental que va desde libros de autoayuda hasta influencers en redes sociales. Parte de las ideas que promueve la psicología pop incluyen motivar a las personas a interesarse por este contenido y concientizar sobre diferentes tipos de trastornos, condiciones o diagnósticos mediante plataformas como Instagram, TikTok o Facebook.

Sin embargo, consumir este tipo de contenido conlleva una pequeña trampa: la banalización de temas complejos al presentarlos de forma simplificada y, muchas veces, fuera de contexto.

Los riesgos de la psicología pop: banalización y autodiagnósticos

Tanto la psicóloga Cynthia Velasco como la psicóloga Maricarmen Acevedo coinciden en que la llegada de esta información a redes sociales ha provocado una banalización no solo de términos psicológicos, sino también de trastornos mentales. ¿Pero cómo llegamos a este punto?

Durante la pandemia por COVID-19, generamos una conexión más fuerte con las redes sociales. Hubo una mayor aceptación de la salud mental porque nos dimos cuenta de que todxs necesitamos un soporte para enfrentar el encierro y la incertidumbre. Fue entonces cuando el contenido sobre salud mental tuvo un auge significativo, convirtiéndose en un consuelo para muchas personas. Con ello llegaron los influencers de salud mental, quienes comenzaron a hablar de estos temas libremente, desde un genuino deseo de informar, concientizar y acompañar. No obstante, con el tiempo, el interés por el tema se convirtió en un lucrativo nicho que fue explotado hasta el abuso.

Por un lado, la psicóloga y terapeuta Cynthia Velasco menciona que uno de los beneficios de la difusión de términos psicológicos es el acercamiento a la información, ya que normalizan conceptos y contrarrestan estigmas sobre la salud mental.


Llegue a tener una paciente que venía a escondidas porque su familia no creían en el tema de la terapia, llegando a condenar los padecimientos mentales desde su creencia religiosa, sin embargo, ella se sentía muy mal, (…) en algún momento le pidieron hacer una investigación sobre la ansiedad. En razón a esa investigación empezó a hacer clic con ciertas cosas que ella sentía y fue así como logró canalizarse a sí misma a un proceso terapéutico” comparte Cynthia.

Pero no siempre es así. Como usuarios, es mucho más sencillo acudir a una plataforma para preguntar si lo que sentimos es un ataque de ansiedad que agendar una cita con un profesional. En este sentido, la psicóloga Acevedo señala que al consumir este tipo de contenido predomina una falta de juicio crítico.

“Nos resulta más fácil conectar con lo que queremos escuchar, llegando a influir en nuestros comportamientos y sentimientos. Sin embargo, rara vez se aborda la salud mental con rigor científico en redes sociales; se omite la complejidad de un diagnóstico y, en consecuencia, se trivializa el trabajo del psicólogo”, afirma Acevedo.

Esto nos lleva a uno de los fenómenos más preocupantes derivados de esta tendencia: el autodiagnóstico. Es común ver a usuarios de TikTok o Instagram consumiendo videos que describen síntomas de trastornos como el autismo o el TDAH, y concluir: “Creo que soy autista”. Aunque es posible compartir ciertos rasgos, lo más probable es que no pertenezcan al espectro autista ni a otro trastorno descrito.

Y es que pongámoslo de esta manera: tuviste un episodio que nunca habías experimentado o sabido identificar, entonces googleas los síntomas y empiezas a identificar información relevante, haces las conexiones y llegas a la conclusión que lo tuyo es un caso de depresión severa, ansiedad crónica o “trastorno límite de la personalidad”. Convencido de esto, contactas a un profesional de salud mental con la esperanza de que te recete medicamentos que piensas que ayudarán, pero no recibes la respuesta que esperabas, pues no te pueden recetar medicamentos porque esto puede, ahora sí, resultar perjudicial para tu salud. ¿Entonces a quién le crees más, al profesional que cuenta con licencias o al TikTok viral que encontraste con más de 1 millón de visualizaciones?

Es importante reconocer que esta tendencia ha provocado una creencia de que “no necesitamos ayuda profesional”, optando por medios alternativos con mayor accesibilidad, supuestamente gratis y que no requieren un verdadero compromiso de nuestra parte. Pero esto solo desencadena un montón de diagnósticos erróneos, tratamientos inadecuados y confusiones al momento de describir e identificar algunos síntomas.

“Cuando los pacientes llegan a consulta, a menudo ya tienen una idea preconcebida de su problema. Si el diagnóstico profesional contradice lo que pensaban, puede haber cierta desconfianza hacia el especialista y resistencia al tratamiento”, menciona Cynthia en su experiencia.

Dado que esta resistencia puede obstaculizar el proceso terapéutico, también puede retrasar la búsqueda de ayuda profesional adecuada, así como la obtención de un tratamiento adecuado.

Creadores de contenido y usuarios: responsabilidades frente a la psicología pop 

Después del COVID-19, surgió un mejor entendimiento y aceptación de la salud mental. Muchas personas comenzaron a reconocer malestares emocionales y nombrarlos como problemas verdaderos. Otras se vieron motivadas a dar el primer paso hacia una búsqueda de ayuda profesional o simplemente se interesaron más en generar un diálogo más abierto y empático sobre el bienestar emocional. Mucho de esto se debe a la exposición de este tema en redes sociales, pero es importante saber cómo utilizar esta herramienta correctamente para evitar caer en falsos diagnósticos, falta de crítica y falta de madurez emocional.

Por un lado, la psicóloga Velasco menciona que no deberíamos tomar toda la información de la psicología pop como una verdad absoluta. Más bien, si queremos ser responsables al momento de consumir este tipo de contenido, podríamos optar por tomarlo como una guía inicial. Por otra parte, la psicóloga Acevedo recomienda cuestionar todo lo que estamos consumiendo en línea y no perder de vista que todo el contenido en redes sociales tiene un fin comercial.

Como creadores de contenidos, es primordial abordar estos temas con la seriedad que merecen, reconociendo siempre la importancia de la intervención de profesionales. Contar con la formación adecuada, evitar presentar información general como diagnósticos definitivos, e invitar a los seguidores a buscar un diagnóstico y tratamiento personalizado facilitará la convivencia entre usuario-creador. Como consumidores,  es esencial verificar la credibilidad de nuestras fuentes, así como no tomar la información presentada en redes sociales como verdades absolutas. Cuestionar y contrastar los datos con profesionales de la salud mental es clave para evitar malentendidos y posibles perjuicios.

La Importancia de Acudir a Profesionales de la Salud Mental

Recordemos que el mundo, las personas, la tecnología y la información evoluciona rápidamente, lo cual nos hace caer en la convicción de que podemos dominar cualquier tema. Si bien la difusión de información sobre salud mental en redes sociales ha contribuido a visibilizar y desestigmatizar estos temas, no sustituye la necesidad de acudir a profesionales capacitados para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado.

La psicóloga Acevedo menciona que si vamos a buscar información en línea, optemos por acceder a sitios científicos. Un sitio web que recomienda es Ayuda para depresión (ADEP), que ofrece información sobre la depresión y un programa de autoayuda, completamente gratuito. Acevedo también comparte:

así como buscan en Google Maps los restaurantes cerca de mí, poder buscar también instituciones de salud mental cerca de mí, o bien, acercarse a las universidades donde se imparte la carrera de Psicología.”  

También es importante ser selectivos con lo que consumimos. “Hoy en día, es posible consumir contenido de 10 creadores distintos en apenas cinco minutos. Esto nos obliga a investigar quiénes son las personas detrás de la información que seguimos”. Nos comparte Velasco, y nos invita a priorizar la calidad sobre la cantidad evitando dejarnos llevar por ideas que, aunque parezcan atractivas, pueden carecer de sustento profesional.

Vía Tercera Vía


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