El arte es parte de la vida de todas las personas. El arte expresa ideas, sentimientos, emociones, percepciones o hechos; algunos lo ven como una forma de pensar más allá de la realidad, pero también como una manera de conectar con nosotros mismos o con las demás personas. El arte abarca gran parte de nuestra vida, ¿pero por qué no lo valoramos?
Un artista no es solo quien estudia artes visuales o se dedica a poner zapatos en galerías, un artista pinta, baila, canta, escribe, construye, toma fotografías, diseña ropa, interpreta, actúa, toca instrumentos. Un artista es aquella mujer en el parque que pinta el lago; es aquel niño que pinta las paredes con animales y flores; un artista es la abuela bailando hasta cansarse en las fiestas familiares; es el amigo que toma fotos a todo en su alrededor para “guardar el momento por siempre”; un artista es mamá que se esfuerza en hacer los mejores disfraces para su hijo; un artista eres tú cuando compartes tu canción favorita y esto convierte nuestro mundo en una obra de arte. Sin importar que el arte nos rodee día a día, rara vez lo volteamos a ver o le damos el reconocimiento que requiere.
En México, tenemos figuras muy importantes de la danza, como Isaac Hernández, originario de Guadalajara, Jalisco, quien se convirtió en el primer bailarín principal de nuestro país en el American Ballet Theatre, en Nueva York, una de las compañías más importantes a nivel mundial en la danza. Elisa Carrillo, por otro lado, es la primera mujer mexicana en llegar a una de las mejores compañías en Europa; sin embargo, no todos corrimos con la misma suerte, ya que solo 3 de cada 10 bailarines en México logran vivir realmente del arte y alcanzar un puesto y sueldo estables; el resto no logra llegar a la cima y sigue entregando una gran parte de su vida al arte, al punto de que, con el tiempo, se convierte en nuestro escape. Al final, parece que el mundo aprecia y valora más nuestros bailes folclóricos y nuestra música regional que nosotros mismos como mexicanos. Es curioso cómo nuestro folclor, tan nuestro, es reconocido y adorado en lugares tan lejanos como la República Checa, Eslovaquia o Rumanía, mientras que en casa a veces no lo valoramos tanto.
Si todo es así, ¿por qué no reconocemos más a nuestros artistas mexicanos? Necesitamos cambiar nuestra manera de ver el arte y dejar de juzgar a los artistas que nos representan con tanto orgullo. Aguascalientes es una de las ciudades con más vida cultural en México, solo que nosotros, como aguascalentenses, somos los últimos en notarlo; hay numerosas escuelas de arte, sin contar la Universidad de las Artes de Aguascalientes, que, al igual que el resto de las academias, no recibe el apoyo y reconocimiento que merece por parte de nuestra sociedad.
Está comprobado que el arte supone muchos beneficios para el ser humano. En cualquiera de sus representaciones, contribuye a mejorar nuestro bienestar emocional, psicológico y físicos; nos ayuda a expresar lo que no podemos decir con palabras, a manejar la ansiedad, estrés y depresión de una mejor manera. El arte salva vidas en los hospitales, en las clínicas geriátricas, en escuelas, centros de salud mental, e incluso en nuestras propias casas.
El arte nos rodea en cada expresión creativa de nuestro día a día, brindándonos una identidad. A pesar de su impacto positivo en nuestra sociedad, sigue siendo subestimado, especialmente en nuestro país, donde los artistas talentosos luchan por obtener el reconocimiento y apoyo que merecen. Es momento de cambiar esta perspectiva y valorar el arte y a quienes lo crean. Necesitamos una sociedad llena de comentarios constructivos; ya tenemos suficientes negativos. Te invito a observar a tu alrededor, a conectar con el arte y contigo mismo. Sé un artista consciente y trabajemos juntos para darle al arte el lugar que merece. Mira nuestro entorno con otros ojos, aprecia la belleza que nos rodea. El arte no solo embellece la vida, también la transforma.