Guerra de aranceles
Febrero inició con un clima internacional que se vio afectado por turbulencias debido a la presión comercial ejercida por el gobierno de Donald Trump sobre sus principales socios: México y Canadá. Inicialmente, se anunció que, a partir del primer minuto del mes, se impondría un arancel del 25% a toda mercancía que ingresara a territorio estadounidense mientras persistiera la situación de inseguridad.
Esta medida, celebrada por algunos sectores en EUA, tuvo consecuencias significativas: el peso superó la barrera de los 21 pesos por dólar, varios productos manufacturados en México aumentaron de precio e incluso escasearon en algunos supermercados, como lo evidenciaron numerosos usuarios en redes sociales.
Todos perdemos
Tan solo el año pasado, México aportó el 15.9% del comercio total de Estados Unidos, alcanzando exportaciones por 424,400 millones de dólares. De acuerdo con la Secretaría de Economía del Gobierno de México, las diez principales exportaciones mexicanas a Estados Unidos incluyen: partes y accesorios de vehículos, automóviles, tractocamiones, equipo de cómputo, alambres y cables, tractores, instrumentos y aparatos de uso médico, teléfonos celulares, monitores y proyectores, así como controles de energía eléctrica. Además, productos como frutas, vegetales, cerveza y tequila representan en conjunto exportaciones por más de 10,000 millones de dólares.
La imposición de aranceles tendría un impacto directo en el consumidor final, quien terminaría pagando las consecuencias. Esto desencadenaría una reacción en cadena: primeramente, tendría lugar una disminución del consumo, lo que provocaría afectaciones en la producción; en seguida, ocurriría una caída en las exportaciones que eventualmente se traduciría en una escasez de productos. En conjunto, esta dinámica conduciría a una desaceleración económica y un menor crecimiento en la región.
En definitiva, estas medidas podrían generar un impacto negativo no solo para México, sino también para Estados Unidos y Canadá, afectando la estabilidad del bloque comercial del T-MEC.
T-MEC en incertidumbre
Con estas intenciones de Donald Trump, todo apunta a que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) penda de un hilo. Recordemos que en 2025 se llevará a cabo la revisión de dicho tratado, y en esas negociaciones solo hay tres posibles escenarios: su continuidad, su modificación o su cancelación total.
Ante este panorama, es evidente que Trump está poniendo a prueba a los gobiernos, especialmente al de México, para evaluar su disposición a negociar o ceder. Sin embargo, no debemos olvidar que México no es el único país afectado por la imposición de aranceles: a China se le impuso un 10%, y la Unión Europea también enfrenta la amenaza de un 25%.
Si el tema arancelario persiste, en México veremos consecuencias en los precios de la gasolina, ya que aún dependemos de la refinación en Estados Unidos debido a la falta de infraestructura para cubrir la demanda interna. Además, la refinería de Dos Bocas sigue operando a menos del 10% de su capacidad, lo que agrava el problema. A esto se sumaría un incremento en los precios de algunos productos de la canasta básica, afectando directamente a los consumidores.
Gobierno de México mesurado
A diferencia de Canadá, que ya respondió a los aranceles replicando la medida e imponiendo un 25% a toda mercancía proveniente de Estados Unidos, el Gobierno de México ha mantenido una postura mesurada. Esto, a pesar de las presiones de diversos grupos políticos que han intentado aprovechar la situación en su beneficio.
Hasta el momento, la mandataria Claudia Sheinbaum parece mantener la cabeza fría, y, de entrada, es positivo que no haya respondido a los aranceles con más aranceles. Sin embargo, tras el diálogo con Donald Trump, el único logro bilateral obtenido ha sido frenar la imposición de aranceles por un mes, lo que deja el problema sin una solución definitiva.
El riesgo persiste, ya que Trump puede seguir utilizando la guerra arancelaria como herramienta de presión cada vez que quiera obtener algo, de manera similar a un niño haciendo un berrinche.
Por otro lado, México debe evaluar hasta qué punto puede cumplir lo prometido a Estados Unidos, considerando que no se han revelado todos los acuerdos alcanzados. Lo único confirmado hasta ahora es el envío de más seguridad a la frontera para reducir la migración. A cambio, Trump se comprometió a abordar el tema del contrabando de armas hacia México.
Además, Sheinbaum asumió el compromiso de combatir la inseguridad, lo que implica enfrentar al crimen organizado y desmantelar el tráfico de drogas.
¿Se viene otra guerra contra el narcotráfico?
Todos los acuerdos tomados por ambos mandatarios dejan un sabor amargo, ya que surge la inquietud de si esto conducirá a una nueva guerra contra el narcotráfico, similar a la que se llevó a cabo durante el gobierno de Felipe Calderón; sin embargo, dado el contexto actual, esto podría desencadenar consecuencias inimaginables en términos de inseguridad.
Lo que es un hecho es que ambos países juegan un papel clave en el tráfico de drogas. México es cómplice al no frenar la violencia entre cárteles y permitir que algunos funcionarios corruptos colaboren con ellos, lo que provoca una constante disputa territorial entre grupos del crimen organizado. EUA, por su parte, es cómplice del crimen organizado al no implementar políticas públicas de salud enfocadas en reducir el índice de adicciones. Es bien sabido que EUA es el mayor consumidor de sustancias ilegales, y mientras la demanda siga existiendo, el crimen organizado no dejará de producir y traficar drogas.
¿Y tú qué, compadre?
En medio de la guerra arancelaria, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, también quiso sumarse a la discusión y anunció que impondrá aranceles del 27 % a México. ¿Nos tienes con el pendiente? La realidad es que ni siquiera tenemos tratados comerciales con Ecuador, por lo que este anuncio parece más un intento de llamar la atención y quedar bien con Donald Trump. Con todo respeto, tenemos asuntos más importantes que atender con nuestro principal socio comercial.
Semana difícil en seguridad
La semana pasada fue una de las más complicadas en materia de seguridad, recordando los narcobloqueos de meses anteriores. Después del “jueves negro” versión 2.0, el viernes y sábado continuaron los asesinatos en comunidades y municipios del estado, lo que ha generado un clima de inestabilidad creciente.
A pocas semanas de que inicie la Verbena Abrileña, la situación preocupa. Lo que es un hecho es que el ingreso de armas a Aguascalientes ha aumentado considerablemente, reflejándose en la frecuencia de atentados y homicidios con armas de fuego.
Tan solo este fin de semana, unos ladrones de baterías para autos portaban un arma y, al ser descubiertos, no dudaron en detonarla. Es fundamental que las autoridades tomen en cuenta este aumento de violencia al diseñar la política de seguridad para la próxima Feria de San Marcos.