Justicia y vocación: la vida jurídica del magistrado Juan Rojas García - LJA Aguascalientes
15/02/2025

  • Juan Rojas García recuerda su inesperado ingreso a la carrera judicial y su crecimiento profesional
  • Su legado en el Poder Judicial incluye la modernización, transparencia y una universidad para la formación de futuros jueces
  • Planea continuar su labor docente tras su próxima jubilación

El destino de Juan Rojas García dentro del Poder Judicial de Aguascalientes no estaba escrito cuando decidió estudiar Derecho. Su interés inicial por la carrera nació más de la conversación con amigos que de una vocación definida. Sin embargo, con el tiempo, las cuestiones jurídicas se convirtieron en su pasión y su camino profesional. Hoy, tras tres décadas de servicio, se prepara para cerrar un ciclo como magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia y del Consejo de la Judicatura de nuestro estado.

“Entré sin tener una idea clara de lo que quería hacer. Mis compañeros de la prepa tenían familiares abogados, y en esas charlas me nació la curiosidad. Presentamos examen juntos, pero sólo yo fui aceptado. Me quedé y aprendí a amar la carrera”, recuerda.

Desde los primeros semestres, se involucró con la práctica profesional. Su primer empleo en un despacho lo llevó a conocer los juzgados y a comprender la mecánica del sistema judicial. Su intención inicial era montar su propio despacho privado, pero el destino le tenía preparado otro rumbo.

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El inicio de una carrera judicial

Su primer paso en el Poder Judicial llegó de manera fortuita. Mientras trabajaba como asesor en la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, vio una convocatoria para ingresar como proyectista. Era 1995 y se creaba por primera vez esta figura dentro de los juzgados: “Vi la convocatoria en los pasillos, mientras revisaba expedientes. Me pareció interesante y decidí intentarlo”, cuenta. Presentó el examen y fue aceptado. Y fue así cómo comenzó una carrera que lo llevaría a ascender dentro de la estructura judicial.

En aquellos primeros años, trabajó con diversos jueces, entre ellos el licenciado Hugo Márquez, quien inicialmente no estaba convencido de la necesidad de un proyectista en su juzgado: “Me dijo: ‘Yo no necesito proyectista porque yo hago todas mis resoluciones’, pero con el tiempo, me gané un espacio y me permitieron apoyar en el trabajo del juzgado”, recuerda entre risas.

El camino continuó con su designación como juez mixto en el año 2000, en el municipio de Calvillo: “Fueron tiempos de mucho aprendizaje. En los juzgados mixtos te enfrentas a todo tipo de asuntos: civil, mercantil, penal y familiar. Prácticamente, éramos sólo el secretario y yo, pero fue una etapa enriquecedora”.


 

El ascenso al Supremo Tribunal

Tras varios años en Calvillo, fue trasladado a la capital, donde ocupó distintos juzgados en materia familiar. Su desempeño le permitió ascender en la estructura judicial hasta que, a los 40 años, fue nombrado magistrado: “Cuando entré al Poder Judicial tenía 23 años, así que cuando llegué a magistrado ya tenía un recorrido importante”.

Como juez familiar, enfrentó casos que le dejaron huella: “Lo más gratificante es ver que tomaste una decisión que cambió la vida de alguien para bien. Hay casos en los que puedes ver que una familia se recompuso, que niños tienen las mejores oportunidades de vida, que una resolución logró estabilidad. Eso es lo que hace que todo el esfuerzo valga la pena”.

 

Reflexiones y legado

A unos meses de su retiro, Juan Rojas García reflexiona sobre lo que cambiaría de su carrera: “Cuando eres joven, quieres demostrar tu valía, trabajas sin descanso y sacrificas tiempo personal. Con el tiempo te das cuenta de que a veces valdría la pena equilibrar mejor. Ahora, veo hacia atrás y pienso que quizá debí reservar más tiempo para mi familia”.

Sin embargo, su legado es claro: “Espero dejar un Poder Judicial mejor al que recibí. Más moderno, transparente y accesible. Uno de los proyectos que más me enorgullece es la creación de la universidad judicial, que será el semillero de futuros jueces y operadores del sistema de justicia”.

Con su salida programada para el próximo 31 de agosto, su siguiente reto posiblemente estará en la docencia: “Siempre he tenido una pasión por enseñar. Antes daba clases en la Universidad Panamericana y en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Me alejé cuando asumí la presidencia del Tribunal, pero ahora planeo retomar esa faceta. Eso sí, no con la intensidad con la que trabajaba aquí”.

Finalmente, su mensaje a los trabajadores del Poder Judicial es claro: “Tengan fe en la justicia. A veces el panorama puede verse oscuro, pero mientras estemos aquí, podemos hacer que las cosas mejoren”.


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