- Ivonne Monroy ha consolidado Kementári como una marca de bisutería y artesanía con más de 28 años de trayectoria y 15 años en mercados y festivales
- Su mayor desafío ha sido educar al público sobre el valor del trabajo artesanal y la dedicación que implica cada pieza
- Recientemente, participó en el Festival De Corazón Artesano, destacando la importancia de estos espacios para promover la artesanía local
Con más de 28 años de trayectoria, Ivonne Monroy, fundadora de Kementári, ha convertido su pasión en un oficio que combina arte, paciencia y dedicación. Su marca, con más de 15 años de presencia en mercados y festivales, se especializa en la creación de bisutería artesanal, alambrismo y productos de piel, con un estilo inspirado en la naturaleza, la magia y lo espiritual.
El camino de Ivonne en la artesanía comenzó en su adolescencia, cuando descubrió que podía crear piezas únicas con sus propias manos: “Es algo que surgió de mí, de la necesidad de hacer algo con lo que tenía a mi alcance”, comentó.
Con el tiempo, perfeccionó su técnica experimentando con materiales como alambre, piedras naturales y piel, hasta consolidar Kementári, un nombre que evoca un mundo de fantasía y naturaleza.
Toda su producción es completamente artesanal y hecha por ella, con la única excepción de los muñecos de crochet, que elabora su madre. Desde pulseras hasta elaborados arbolitos de la vida, cada pieza refleja su estilo y visión artística.
“Mis diseños están inspirados en el bosque, las hadas, lo pagano y lo místico. Me baso en lo que veo en series, películas y en la naturaleza misma”, explicó.
Uno de los mayores desafíos que ha enfrentado es educar al público sobre el valor del trabajo hecho a mano: “El reto más grande es que la gente entienda que las piezas artesanales valen lo que cuestan. No es solo ‘una vueltita de alambre’, es un trabajo de prueba y error, de muchas horas, noches de desvelo y años de experiencia”, señaló.
Si bien reconoce que actualmente hay una mayor conciencia sobre el valor del trabajo artesanal y menos tendencia a regatear, lograr que su labor sea apreciada en su justa medida sigue siendo un desafío.
Para Ivonne, una de las mayores satisfacciones es ver la reacción de sus clientes al descubrir sus creaciones.
“Es bonito cuando alguien ve mi trabajo y dice ‘lo quiero’ sin dudarlo. Pero lo más gratificante es encontrarme con alguien usando algo que hice. A veces no recuerdan quién lo creó, pero yo lo reconozco al instante”, contó emocionada.
Kementári ofrece una amplia variedad de productos, con precios que van desde los 25 hasta los 1,000 pesos, dependiendo de los materiales y el nivel de detalle de cada pieza.
Recientemente, la marca participó en el Festival De Corazón Artesano, un espacio que reúne a creadores locales y que le permitió compartir su trabajo con más personas: “Es fundamental contar con estos espacios donde la gente pueda conocer y valorar el trabajo artesanal”, destacó.
Para Ivonne, su labor es más que un oficio; es una forma de expresar su creatividad y conectar con quienes buscan piezas únicas con significado.
Kementári no solo es una marca, sino un reflejo del arte, la dedicación y la pasión por lo hecho a mano, un recordatorio de que cada pieza artesanal cuenta una historia y tiene un valor que va más allá de su precio.




