Con el inicio del nuevo periodo legislativo, el Congreso de la Unión se prepara para discutir una serie de reformas enviadas por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Entre ellas, destaca la denominada “Ley contra el Nepotismo”, una iniciativa que busca prohibir que familiares inmediatos de funcionarios en cargos de elección popular los sucedan en el puesto de manera consecutiva. Esta medida se suma a la eliminación de la reelección en ciertos cargos, marcando un giro en la configuración política del país.
Sheinbaum ha enmarcado esta iniciativa dentro de un esfuerzo por “recuperar la esencia de la Constitución de 1917”. Este argumento remite al principio de “sufragio efectivo, no reelección”, con el cual se buscaba evitar la perpetuación de grupos de poder a través de dinastías políticas como los Yunez, los Batres, los Alcalde, los Monreal, los Salgado, entre otras familias políticas alineadas a Morena.
La práctica del nepotismo, definida como la asignación de cargos públicos a familiares sin un criterio basado en el mérito, ha sido una constante en la política mexicana. Tanto en administraciones pasadas como en la actual, los lazos familiares han sido una vía frecuente de ascenso al poder. La iniciativa de Sheinbaum plantea que para contender por un cargo que ocupó un familiar inmediato, el aspirante deberá esperar al menos un periodo electoral, evitando así la transición inmediata de un mismo apellido en el poder.
Alcances y Posibles Consecuencias de la Reforma
Si bien la reforma ha sido presentada como un esfuerzo por fortalecer la democracia y evitar la “herencia” de cargos públicos, también ha generado críticas y cuestionamientos.
Uno de los puntos que más ha llamado la atención es el impacto directo que tendrá en políticos activos con familiares en el poder. Tal es el caso del senador Saúl Monreal, hermano del gobernador de Zacatecas, y de Félix Salgado Macedonio, cuyo parentesco con la actual gobernadora de Guerrero los inhabilitaría para contender en 2027. De aprobarse la ley, estos políticos podrán buscar dichos cargos hasta 2033, lo que implica una pausa en sus aspiraciones políticas inmediatas.
Además, algunos analistas señalan que la aplicación de esta ley podría resultar desigual, dado que muchas familias políticas ya se han consolidado en posiciones estratégicas. Por ejemplo, el reciente nombramiento de la hija de Ricardo Monreal en un cargo relevante, la permanencia de la familia Batres en puestos públicos o la consolidación de la familia Alcalde en la administración federal, plantean dudas sobre si la reforma tendrá un impacto real en la estructura de poder o si simplemente regulará la sucesión inmediata.
Entre el Simbolismo y la Aplicabilidad
Si bien la iniciativa ha sido bien recibida en ciertos sectores de la opinión pública, existe escepticismo sobre su aplicabilidad real. Históricamente, la normatividad en México ha tenido problemas en su implementación efectiva, y las interpretaciones legales pueden abrir puertas a excepciones.
Críticos de la reforma se preguntan si realmente evitará la concentración del poder en ciertos grupos o si será utilizada selectivamente para frenar a adversarios políticos mientras se permite la permanencia de figuras afines a Morena. La posibilidad de que la ley se convierta en “un simple gasto de tinta en la reimpresión de la Constitución” es un temor latente entre sectores que consideran que el problema del nepotismo va más allá de una simple disposición legal.
El Debate Legislativo y las Perspectivas Futuras
Con una mayoría legislativa en el Congreso, la aprobación de la reforma parece inminente. Morena y sus aliados han respaldado la propuesta, considerándola un paso fundamental para garantizar la equidad en los procesos electorales y evitar que los cargos se conviertan en dinastías hereditarias.
Los diputados federales de Morena, Jesús Ibarra y Ana Ayala, han defendido la reforma como una “demanda ciudadana” que permitirá abrir espacios a nuevos liderazgos políticos basados en el mérito y no en el apellido. Según sus declaraciones, la aprobación de esta medida contribuiría a fortalecer la democracia y devolver la confianza en las instituciones.
Sin embargo, la oposición podría buscar mecanismos para cuestionar la constitucionalidad de la medida, especialmente si se percibe que su aplicación es parcial o discrecional. En este contexto, la implementación de la reforma será clave para determinar si realmente marcará un cambio en la política mexicana o si se convertirá en otro esfuerzo fallido por combatir las redes de poder heredadas.
¿Un Verdadero Cambio o una Jugada Política?
La reforma antinepotismo de Claudia Sheinbaum es, sin duda, una propuesta ambiciosa que responde a una crítica histórica sobre la política mexicana. No obstante, el verdadero reto será garantizar que su aplicación sea equitativa y efectiva, evitando que se convierta en un instrumento de control selectivo dentro de la arena política.
Si bien el discurso oficial presenta esta medida como un paso hacia la democratización del acceso al poder, el escepticismo sobre su implementación sigue siendo válido. En un país donde la ley no siempre se aplica de manera pareja, la pregunta sigue en el aire: ¿será este el fin de los apellidos en el poder o simplemente una estrategia para reconfigurar el mapa político sin afectar a los grupos afines al gobierno?