Bajo presión Tregua
El acuerdo alcanzado entre los gobiernos de México y los Estados Unidos no es el primer round entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump, la pausa de un mes en la imposición de aranceles y el establecimiento de mesas de trabajo bilaterales en materia de seguridad y comercio, fueron la ceremonia de pesaje entre los presidentes, dentro de treinta días subirán al ring y ya se verá si todos los involucrados siguen las indicaciones del árbitro para el mejor desarrollo del encuentro.
Tras la llamada telefónica con Trump, Sheinbaum informó en la conferencia matutina que la pausa en la imposición de aranceles se consiguió porque México se comprometió a reforzar la seguridad en la frontera con 10 mil elementos de la Guardia Nacional para evitar el tráfico de drogas, en particular, el fentanilo. La presidenta agregó que, por primera vez, Estados Unidos trabajará conjuntamente para evitar el tráfico de armas hacia territorio mexicano.
En redes sociales se festejó en grande el anunció de Claudia Sheibaum, como si el aplazamiento hubiera sido un gran logro del gobierno mexicano, “México tiene mucha presidenta” fue uno de los hashtag empleados por el oficialismo. De nueva cuenta se comparó el desempeño de la presidenta con la del primer ministro canadiense, porque con Canadá el acuerdo se aplazó a una segunda llamada, porque según Donald Trump, Canadá es más difícil que México.
Justin Trudeau también consiguió posponer 30 días la imposición de aranceles, a cambio del compromiso de invertir millones de dólares en un plan que incluye enviar 10 mil agentes para proteger la frontera, así como helicópteros, además de designar un zar del fentanilo, agregar a los cárteles mexicanos a la lista de entidades terroristas y lanzar con Estados Unidos una fuerza de ataque conjunta contra el crimen organizado, el tráfico de fentanilo y el lavado de dinero.
Aunque todo el tiempo lo negó, Donald Trump sí usó la amenaza de los aranceles como herramienta de negociación, como lo hizo en la ocasión anterior, presumirá que logró doblar a los mandatarios de México y Canadá, arrinconó a Sheinbaum y Trudeau para obligarlos a resolver la crisis estadounidense por el consumo de fentanilo sin que se hiciera mención alguna al consumo, como si los muertos sólo fueran producto del trasiego de drogas.
Los gobiernos de México y de Estados Unidos mantendrán mesas de trabajo de alto nivel en materia de migración, seguridad y comercio, Claudia Sheinbaum agregó que hubo un compromiso de Donald Trump para evitar el tráfico de armas de Estados Unidos a México; aunque este acuerdo no fue mencionado desde la Casa Blanca; lo que obliga a matizar sobre los alcances de la negociación y la percepción que en el país se tiene sobre el trabajo de la presidenta.
No hubo una sola mención a la mención de Donald Trump de la alianza del gobierno mexicano con organizaciones criminales, la presidenta no hizo referencia al rechazo categórico de ser considerado un narcogobierno, también se evadió el tema de la intención injerencista estadounidense; evitar mencionar el elefante en la habitación coloca en su justo sitio las ridículas opiniones del todo o nada que mantuvo un falso debate en la opinión pública mexicana: una ridícula defensa patriotera desde el oficialismo y un odio cegador desde los adversarios del régimen.
La tregua en la imposición de aranceles por parte de los Estados Unidos deja en claro lo inútil que fue el escándalo de los últimos días en torno a las acusaciones de Donald Trump, de nada sirvió dividir la opinión pública entre quienes estaban dispuestos a levantarse al grito de guerra y el contingente que aseguraba la colusión del gobierno con el narcotráfico.
En estos días corrieron ríos de tinta que demostraron la ausencia de argumentos del oficialismo y la oposición, la discusión fue un mero intercambio de insultos, de presagios y augurios que no aportaron elementos para poder definir los cambios necesarios en las políticas a seguir en la relación de México con Estados Unidos, en especial con el gobierno de Donald Trump.
Lo que se obtuvo tras las llamadas telefónicas fue aplazar la imposición de aranceles, Canadá y México aceptaron las condiciones impuestas por los Estados Unidos sin obtener las herramientas necesarias para poder evaluar si lo ofrecido en la negociación es suficiente como para eliminar estas amenazas; en el caso de nuestro país, las mesas de negociación, se supone, ya existían, nada asegura los resultados de las mismas en el plazo de un mes y si lograrán que Donald Trump cumpla con los tratados firmados con sus socios comerciales. En esta ocasión se ofreció desplazar 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera con los Estados Unidos, ¿qué asegura que en 30 días ese número no sean suficientes para Donald Trump y demande que se aumente el número?, ¿cuánto fentanilo debe decomisar en México, qué cantidad de migrantes se debe impedir que crucen a los Estados Unidos? No hay metas establecidas para las medidas propuestas, ¿cómo se evaluará su funcionamiento?
A pesar del optimismo desbordado por la lambisconería del oficialismo, la tregua de 30 días en la imposición de aranceles no sirve para evaluar la eficacia de los planes A, B y C del gobierno mexicano, ni siquiera se sabe si lo que se ofertó a Donald Trump corresponde a lo pensado por el gobierno mexicano, al final tanto Canadá como México fueron reactivos a los caprichos del presidente estadounidense y sólo consiguieron un breve respiro, la espada sigue pendiendo sobre las cabezas.
Coda. Serenidad y paciencia, citó a Kalimán la presidenta Claudia Sheinbaum hace unos días, es un buen lema para lambiscones y adversarios, sus gritos e insultos impiden, las declaraciones de victoria o derrota no permiten diálogo constructivo alguno.
@aldan