Clase de ética | La Columna J por Roberto Ahumada - LJA Aguascalientes
13/06/2025

“No sé si tengo la posibilidad de hacer el bien, desconozco lo que desconozco, soy una memoria de un espejo roto”.

Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX, con el gusto de saludarle como cada semana, quiero aprovechar estas letras para expresarle mi gratitud. Su atención a esta columna nos permite seguir escribiendo.

En esta ocasión, quiero hacer una ligera reseña sobre lo que fue una clase de ética que impartí en UNII. A lo largo de cuatro semanas, nos reunimos los sábados a través de Zoom para abordar, desde un sentido filosófico, la relación entre ética, tecnología e inteligencia artificial.

Uno de los primeros puntos que analizamos fue la concepción de la ética como una rama de la filosofía que estudia la moral y el comportamiento de las sociedades. Sin duda alguna, la ética no es estática; es contingente y cambia conforme las personas interactúan, en lo que Jürgen Habermas expone como la acción comunicativa.

Del mismo modo, analizamos algunos casos a modo de ejemplo. Indagamos sobre si es más justo liberar a una mariposa atrapada en una telaraña -condenando a la araña a morir de hambre- o, por el contrario, permitir que la mariposa sea devorada por la araña. Con este ejemplo reduccionista, logramos reflexionar sobre la capacidad humana para construir metanarrativas que den sentido a nuestras decisiones, así como la habilidad para justificar por qué una elección puede considerarse correcta sobre otra.

“Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué ha quedado? ¿El mundo aparente, tal vez…? ¡Pero no! ¡Con el mundo verdadero también hemos eliminado el mundo aparente!”: Friedrich Nietzsche.

En la tercera sesión, realizamos una introspección en el materialismo histórico. Esta corriente, desarrollada por Karl Marx y Friedrich Engels, interpreta la historia como una lucha de clases determinada por las condiciones materiales de producción. Según esta perspectiva, las relaciones económicas y la infraestructura productiva condicionan la superestructura social, política e ideológica, lo que implica que los cambios en la tecnología y la producción moldean la evolución de las sociedades.

En la modernidad, esta teoría sigue teniendo una profunda relevancia, pues la estructura económica global continúa definida por la concentración del capital, la explotación del trabajo y la apropiación privada del conocimiento y la tecnología. Sin embargo, uno de los aspectos más inquietantes de esta evolución es el uso de los avances científicos y tecnológicos, no para la emancipación de la humanidad, sino como instrumentos de dominación, control y desigualdad.

Desde la invención de la pólvora hasta la inteligencia artificial, la historia de la humanidad ha estado marcada por una tendencia perturbadora: la mayoría de los avances tecnológicos han sido utilizados, en algún punto, como armas o como factores de desequilibrio social. Esta realidad refuerza la tesis marxista de que el desarrollo técnico no es neutral, sino que está condicionado por los intereses de la clase dominante.


La Revolución Industrial, por ejemplo, no solo trajo consigo avances en la producción y una mejor calidad de vida para algunos, sino que también consolidó el sistema capitalista, generando profundas desigualdades. La maquinaria permitió la acumulación de riqueza en manos de unos pocos, mientras que la clase obrera quedó sometida a condiciones laborales deplorables. Aquí vemos cómo un avance técnico se convirtió en un mecanismo de explotación.

Hoy en día, la automatización y la inteligencia artificial, en lugar de ser utilizadas para reducir la carga de trabajo humano y mejorar la calidad de vida, han sido empleadas para maximizar la rentabilidad empresarial a costa del desempleo masivo. Así, una invención que podría haber sido un avance para la humanidad se convierte en una herramienta de precarización laboral.

El materialismo dialéctico e histórico nos enseña que la tecnología no es neutral: su desarrollo y aplicación están condicionados por la estructura económica y política de cada época. En la modernidad, este principio sigue vigente y el desafío ético y filosófico que enfrentamos es transformar nuestras invenciones en herramientas de equidad y justicia, en lugar de perpetuar su uso como mecanismos de guerra y desigualdad.

Por último, discutimos un parámetro útil para tomar decisiones vinculadas con la ética. Fue necesario recurrir a los antiguos estoicos: si una decisión nos acerca a la virtud, ya tenemos un criterio; si la otra opción nos acerca al vicio, también tenemos un indicador.

Quiero agradecer enormemente a todas y todos los alumnos que dedicaron su tiempo, esfuerzo y, sobre todo, su disposición filosófica para cuestionarse sobre la ética en un mundo como el que vivimos. A pesar de que nuestro mundo es caótico y errante, mientras existan personas que no busquen cambiar el mundo, pero sí su metro cuadrado, la perseverancia estará en el bien. Entonces, aún habrá fe en los ideales y esperanza en realizarlos por amor a la humanidad.

Epílogo

Quiero expresar una atenta felicitación a Marisela Valdez Rodríguez por su toma de protesta como presidenta de FEMATUR. Sé que harás un excelente trabajo y, sobre todo, que tus palabras serán un puente para el progreso del sector que representas.

Del mismo modo, extiendo una felicitación a la campeona del concurso de oratoria infantil del Colegio Nuevos Horizontes. Muchas felicidades, Luna Gutiérrez Sánchez. Tu poema “Preguntón”, de Nilda Zamataro, deja una gran reflexión sobre lo bella que es la vida cuando la palabra se encamina y la pregunta trasciende.

In silentio mei verba, la palabra es poder.


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