México vuelve a ser el escenario de un viejo conflicto que se niega a morir: el choque entre la libertad de expresión y la moral religiosa. En esta ocasión, la batalla se libró en la Academia de San Carlos de la UNAM, donde la exposición La Venida del Señor del artista plástico Fabián Cháirez fue suspendida por orden judicial tras un amparo presentado por la Asociación de Abogados Cristianos de México. Según sus promotores, la obra atenta contra la religión católica, mientras que el artista y sus defensores denuncian un acto de censura que pone en riesgo la autonomía universitaria y el derecho a la libre creación.
Cuando la moral dicta el arte
La Venida del Señor es una serie de óleos en los que Cháirez reinterpreta la iconografía religiosa con elementos de connotación erótica. Para algunos, una provocación necesaria; para otros, un atentado contra su fe. Lo cierto es que la exposición llevaba semanas en la Antigua Academia de San Carlos sin mayor problema hasta que, de pronto, un juez consideró que su contenido afectaba la “reputación y el honor” de los católicos. Curiosamente, en un país donde los juicios pueden tardar años, este amparo fue concedido con una eficiencia digna de estudio.
El caso despertó reacciones inmediatas. Desde la comunidad artística y activistas LGBT+, se denunció la censura y se convocó a una protesta el 7 de marzo para cerrar oficialmente la exposición, porque, en palabras del propio Cháirez, “no necesitamos que ningún juez ni grupo cristiano suspenda esta exhibición. Somos nosotros quienes la clausuramos”. Entre los asistentes había escritores, artistas y colectivos de derechos humanos, mientras que la UNAM, en un acto que raya en el ghosting institucional, optó por un discreto comunicado asegurando que simplemente cumplió con la orden judicial y que, en efecto, le avisó al artista, aunque este afirma que solo recibió información “genérica y sin posibilidad de defenderse legalmente”.
Los de siempre: Abogados Cristianos y la cruzada contra la cultura
Detrás de la suspensión está la Asociación de Abogados Cristianos de México, filial de la Fundación Española de Abogados Cristianos, conocida por su estrategia de lawfare contra expresiones artísticas que no encajan en su visión moral del mundo. Esta organización ha impulsado juicios similares en España, buscando censurar desde cómics hasta reportajes periodísticos. En México, lograron el cierre temporal de la exposición mediante un recurso que, según expertos en legislación cultural, es un peligroso precedente de censura institucionalizada.
El juez a cargo de la resolución, Francisco Javier Rebolledo Peña, no es ajeno a las polémicas. Ha sido señalado en el pasado por favorecer posturas conservadoras en decisiones que van desde la educación pública hasta la protección de intereses empresariales. Su orden de cierre, además, incluyó la amenaza de utilizar la fuerza pública si no se acataba en 24 horas, una medida que recuerda tiempos en los que la autoridad se apresuraba más a proteger dogmas que derechos humanos.
Entre protestas, poesía y resistencia
La clausura de la exposición fue todo menos silenciosa. La comunidad artística y LGBT+ se reunió para leer poesía, compartir experiencias de censura y protestar contra lo que consideran un retroceso en derechos culturales. Entre pancartas que decían “Si tu fe te da permiso de odiar, te hace falta Dios” y “No al fascismo, no al oscurantismo”, la respuesta a la censura fue creativa y combativa.
Por supuesto, el evento no estuvo exento de confrontaciones. Una señora católica irrumpió en la protesta para expresar su indignación ante la exposición, aunque admitió haberla visto completa antes de sentirse ofendida. Su intervención terminó con un recordatorio colectivo de que la censura es un arma de doble filo: hoy se usa contra el arte, mañana puede dirigirse a cualquier otra forma de expresión que incomode al status quo.
El impacto de la censura y la respuesta de Cháirez
Fabián Cháirez no es ajeno a la controversia. Su obra La Revolución, en la que retrató a Emiliano Zapata con tacones y un cuerpo andrógino, ya había provocado indignación en ciertos sectores ultraconservadores. Sin embargo, lo ocurrido con La Venida del Señor ha llevado la discusión a otro nivel, donde no solo se cuestiona la censura artística, sino el uso del aparato judicial para imponer criterios religiosos en espacios académicos.
El artista ha anunciado que no se quedará de brazos cruzados. Planea relanzar la muestra bajo el título La Segunda Venida del Señor en un espacio más seguro, donde ni la ultraderecha ni el conservadurismo judicial puedan interferir tan fácilmente. Mientras tanto, sus defensores exigen que la UNAM se pronuncie con mayor firmeza, y algunos expertos advierten que este tipo de acciones pueden abrir la puerta a más restricciones en otras expresiones creativas como el teatro, la literatura o el periodismo.
Entre dogmas y derechos: ¿qué sigue?
El caso de La Venida del Señor es un síntoma de una tensión creciente entre sectores que buscan imponer su visión del mundo mediante herramientas judiciales y aquellos que defienden la libertad de expresión como un pilar de la democracia. La discusión no es nueva, pero el peligro radica en que la censura se normalice bajo la excusa de proteger sensibilidades religiosas.
Mientras tanto, Cháirez y su comunidad han dejado claro que el arte, como la historia, encuentra la forma de seguir adelante. Si la primera Venida causó escándalo, La Segunda Venida del Señor promete ser aún más contundente. Porque si algo ha enseñado la censura a lo largo del tiempo, es que el intento de silenciar una obra suele darle aún más notoriedad.
