Opciones y decisiones
El nuevo modelo de lo espúmeo
El asunto que hoy nos tiene atrapados, al querer descifrar el mundo en que vivimos, es algo que aún no resulta algo familiar, se trata de una especie que escapa a los estrictos límites de la racionalidad o de la mera luz de la inteligencia, como se estilaba en apenas unos siglos anteriores a partir del Renacimiento, la Reforma que se continúa en la Ilustración y da pauta a la Historia Moderna. Nuestro afán contemporáneo se ancla más en la emoción, las pasiones humanas que en la pura luz de la razón. Ha dejado de ser un referente común aquello del resonar de trompetas para anunciar la entrada del emperador que porta en sus manos el cetro real y una esfera coronada por una cruz de oro; ahora, hemos dado un salto cuántico a lo intuitivo de la vida, a observar lo multiverso de sus manifestaciones, y nos dejamos sorprender por una pluralidad de figuras que son capaces de fijarnos en lo singular de su personalidad.
Estamos por aprender a concebir nuestro conglomerado humano como una esfera de información, híbrida, global-tribal, que nos encerraría a todos nosotros, como miembros dichosos y obligados de la familia humana, bajo una única membrana universal (nos referimos a la obra de Peter Sloterdijk, Esferas II. Globos. Loc. 247), que nos remite a imaginar el planeta como la aldea de Marshal McLuhan; autor que nos deja precisamente en un nuevo punto de partida que ahora configura como Esferas III, Espumas. Pensador que nos ofrece una teoría de la época actual bajo el punto de vista de que la vida se desarrolla multifocal, multiperspectivista y heterárquicamente. Este explosivo punto de partida arranca a partir de una definición no-metafísica y no holística de la vida; su inmunización ya no puede pensarse con los medios de la simplificación ontológica, de la recapitulación en la esfera-todo lisa, dice el autor (Ut supra, Nota. Loc. 266).
Y lo hace precisamente para referirse a aquello de las espumas en una pleamar, que borbotearon desde aquel caldo primordial, donde inició. Sloterdijk afirma que aquella clásica tesis de una gran esfera ontológica pura y de centro único, posibilitaba la integración de la humanidad en una comunidad psíquica supertribal. Ante lo cual se cuestiona: ¿Quién puede ignorar que aquí se enseñaba una vez más, y quién sabe si no por última vez, la unidad de aldea global e Iglesia? (Ut supra. Loc. 258). Y comienza por avanzar una respuesta precautoria: La biosofía acaba de comenzar su trabajo, la teoría de las atmósferas se acaba de consolidar provisionalmente, la teoría general de los sistemas de inmunidad y de los sistemas de comunidad está en sus inicios… (Loc. 279).
La cosmovisión ya superada estaba fija en el monocentrismo y la superinflación de esferas colectivas de manera que todas miraran y atendieran un centro único, absoluto. De ahí la ideología dominante de un único referente, bajo una superficie abarcante de todo y de todos. Con la ayuda de la metáfora de la espuma, pretendemos ocuparnos de una república de los espacios, (Id. Loc. 270) dice el autor. En donde los análisis del tercer volumen de esta saga, nos impulsan hacia otra deriva. Si esto es así, la relación entre saber y vida hay que repensarla mucho más ampliamente aún de lo que se les ocurrió hacerlo a los reformistas del siglo XX. Sólo algo está claro: donde se lamentaban pérdidas de forma, aparecen ganancias de movilidad (Loc. 287). La festiva imagen de la espuma nos sirve para recuperar posmetafísicamente el pluralismo premetafísico de las ficciones de mundo. Ayuda a internarse en el elemento de un pensar diverso… (Loc. 294).
Y es precisamente en esta ruptura de paradigma que encontramos la novedad del presente. Personajes enigmáticos como Donald Trump, el mismo Andrés Manuel López Obrador, etc., generan más conjeturas que certezas. P. Sloterdijk, en el Prólogo de su Esferas III, comienza por ocuparse a profundidad de sondear el ser efímero de la “Espuma”, primer apartado, aire en lugar inesperado. En cuya exploración a partir de los datos que arroja la ciencia física, y mejor aún la biología molecular, mediante un recurso analógico va perfilando los conceptos teóricos de esta nueva “bio-sofía”.
Y lo hace a ciencia cierta de una nueva categorización intelectual que nos permite identificar: A) La tipología discursiva del lenguaje contemporáneo. Las rabiosas demandas vacías de los muchos descontentos con la política o, mejor aún, con todo: burbujas de lenguaje, originadas por remoción en los receptáculos de ilusiones colectivas (Prólogo. Aire en lugar inesperado. Loc. 440). No sin identificar sus rastros incriminatorios. Cuando aparecen oquedades en el poder dejan huella de frases reventadas. Lexicon incontrastable de este líder político mundial que mañana se desdice de lo que hoy afirma con denuedo… su muy cara divisa de las tariffs/aranceles, algo que mimetizó “la autoridad moral de la 4T”.
Por ello no deja de avanzar su crítica: Lo espúmeo existe -se escucha decir a los informados- sólo en autorreferencia vacía, no produce más que episodios, nunca hace más que abombarse y desplomarse (…) es la anécdota que ha llegado al poder.
- B) Interpretación de la espuma. Marca un cambio de época. Por su posicionamiento en el lugar epistemológico, en el que había de tener lugar la afluencia común de las filosofías tardoidealistas-románticas del inconsciente con las concepciones-mecanismos científico naturales y técnicas, la vanguardia psicoanalítica consiguió formular un concepto simbólico que permitía una nueva mirada a lo inaparente (…).
En efecto, ensayó de hacer legibles los síntomas psíquicos como si se tratara de textos, Freud pudo convertirse en un “Galileo del mundo interior de hechos” (Loc. 482). En él afluyeron en contra del idealismo metafísico, junto con las irritaciones precedentes de las críticas a la superestructura, tanto por parte de marxistas como de positivistas. De lo que se ha derivado un efecto histórico: Ahora lo no-significativo podía saldar viejas cuentas con lo significativo. Desde entonces los sueños ya no son espumas (…) suscitan la formulación de hipótesis sobre las leyes a las que están sujetos el desarrollo de síntomas y la efervescencia de imágenes interiores (Loc. 498). De lo que se puede concluir: Más allá del giro “micrológico” habría que hablar del descubrimiento de lo indeterminado, gracias al cual -quizá por primera vez en la historia del pensamiento- lo no-nada, lo casual y lo informe han conseguido conectar con el ámbito de las realidades teorizables (Loc. 523). Cerramos una época de menosprecio de lo insustancial que conduce a una filosofía amaestrada, en la que actúan las viejas inercias.
- C) Primeras inferencias. Habrá que esperar que las espumas no consigan también su emancipación. Con Ernst Bloch en su -tras éxitos primeros, y luego, casi vuelta a olvidar- ontología política de la capacidad humana de anticipación disolvió la constricción de la interpretación freudiana de los sueños a estratos de significación nocturnos y regresivos, para otorgar al sueño diurno dignidad como potencia utópica y fuerza proyectiva que establece realidad (Loc. 550).
Algo muy semejante a la revelación de anhelos, aspiraciones y diseños de futuro que una buena masa de la sociedad civil, nos hacemos como visión de futuro y esperanza de vida.
Lo que nos permite anticipar con Sloterdijk que en el lenguaje de este nuestro ensayo la interpretación de la espuma ha de negociarse bajo el nombre de poliesferología, o ciencia ampliada de los invernaderos (Loc. 564). Por lo que no puede quedarse en mera hermenéutica (interpretación hipotética), ni detenerse en el desciframiento de signos. Debiera encarnarse en materia como teoría tecnológica de espacios humanamente habitados, simbólicamente climatizados.
Y dejar apuntado que esta teoría heterodoxa de la cultura y la civilización puede encontrarse, por el momento, en la astronáutica tripulada, pues en ninguna otra parte se pregunta radicalmente por las condiciones técnicas de la posibilidad de existencia humana en cápsulas que mantengan la vida (Loc. 566).
En todo caso, esta podría ser la refutación de Trump y sus ideólogos de las espumas. [email protected]