La justicia alcanzó a Jaqueline Malinali Gálvez Ruiz, hermana de la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez, condenada recientemente a 89 años de prisión por secuestro, delincuencia organizada y posesión ilegal de municiones exclusivas del Ejército. La sentencia fue dictada por la jueza Mariana Vieyra Valdés en Toluca, tras comprobarse su participación directa en la banda de secuestradores “Los Tolmex”.
El historial delictivo de Malinali Gálvez se remonta al año 2012, cuando fue detenida en Otzolotepec, Estado de México, durante un operativo donde fueron rescatadas dos víctimas secuestradas y arrestados cinco integrantes del grupo criminal. Este grupo, conocido por su extrema crueldad, retenía a las víctimas en jaulas, las mutilaba y grababa para presionar psicológicamente a sus familiares para obtener rescates. En aquel operativo, las autoridades aseguraron armas de alto calibre y municiones de uso restringido, así como evidencia documental y teléfonos celulares relacionados con las actividades criminales.
Sin embargo, más allá de la sentencia judicial, este caso revela detalles inquietantes sobre las dinámicas familiares y políticas alrededor de Malinali. La hermana de la acusada, Xóchitl Gálvez, quien ha ostentado diversos cargos políticos de alto nivel, afirmó públicamente que su hermana fue víctima de influencia sentimental por parte de su pareja, líder del grupo criminal, y solicitó un juicio justo que esclareciera su verdadera responsabilidad.
Contrapuesto a la defensa de Xóchitl Gálvez, surge la voz indignada de Luis Olmedo, hijo de Marcela Patricia Flores, una de las víctimas de secuestro. En exclusiva para el medio Sin Embargo, Olmedo reveló detalles estremecedores sobre cómo Malinali utilizó su cercanía política con Xóchitl para atraer víctimas. Según Luis, Malinali aprovechaba eventos de campaña de su hermana para engañar y secuestrar personas, incluyendo a su madre. “El día que secuestran a mi madre, Malinali le dijo que asistirían a un desayuno con Xóchitl”, relató Olmedo, quien denuncia que la hermana de la excandidata incluso dio órdenes para asesinar a las víctimas, hecho que precipitó la intervención policial.
Olmedo acusó además que Malinali ha recibido privilegios indebidos por su parentesco con la política, permaneciendo en una cárcel en Ciudad de México con mejores condiciones en lugar de estar recluida en una prisión de máxima seguridad, como correspondería por la gravedad de sus delitos. “Xóchitl dice no meter las manos por su hermana, pero es evidente que usa sus influencias para protegerla”, declaró enfáticamente Olmedo, responsabilizando directamente a la excandidata de cualquier daño que él o su familia puedan sufrir en represalia.
Este caso va más allá de una simple sentencia; revela profundas grietas en el sistema político-judicial mexicano y genera indignación por la manera en que las conexiones políticas pueden influir incluso en la administración de justicia. Mientras la familia de las víctimas sigue exigiendo justicia sin privilegios, Malinali aún podría recurrir la sentencia mediante apelación o amparo, manteniendo abierta una ventana de incertidumbre sobre si realmente cumplirá con la pena impuesta.
