- 45 años de historia: Birriería Don Chuy es un referente en Aguascalientes
- Un legado familiar: Coco Castañeda heredó el sazón y la perseverancia de su madre
Atención y calidad: “En un mercado uno ve lo que le están sirviendo, en un restaurante no”.
A lo largo de 45 años, Birriería Don Chuy se ha consolidado como un referente en Aguascalientes. Al frente de este icónico negocio se encuentra Coco Castañeda, quien heredó no solo la sazón, sino también el compromiso y la perseverancia que su madre le inculcó en la cocina.
“Es un orgullo, porque al final es un legado familiar”, comparte Coco sobre el significado de continuar con la tradición heredada por sus padres. Aunque en un principio no imaginaba que terminaría al frente del negocio, con el tiempo comprendió que más que un trabajo, su negocio es parte de su identidad y sustento.
Desde muy joven, Coco trabajó junto a sus padres en el negocio. Su madre era la encargada de la cocina, y fue ella quien le transmitió su conocimiento y habilidades: “Yo heredé su sazón”, dice con orgullo. Pero más allá del arte culinario, destaca que la enseñanza más valiosa que recibió fue la perseverancia: “En todo negocio hay temporadas buenas y malas, pero me enseñaron a seguir adelante”.
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Hoy, además de ser la encargada, Coco trabaja codo a codo con su hijo mayor, quien con 28 años forma parte del equipo de la birriería, junto con otros cuatro empleados: “Aquí es un cajero automático”, bromea, en referencia a que el negocio ha sido clave para sacar adelante a su familia.
Uno de los retos a los que se ha enfrentado es la percepción que algunas personas tienen sobre los mercados: “A veces tenemos un pensamiento erróneo de que los mercados no tienen higiene, pero nosotros cuidamos cada detalle”, afirma. La cocina de su negocio es completamente abierta, permitiendo a los clientes ver cómo se prepara cada platillo: “En un mercado uno ve lo que le están sirviendo, en un restaurante no”, explica.
Para Coco, el éxito de su birriería no solo radica en la calidad de la comida, sino en la relación con los clientes: “La atención es muy importante, porque del cliente comemos. No se trata de que venga un día y ya no regrese, se trata de que siga viniendo”. A lo largo de los años, algunos clientes se han convertido en amigos, lo que refuerza la conexión entre el negocio y su comunidad.
Mirando atrás, Coco reconoce la responsabilidad que implica mantener el negocio: “Uno piensa que sus padres son eternos, que siempre van a estar ahí, pero llega un momento en que te das cuenta de que ahora te toca a ti”, reflexiona. A pesar del esfuerzo que requiere, Coco no se imagina en otro lugar: “Prácticamente vivimos aquí”, dice con una sonrisa. Porque para ella, más que un trabajo, la birriería es su vida.