El Mundial 2026 ya estaba destinado a ser el más grande de la historia: 48 equipos en competencia, tres países anfitriones (Estados Unidos, México y Canadá) y ahora, como si le faltara algo más, la FIFA ha decidido añadir un elemento “innovador” para elevar la experiencia: un show de medio tiempo en la gran final. Porque, claro, si algo le faltaba al fútbol era parecerse un poco más al Super Bowl.
La noticia, anunciada con bombo y platillo por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, marca un “momento histórico” para la Copa del Mundo, según sus propias palabras. Y en esta hazaña de espectacularización del fútbol, el socio clave será la banda británica Coldplay. Bueno, más o menos. Porque en realidad, ni siquiera se ha confirmado que vayan a actuar. Chris Martin y su mánager, Phil Harvey, trabajarán con la FIFA en la producción del evento y en la selección de otros artistas. Es decir, Coldplay no es exactamente la estrella del show, sino más bien el curador del cartel. Pero, hey, no dejes que los detalles arruinen una gran noticia.
El espectáculo de medio tiempo tendrá lugar en el MetLife Stadium de Nueva Jersey (rebautizado temporalmente como “New York New Jersey Stadium” para el torneo) el 19 de julio de 2026. Sin embargo, este anuncio ha generado más preguntas que entusiasmo. La más evidente: ¿cómo funcionará la logística? A diferencia del Super Bowl, donde el medio tiempo dura hasta 30 minutos, en el fútbol el descanso es de apenas 15 minutos. O la FIFA ha encontrado la manera de hacer magia con el montaje y desmontaje del escenario en tiempo récord, o se viene un ajuste en las reglas del fútbol para acomodar este nuevo circo. Porque, al parecer, nada es más importante que un buen espectáculo.
Del fútbol a la fiesta: la “toma” de Times Square
Pero esto no termina ahí. Porque si algo ha dejado claro Infantino es que no basta con convertir la final en un concierto a medio partido, sino que también es necesario “tomarse” Times Square. La FIFA ha anunciado un evento masivo en el icónico espacio neoyorquino durante el fin de semana de la final. ¿El objetivo? Convertir a Nueva York en la capital mundial del fútbol, aunque en la práctica suene más a un festival de música con algo de fútbol de fondo.
Global Citizen, la organización de defensa social con la que Coldplay ha trabajado en múltiples ocasiones, también está involucrada en el proyecto. Su CEO, Hugh Evans, ha sido reconocido por Infantino como pieza clave en esta cruzada por transformar la final del Mundial en un megaevento digno de la cultura pop contemporánea. Así que si alguien todavía pensaba que el fútbol era solo un deporte, tal vez debería ir reconsiderándolo.
¿El fútbol es lo de menos?
Las dudas sobre el impacto de este show en el partido no son menores. Tradicionalmente, los 15 minutos del entretiempo han servido para ajustes tácticos, recuperación física y, en general, para que los equipos se preparen para el desenlace de la final más importante del fútbol mundial. Ahora, ese tiempo se verá invadido por un espectáculo diseñado para atraer audiencias y patrocinadores. Porque sí, a nadie debería sorprenderle que detrás de todo esto haya un fuerte interés comercial.
La FIFA, en su esfuerzo por globalizar aún más su producto estrella, parece dispuesta a poner en segundo plano lo que en teoría debería ser lo más importante: el fútbol. En 2006, Shakira tuvo una presentación previa a la final, pero nunca antes un Mundial había imitado el modelo de la NFL. Lo más irónico es que, mientras la FIFA insiste en que el fútbol es único e incomparable, sus estrategias parecen decir lo contrario: la necesidad de convertirlo en algo más que un deporte, de añadirle artificios y fórmulas probadas en otros espectáculos, como si el solo hecho de jugar una final del Mundial no fuera ya un evento lo suficientemente atractivo.
¿el inicio de una nueva era?
El Mundial 2026 será recordado por muchas razones, pero una de ellas será sin duda el intento de la FIFA por reinventar su producto estrella. ¿Será este el inicio de una tradición o un experimento pasajero? Todo dependerá de la reacción del público, de los jugadores y, por supuesto, del impacto que tenga en el desarrollo del partido.
