El deporte mexicano, ese que cada ciclo olímpico se nos promete que “ahora sí” será prioridad nacional, vuelve a estar en los titulares no por sus medallas, sino por sus cuentas. Esta vez, el protagonista es Rommel Pacheco, nuevo director de la CONADE y exclavadista con medallas en las vitrinas y, ahora, archivos bajo el brazo.
Con tono mesurado pero directo, Pacheco confirmó que sí existen carpetas de investigación contra su antecesora, Ana Gabriela Guevara, por presunto desvío de recursos. Las carpetas, según el funcionario, están distribuidas entre la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y el Órgano Interno de Control de la propia CONADE. Nada menor si consideramos que Guevara fue durante años la cara de la política deportiva en el gobierno de la 4T.
“No se va a tolerar ninguna falta a las reglas de operación ni a la Ley General de Cultura Física y Deporte”, advirtió Rommel. Y aunque aclara que la CONADE no es una fiscalía, dejó claro que todo lo que huela a irregularidad será canalizado a las autoridades competentes. Que cada quien saque su cálculo de tiempos.
Esta “nueva CONADE” —como la ha nombrado el propio titular— quiere dejar atrás la imagen de atletas vendiendo trajes de baño o rifando autos para poder asistir a torneos. En una narrativa que bien suena a cambio de época (o al menos, de administración), Pacheco prometió que los deportistas ya no tendrán que recurrir a la venta de artículos para financiar sus competencias. De hecho, aseguró que las becas deportivas aumentaron entre un 30 y 40%, y que por primera vez en 21 años se duplicaron las becas vitalicias para medallistas olímpicos y paralímpicos.
¿El trasfondo? Aunque la gestión de Guevara fue duramente criticada por atletas y asociaciones —por recortes, falta de transparencia y hasta por declaraciones despectivas hacia los deportistas—, la confirmación oficial de investigaciones en su contra marca un giro formal en una historia que llevaba meses (o años) filtrándose en versiones extraoficiales, columnas y pasillos deportivos.
Ahora bien, tampoco hay que lanzar la medalla antes de tiempo. Las carpetas “siguen su curso”, lo cual, en lenguaje burocrático mexicano, puede significar cualquier cosa entre una sanción ejemplar o un cajón olvidado. Y mientras tanto, el nuevo titular se concentra en un enfoque más social del deporte, con promesas de prevención de adicciones, promoción de la salud y generación de paz. Loable, aunque también ambicioso en un país donde las canchas muchas veces están peor que los expedientes.
La ironía es que tanto Guevara como Pacheco son exatletas de élite, convertidos en funcionarios. Dos caras de una misma moneda con recorridos similares, pero con narrativas políticas que no podrían diferir más: una, acusada de abandonar a los atletas mientras coleccionaba polémicas; otro, prometiendo ser el héroe que rescate al deporte del olvido presupuestal. La CONADE no es un podio, pero al parecer también se pelea como si lo fuera.




