La presidenta Claudia Sheinbaum sorprendió a propios y extraños al anunciar que, por única ocasión, su tradicional conferencia matutina cambiará de horario. En lugar de las habituales 7:30 de la mañana, los medios y ciudadanos podrán sintonizarla a las 11:00 horas. ¿El motivo? Una llamada con el presidente estadounidense Donald Trump.
Aunque en su anuncio oficial Sheinbaum omitió mencionar las razones del ajuste, el contexto es más que evidente: la charla con su homólogo estadounidense ocurre en un momento tenso, justo después de que la administración Trump impusiera aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas. En respuesta, la mandataria mexicana asegura que su gobierno está preparando medidas “arancelarias y no arancelarias”, una declaración tan abierta como ambigua.
Lo curioso del asunto no es el cambio de horario en sí, sino la forma en que se maneja la comunicación. Mientras la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno de México lo presentó como un simple ajuste logístico, la realidad es que la política exterior está marcando la pauta, incluso por encima del evento estrella de la presidencia: la “mañanera del pueblo”. Tal parece que, al final, el pueblo puede esperar, pero Trump no.




