¿Alguna vez te has preguntado quién o quiénes están detrás de los bazares que visitas los fines de semana en diversos puntos de la ciudad? Te damos un nombre: Venus.
Mientras en 2019 nos preparábamos —sin saberlo— para cumplir con una obligada cuarentena que nos congelaría por bastante tiempo, una serie de negocios independientes ya se estaban cocinando. Y con la excusa de tener que resguardarnos durante casi un año entero, muchas creadoras se pusieron creativas. Venus, un proyecto autogestivo que, edición tras edición, busca articular a emprendedoras para reunirse en espacios públicos y realizar bazares, es uno de esos negocios independientes que nunca se detuvo.
En exclusiva para Tercera Vía, Majo Sánchez, la creadora de Venus (también conocido como Venus Showroom), nos comparte cómo surgió este proyecto y los retos que ha enfrentado como emprendedora local, haciéndolo parte de su trayectoria profesional.
Para Majo, fundadora de Venus, el espíritu emprendedor siempre ha estado presente en su vida, pero todo comenzó realmente con un viaje a Chiapas. Ella nos comenta:
“En Chiapas yo vi estos espacios de venta en cocheras o en museos. En ese momento, yo era emprendedora de una marca de cosmética natural. Entonces, a mí me emocionó e ilusionó ver esos espacios y decía: esto no hay en Aguascalientes.”
Y no se equivocaba. Si bien en la ciudad ya existían bazares, eventos culturales donde marcas locales convergen y prácticas que promueven la economía social y solidaria, aún hacía falta un espacio dirigido por y para mujeres emprendedoras.
Pero, ¿cómo se crea una red de emprendedoras locales desde cero? Sabemos que no es tarea fácil, pero Majo lo hace lucir así. Cuenta que en 2019, cuando nace Venus, muchas personas a su alrededor también comenzaron a emprender, en su mayoría mujeres jóvenes con quienes compartía aula en la universidad. Y fue así como inició esta historia de colaboración: a partir de identificar a las mujeres que lideraban sus propios proyectos autogestivos y simplemente mandarles mensajes desde su cuenta personal, invitándolas a participar en lo que sería el primer bazar de Venus. Y desde entonces, no hubo vuelta atrás.
A partir de la buena respuesta que obtuvo, Majo comenzó a lanzar convocatorias año tras año, invitando a más mujeres emprendedoras a ser parte y posicionándose como una red consolidada de emprendedoras en Aguascalientes. Venus ya no solo era un espacio de exhibición y venta: también era un puente que conectaba marcas, artistas y emprendedoras, y que las fortalecía colectivamente.
“Te puedo decir que ubico muy bien emprendimientos que ahora están muy consolidados en Aguascalientes porque transitaron por Venus. Y pienso: qué fregón que en algún momento el espacio de venta fue Venus”, comparte Majo, haciendo referencia a las cinco ediciones que han tenido lugar a lo largo de los años, con distintas mujeres emprendedoras y más de 100 proyectos que han colaborado con Venus.
Inicialmente, este showroom nació como un espacio benéfico tanto para las colaboradoras como para la fundadora, y se realizaba en diversos espacios públicos como cafeterías o museos. Con el tiempo, evolucionó hasta convertirse en una tienda física que albergaba entre 30 y 40 marcas locales, y donde también se impartían talleres. Eventualmente, la tienda tuvo que cerrar, pero eso no detuvo a Venus en su consolidación como algo más que un espacio de venta: se convirtió en un espacio de reunión, conocimiento y cuidado colectivo.
Pero, ¿qué pasa cuando cumples todos tus objetivos iniciales y superas las adversidades que eso conlleva? ¿Hacia dónde se dirige un proyecto que ya ha alcanzado su propósito original?
Hasta el día de hoy, Majo no sabe si lanzará una nueva convocatoria para este año. A pesar de la satisfacción que ha sentido al sacar adelante Venus y ver cómo ha dejado huella en la comunidad, también es consciente de que llevar un proyecto autogestivo requiere mucho más que pasión: exige una inversión constante de salud mental, recursos y un equipo sólido que ayude a sostenerlo. El desgaste que conlleva la autogestión es real, y reconocerlo también forma parte del aprendizaje.
Por ello, Majo no teme admitir que las pausas son necesarias, y que Venus podría estar enfrentándose a una etapa de cambios y transformaciones, con la finalidad de no perder el verdadero espíritu del proyecto. Esta transición podría implicar una redefinición de sus objetivos, nuevas colaboraciones o incluso una evolución hacia convertirse en una asociación civil.
Lo que sí es seguro para Venus es que, más allá de ser un emprendimiento, es una comunidad que resiste y que tiene la capacidad de adaptarse y florecer en tantas formas como le sea posible.
Majo concluye con un mensaje para futuras emprendedoras:
“Emprender es un camino lleno de baches que tú tienes que arreglar, pero ese camino es tuyo.”