Los mercados financieros han hablado, y no parecen estar del todo encantados con las maniobras del presidente Donald Trump. Wall Street, ese bastión de la estabilidad económica (cuando le conviene), ha registrado una de sus peores jornadas en años. El índice S&P 500 cayó un 2.7%, el Dow Jones perdió 890 puntos y el Nasdaq se desplomó un alarmante 4%. Pero no es solo una cuestión de números rojos en las pantallas de los traders, sino de una creciente preocupación sobre hasta dónde está dispuesto a llegar Trump en su cruzada arancelaria y de qué manera afectará esto a la economía real.
El mercado parece haber entrado en modo pánico, con inversores huyendo de las acciones tecnológicas y refugiándose en los tradicionales bonos del Tesoro. Empresas como Nvidia, Tesla, Apple y Amazon han visto caer sus acciones en porcentajes que, para cualquier CEO, significarían una crisis de reputación inmediata. El bitcoin, siempre oscilante, también ha entrado en la espiral descendente, perdiendo valor de forma drástica.
La causa de este caos parece estar clara: Trump ha decidido doblar la apuesta con su política comercial. Tras anunciar aranceles del 25% para Canadá y México (y luego hacer concesiones selectivas como quien reparte descuentos en un Black Friday), el presidente ha optado por un enfoque que algunos describen como una “desintoxicación económica”, un término que suena más a programa de rehabilitación que a estrategia financiera.
Los CEOs y los Mercados: Expectativa con Cero Confianza
En un intento de calmar las aguas, Trump tiene previsto reunirse con ejecutivos de la Business Roundtable, donde se encontrarán titanes de la banca como Jamie Dimon (JPMorgan Chase) y Jane Fraser (Citigroup). Se desconoce si la reunión incluirá una sesión de terapia grupal o simplemente será un “todos contra uno” en el que los magnates tratarán de convencer al presidente de que la economía no es un videojuego donde se puede pulsar “reset” si las cosas se salen de control.
Mientras tanto, desde Goldman Sachs han comenzado a reducir sus previsiones de crecimiento económico, señalando que el impacto de los aranceles podría traducirse en una desaceleración más pronunciada de lo esperado. Algunos analistas, con una diplomacia digna de un embajador en terreno minado, han sugerido que el presidente tiene la opción de “dar marcha atrás” si la situación se torna insostenible. Claro, porque si algo ha caracterizado a Trump es su disposición a reconocer errores y cambiar de rumbo con facilidad.
El “Periodo de Transición” de Trump: Una Explicación Poco Tranquilizadora
Las declaraciones de Trump tampoco han servido para apaciguar a los mercados. En una reciente entrevista con Fox News, el presidente insistió en que no le gusta hacer predicciones económicas (aunque hacerlo ha sido uno de sus pasatiempos favoritos en otras ocasiones). “Toma un poco de tiempo”, dijo al referirse a su plan para traer la riqueza de vuelta a Estados Unidos. Un comentario tan vago como preocupante, sobre todo para quienes han visto evaporarse miles de millones de dólares en valor de mercado en cuestión de días.
Mientras tanto, desde la Casa Blanca insisten en que esto es solo un “ajuste”, una forma optimista de describir una economía que está perdiendo el impulso que mantuvo en años anteriores. Pero no todos en su equipo están en la misma página: el secretario de Comercio, Howard Lutnick, ha asegurado que “absolutamente no” habrá recesión. Declaraciones que, viniendo de un funcionario gubernamental, tienen la misma credibilidad que un pronóstico meteorológico basado en adivinaciones.
La Inquietud Global: ¿Efecto Dominó?
El desplome de Wall Street no ha quedado aislado. Las principales bolsas europeas y la Bolsa Mexicana de Valores han seguido la tendencia a la baja. En México, el IPC cayó un 2.11%, mientras que en Europa, índices como el DAX alemán y el Ibex español también cerraron en rojo. Como si no bastara con las tensiones comerciales, el plan de inversiones del nuevo gobierno alemán liderado por Friedrich Merz parece estar tambaleándose, añadiendo más incertidumbre a un mercado que ya tiene suficiente con las sacudidas de Trump.
Las acciones de empresas ligadas al comercio y la tecnología, como Tesla, Palantir y Microchip Technology, han sufrido pérdidas notables. Los bancos también han sentido el golpe, con gigantes como Goldman Sachs y JPMorgan registrando caídas significativas. El mensaje de los inversores es claro: la confianza en la estabilidad económica bajo la administración actual está en duda, y no hay un plan concreto que garantice que esta tendencia se revierta.
¿Y Ahora Qué?
Los próximos días serán clave. Los inversores esperan nuevos datos de inflación y el impacto de los aranceles al acero y al aluminio, que entran en vigor esta semana. También habrá que ver qué tan receptivo es Trump a las preocupaciones de los ejecutivos financieros en su reunión con la Business Roundtable. Si el presidente decide mantener el rumbo sin concesiones, Wall Street podría estar en camino a más turbulencias.
En última instancia, la gran pregunta sigue en el aire: ¿hasta qué punto está dispuesto Trump a sacrificar la estabilidad económica en su afán por reconfigurar el comercio global? Wall Street ya ha dado su veredicto preliminar y no es nada alentador. Pero claro, como diría Trump, “toma un poco de tiempo”. Ojalá los mercados y la economía real tengan la paciencia suficiente para esperarlo.




