“La Pona”, impacto profundo | Cosas veredes por: Gilberto Carlos Ornelas - LJA Aguascalientes
17/05/2025

Cosas veredes

“La Pona”, impacto profundo

Hace unos días se reavivó el debate social sobre el destino que debe darse al predio conocido como mezquitera de “La Pona”. Ya existe desde hace 35 años un parque público, por cierto, muy descuidado, con ese nombre en dicho predio, y el debate se concentra ahora en las 33 hectáreas que son propiedad privada desde que el gobierno del estado las vendió a particulares hace 30 años.

Independientemente de los avatares jurídicos, es inevitable y venturoso que la conciencia pública de nuestra ciudad reflexione lo que más conviene a nuestra atribulada ciudad: tener ahí un nuevo fraccionamiento residencial, que nos dicen ocuparía dos tercios del predio, o recuperar toda la zona para que nuestra ciudad conserve un bosque urbano que es el último reducto de la flora y fauna nativa anterior a la fundación de la Villa de las Aguas Calientes.

El dominio del cemento y los automóviles no permite que imaginemos cómo fue nuestra ciudad en sus primeros siglos. Basta recordar que a fines del siglo XIX Aguascalientes era una ciudad comercial pero que contaba con cerca de 500 huertas que sólo se explicaban por la abundancia de agua que se distribuía con el sistema de acequias que iban de los manantiales del Ojocaliente, aledaños al bosque que nos ocupa, hasta los extensos cuadrantes de las huertas. La ciudad era un vergel semiurbano como todavía lo relató Antonio Acevedo Escobedo, difícil de imaginar hoy en día.

Todavía la generación de adultos mayores recuerda los parajes de “La Haciendita de Ojocaliente” y de los alrededores de la vieja y pequeña ciudad, que fueron devorados por la urbanización. La mezquitera de “La Pona”, conocida así por el sobrenombre de la propietaria, la señora María Dolores Escobedo, sobresalía por la densidad de su bosque y la variedad de su fauna. Y era accesible caminando por donde terminaba la Alameda, o por la vieja salida a San Luis Potosí.

El gobierno del ingeniero M.A. Barberena (1986-1992) adquirió por diversas vías grandes superficies de tierra en la zona sur y oriente de la ciudad, donde se construyeron la “Ciudad Satélite Morelos”, la “Jesús Terán”, así como los fraccionamientos “Solidaridad”. También buena parte de los terrenos de “La Haciendita” pasaron al dominio público; ahí quedaron las oficinas de Secretaría de Economía, la Canaco, el “Parque La Pona”, y la mezquitera, de la cual se vendieron las 33 hectáreas en 1995, como afirma el representante de los compradores.

En las últimas décadas se ha dado un litigio entre los propietarios del predio, el gobierno municipal y diversas organizaciones ambientalistas que consideran que dicho predio en su totalidad, por su importancia ecológica, valor cultural e identitario de nuestra ciudad, debe considerarse como área natural protegida y evitar su urbanización.

Los propietarios han proyectado un desarrollo habitacional, gestionado permisos y autorizaciones, y al parecer las autoridades han otorgado el cambio de uso del suelo y hasta aprobado un trazado urbano para esas 33 hectáreas. Las OSC ambientalistas, con determinación admirable han resistido durante casi 20 años y han promovido diversos juicios contra los actos de autoridad que han aprobado el proyecto de los fraccionadores.


Se ha informado que el último juicio de garantías que impedía la urbanización de esa fracción de La Mezquitera se perdió en un Tribunal Colegiado de Circuito. Parece que el gobierno municipal y los propietarios hicieron lo necesario para obtener sentencia a su favor.

Si las defensoras de la mezquitera de “La Pona” no hubieran actuado con rapidez y valentía, seguramente hoy estaría deforestada una gran superficie del predio. La notificación judicial el jueves por la noche, y enviar la maquinaria el día feriado local viernes 25 de abril tenía un tufillo de “sabadazo” para aprovechar la distracción social en los días principales de la feria y la disminuida opinión pública ensanmarqueñada.

Hoy la resistencia y la “acampada ciudadana” ha detenido el desmonte del predio. El gobierno del estado ha informado que instalará mesas de pláticas con las partes: ambientalistas, gobierno municipal y propietarios.

Necesariamente las OSC y su equipo jurídico solidario buscarán los instrumentos para continuar la lucha jurídica y ganar tiempo, aunque a estas alturas ya es obligado que el rescate de la mezquitera de “La Pona” escale a ser asunto prioritario de política social y ambiental.

Hace 50 o 60 años se tapaban con cemento los arroyos ante la ignorancia social. Ya existe mayor conciencia ambiental y los arroyos y ríos ahora son rescatados para que sigan oxigenando nuestro debilitado ecosistema. El bosque de “La Pona” también debe ser rescatado para el bien de la ciudad, considerarlo como área natural protegida y, a tono con los tiempos, debiera ser declarado patrimonio natural del municipio de Aguascalientes.

Ya es tiempo de que el gobierno del estado intervenga en el asunto, se haga el llamado para que intervenga el gobierno federal y, con la divisa de proteger el interés público y el bien superior de la sociedad, se busquen las mejores salidas sin descartar ninguna. Que Aguascalientes tenga un bosque urbano como La Pona bien vale cualquier esfuerzo, claro, respetando los derechos de los hoy propietarios. Rescatar y dignificar el Bosque de La Pona será menos costoso que construir un parque urbano como el “CEAR Rodolfo Landeros Gallegos” construido hace ya 40 años, y por supuesto mucho menos que un nuevo “Foro de las Estrellas”.

La causa del Bosque de La Pona no es un asunto administrativo más: puede ser un tema de gran calado, de esos que impactan profundamente la vida social y cambian destinos políticos.

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@gilbertocarloso


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