- El reconocido artista Marcos Lutyens presenta en Aguascalientes su obra centrada en el deshilado local
- El proyecto retrata generaciones de tejedoras desde una perspectiva artística y emocional
“Lo hecho a mano tendrá cada vez más valor en un mundo digital”, afirma el fotógrafo internacional
Durante su visita a Aguascalientes, el fotógrafo Marcos Lutyens compartió la emoción profunda que le generó el encuentro con las tejedoras locales, protagonistas de su más reciente exposición: “Las deshiladoras”, que se presenta en el primer patio del Palacio Municipal de Aguascalientes hasta finales de abril. Conmovido, describió su experiencia como una de las más intensas de su carrera: “Me siento, pues, aquí casi llorando de alegría”.
Acostumbrado a presentar su trabajo en distintos países, Lutyens destacó la calidez que encontró en Aguascalientes, una diferencia palpable frente a otros contextos culturales: “Aquí siento una apertura y una colaboración, un espíritu increíble”. Para él, la respuesta del público local, en especial de las tejedoras que se vieron retratadas, representa una conexión profunda que rara vez se da en otros espacios.
Sobre su enfoque artístico, explicó que buscó ir más allá de la ropa y presentar el deshilado como una obra escultórica: “Quería enseñarlo como una obra artística, escultórica casi, y con el campo de enfoque muy apretado, lograr que al ver una foto se sintiera la concentración visual y emocional que tienen las deshiladoras”.
El fotógrafo de nivel internacional señaló que esta tradición encarna una herencia cultural profundamente enraizada: “Lo bonito era también ver que había abuela, madre, nietas, todas haciendo la obra”, y subrayó la continuidad generacional que presenció durante el proyecto.
Para Lutyens, documentar este arte no solo fue una forma de expresión visual, sino también un acto de reconocimiento: “La artesanía está un poco subvalorada, pero al unirla con una visión artística se eleva. El arte se mete en la comunidad, y la artesanía se convierte también en arte”.
Su aproximación, lejos de la apropiación cultural, partió del respeto. Agradeció al maestro Octavio Ozuna y a Geraldine de la Serna, quienes lo acercaron al tejido de deshilado de Aguascalientes, el cual desconocía antes del proyecto: “Las deshiladoras son las protagonistas. Yo soy simplemente un ojo que atestigua”.
La emoción de las tejedoras al ver sus retratos fue un reflejo de la intensidad del vínculo que se generó. Algunas lloraron; él también: “Hace tres semanas no nos conocíamos, y ahora parece que somos casi como una familia”, confesó.
Finalmente, Marcos Lutyens reflexionó sobre el valor de lo artesanal en tiempos digitales: “a medida que el mundo se vuelva más mecanizado, más digital, se va a valorar cada vez más lo hecho a mano”.




