El retiro de 14,250 paquetes del medicamento Safetussin Max Strength Multi-Symptom Cough, Cold & Flu en Estados Unidos ha puesto nuevamente en el centro del debate la seguridad en el diseño de envases farmacéuticos de venta libre. A pesar de no haberse reportado incidentes, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor (CPSC, por sus siglas en inglés) advirtió que el empaque de este fármaco no cumple con los estándares federales establecidos por la Ley de Envases para la Prevención de Envenenamientos.
El foco de la preocupación radica en que las tabletas vienen en blísteres recubiertos de aluminio que permiten su extracción con facilidad. Esta característica, aparentemente inocua para el público adulto, representa un riesgo grave si los paquetes quedan al alcance de menores. El potencial de intoxicación infantil llevó a las autoridades a ordenar el retiro inmediato del producto.
Distribuido por Kramer Laboratories, con sede en Bridgewater, Nueva Jersey, y fabricado en India, el producto se vendió en cadenas como H-E-B y Harris-Teeter, así como en farmacias independientes, entre julio de 2024 y marzo de 2025. Su presentación —una caja de cartón en colores azul, naranja y rojo— contiene 24 tabletas y se comercializaba por aproximadamente 11 dólares. Aunque el medicamento estaba formulado para adultos, incluso con condiciones como hipertensión y diabetes, la accesibilidad del envase lo convirtió en un riesgo en hogares con presencia infantil.
El retiro no apunta a la fórmula del medicamento en sí, sino únicamente al tipo de empaque. Sin embargo, la CPSC recomienda desechar tanto el producto como su envase para evitar cualquier incidente. Los consumidores que posean el medicamento deben contactar a Kramer Laboratories para solicitar un reembolso o instrucciones sobre su correcta disposición. El número de recuperación de los lotes afectados es el 25-223.
Más allá del caso puntual, esta situación expone una falla sistémica en la protección del consumidor cuando se trata de productos farmacéuticos de uso doméstico. Las normas existen, pero el cumplimiento no es automático ni garantizado. Y en este caso, fueron necesarias más de 14 mil unidades distribuidas en el mercado para que se identificara el riesgo.
El incidente subraya la importancia de revisar con rigor los envases de productos destinados a espacios donde conviven adultos y niños. La prevención de accidentes domésticos no depende sólo del sentido común de los consumidores, sino de medidas estructurales de seguridad que deben ser cumplidas desde la manufactura. La “falsa sensación de seguridad” que puede dar un empaque atractivo o un medicamento de venta libre no debe reemplazar la exigencia de estándares técnicos de protección.
Como ocurre con enchufes sin tapa o detergentes en botellas transparentes, los riesgos de intoxicación infantil por diseño de producto no son nuevos. Pero en un contexto donde la supervisión adulta a menudo se ve rebasada por la rutina doméstica, el diseño seguro ya no es un lujo: es una responsabilidad.




