En TikTok no solo se viralizan bailes o recetas de pasta con queso feta. También circulan ofertas de “trabajo” que, en realidad, son convocatorias del crimen organizado. El influencer marketing del narco ya no necesita pasquines: ahora tiene hashtags, corridos tumbados, y emojis cuidadosamente seleccionados.
Una investigación del Colegio de México, en colaboración con el Civic A.I. Lab de Northeastern, documentó más de 100 cuentas en TikTok activas en el reclutamiento digital de jóvenes, muchas operadas por el CJNG, el Cártel de Sinaloa y otros grupos criminales. El hallazgo se presentó bajo el nombre “Nuevas fronteras en el reclutamiento digital”, revelando una sofisticada operación simbólica para seducir a adolescentes con promesas de pertenencia, poder y dinero rápido.
Los reclutadores ya no llegan en camionetas: llegan con hashtags como #4letras, #trabajoparalamañana o #mencho. A través de contenido aparentemente banal —videos de autos, música viral o frases en jerga urbana— los mensajes ocultan una estructura organizada de captación. Y lo hacen con emojis, esos íconos que en otros contextos son inocentes, pero aquí son código criminal.
Estos son los emojis identificados en la investigación, con sus respectivos significados dentro del ecosistema narco-digital:
Ninja: representa a los operadores del narco, encapuchados o discretos; suele aludir a sicarios.- Casco: se usa en contenido con personas fuertemente armadas o vestidas como militares; comunica poder de fuego y “profesionalismo”.
- Diablo: símbolo del “mal” como estética narca; acompaña videos con tintes violentos o intimidantes.
- Namahage (ogro japonés): variante del emoji diablo, muy común en videos con música de El Makabélico.
- Ojo turco: hace alusión a “la maña”, es decir, el crimen organizado en clave popular.
- Pizza: aparece siempre precedido por “ch” para formar “ch”, en referencia a “chapizza”, el apodo digital de los hijos de El Chapo Guzmán.
- Gallo: símbolo que alude a Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, apodado también “El señor de los gallos”.
- NG (New Generation): hace referencia al Cártel Jalisco Nueva Generación; a menudo precedido por el número 4, como en “4”.
Ninja: representa a los operadores del narco, encapuchados o discretos; suele aludir a sicarios.
Casco: se usa en contenido con personas fuertemente armadas o vestidas como militares; comunica poder de fuego y “profesionalismo”.
Diablo: símbolo del “mal” como estética narca; acompaña videos con tintes violentos o intimidantes.
Namahage (ogro japonés): variante del emoji diablo, muy común en videos con música de El Makabélico.
Ojo turco: hace alusión a “la maña”, es decir, el crimen organizado en clave popular.
Pizza: aparece siempre precedido por “ch” para formar “ch
Gallo: símbolo que alude a Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, apodado también “El señor de los gallos”.
NG (New Generation): hace referencia al Cártel Jalisco Nueva Generación; a menudo precedido por el número 4, como en “4Cada uno de estos íconos aparece estratégicamente en perfiles y videos donde se ofrecen “empleos” que prometen sueldos atractivos, hospedaje, entrenamiento, e incluso apoyo para madres solteras o estudiantes. En la práctica, estos empleos suelen derivar en desapariciones, explotación, y esclavitud criminal. Pero la estética es engañosa: se trata de un discurso aspiracional, dirigido a quienes buscan “salir adelante”.
Uno de los casos más inquietantes es el del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, descubierto gracias a madres buscadoras. Ahí se evidenció que muchos jóvenes desaparecidos fueron contactados por redes sociales con estas ofertas disfrazadas de oportunidad. En la Mañanera del 24 de marzo, el titular de la SSPC, Omar García Harfuch, confirmó que 39 cuentas de TikTok fueron dadas de baja por promover el reclutamiento criminal.
Los datos del informe señalan que el 54% de las cuentas analizadas estaban asociadas al CJNG. El 47% hacían reclutamiento explícito y otro 31% funcionaban como propaganda narca, donde la música, los emojis y las frases de pertenencia transforman al cartel en comunidad.
El Colegio de México, junto con el Laboratorio de Odio y Concordia, utilizó una etnografía digital para identificar patrones de lenguaje, símbolos y comportamiento en las redes. En esa muestra, también se halló que varias cuentas estaban manejadas por menores de edad.
El fenómeno no se limita al CJNG. También participan activamente el Cártel del Noreste, el del Golfo, los Caballeros Templarios, y por supuesto, las facciones del Cártel de Sinaloa. Cada uno con su propio “branding” narco y selección de emojis.
Pero no es solo propaganda: también hay una estructura piramidal. Según el diagnóstico nacional retomado por la Secretaría de Gobernación, siete de cada diez menores reclutados provienen de entornos de alta criminalidad. Primero son usados como mensajeros o halcones. Después, escalan a posiciones de mayor riesgo y violencia.
Este modelo recuerda más a un esquema de marketing multinivel que a una célula criminal. Pero con consecuencias mortales. TikTok, que presume controles de contenido y protección infantil, ha sido incapaz de frenar este fenómeno. Porque mientras los algoritmos premian la interacción, los cárteles premian la obediencia.
Y mientras los adolescentes bailan o “buscan chamba” en TikTok, el crimen organizado continúa construyendo —emoji a emoji— una identidad narco que se vende como comunidad, futuro y sentido de vida. Lo llaman pertenencia. Pero cuesta muy caro.
