Bajo presión
Trabajo legislativo
Chango viejo no aprende maroma nueva. Y si alguien dudaba que el morenaje no solo se parece a los políticos del pasado, sino que los supera en cinismo, ahí está la rebelión en la granja legislativa que pastorea Ricardo Monreal.
Un grupo de diputados morenitas exige la renuncia de la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, a quien acusan de maltratarlos. Como no les permite meter mano en la bolsa de las limosnas para también repartir y promocionarse, la tildan de corrupta.
Al grito de “¡fuera, fuera!”, aunque la funcionaria ni siquiera estaba presente en la plenaria, los morenitas insistieron en que Montiel Reyes debe salir de la Secretaría porque los ningunea, los trata con desdén y no los recibe cuando quieren. Según ellos, es más fácil ver a la presidenta que a ella.
“Nosotros nos estamos chingando bien duro, trabajando”, se quejó una de las diputadas. La molestia del morenaje es natural: no solo asisten a la Cámara de Diputados a todas las sesiones, también revisan dictámenes, votan iniciativas… incluso van a tener un periodo extraordinario para mantener el ritmo de su extenuante labor.
Uno entendería que los inconformes se refieren a que Montiel les obstruye la agenda legislativa. Pero no. La diputada veracruzana Jessica Ramírez Cisneros lo explicó mejor:
“Tengo siete municipios, los estoy trabajando para llevarles juguetes a los niños, estamos pintando bardas, estamos repartiendo volantes, estamos pegando lonas, estamos trabajando más que varios diputados que tienen muchísimos asesores… y también quiero decirles que estamos afiliando, además”.
Ya no representan ciudadanos: representan bardas pintadas, lonas pegadas y niños con juguetes.
Eso es lo que consideran trabajo legislativo: reducir su encargo a la gestión social y al trabajo partidista. Le llaman “trabajo en territorio”, como si eso reemplazara su función de representantes populares.
Ricardo Monreal, coordinador del rebaño morenita, se ofreció como interlocutor para que el asunto no escale. Dijo que hablaría con la secretaria del Bienestar para que se termine “el trato que diputados y diputadas merecen y exigen de respeto con las instituciones”. Porque, claro, para el zacatecano, no están pidiendo nada fuera de la ley.
Pero el morenaje que accedió al poder no sabe moverse sin depender de alguien. Antes fue la sombra de Andrés Manuel López Obrador. Hoy es la repartición de los programas sociales.
Para ellos, el trabajo legislativo es una herramienta para mantenerse vigentes entre el electorado, una extensión del partido, una ofrenda a los líderes de grupo que los pueden mantener en algún cargo.
Este berrinche escaló hasta la conferencia de la presidenta, quien les recordó que su gobierno no hace “gestión personal de diputadas y diputados. Eso se terminó porque los programas son universales y, en el caso de no ser universales, es casa por casa como se define quién tiene el programa, a partir de una definición, no de la gestión de una persona”.
Sheinbaum Pardo remarcó que se acabó eso de usar los apoyos sociales para promocionarse. Pero el morenaje insiste en que, dentro de lo que la ley permite, ellos deben seguir controlando ese reparto. Porque si no es con mercancía o favores, no saben cómo hacer política.
Central
En todos lados cuecen habas. En Aguascalientes no se quedan atrás.
Mientras la oposición nacional intenta sacar raja de la exhibición sinvergüenza de los diputados morenitas, el Congresito local presume que, en solo cuatro meses, ha realizado un montón de gestiones… y ha gastado miles de pesos en el intento.
Según un comunicado del Comité de Gestoría y Quejas, presidido por la panista Mirna Medina, entre diciembre de 2024 y marzo de 2025 los diputados gastaron 500 mil 760 pesos en 463 gestiones jurídicas: custodia de menores, alimentos, intestados, divorcios, pensiones…
Además, presume que se atendieron 547 gestiones más en temas de empleo, salud, transporte, multas, deporte, Infonavit, predial, medicamentos, pasajes, funerarios y un generoso etcétera.
Traducido al español: estas gestiones son la limosna que reparten los diputados a los ciudadanos que llegan al Palacio Legislativo a pedir ayuda. Los pocos pesos que no salen de sus bolsillos, sino del presupuesto del Congresito. Con eso hacen caravana: firman formatos, interceden con alguna autoridad, consiguen un descuento o una dádiva.
En la misma confusión que los diputados federales de Morena, la panista Medina asegura que este gasto fortalece una gestión pública más eficiente y accesible. Habla de “una sociedad más justa y equitativa”.
¿Equitativa? ¿Justa? Para cualquiera que viva en Aguascalientes, es evidente: basta caminar por el centro para ver la romería de personas que van de la oficina estatal a la municipal, y terminan en el Congresito en busca de ayuda. La mayoría se va contenta con un vale o un descuento. Pero ¿y los que no pueden o no quieren pedir esa “caridad”? ¿Dónde queda lo justo?
Peor aún: por cada persona que recibe algo, hay decenas que tienen que arreglárselas solas. Apoyados por empresarios, académicos o ciudadanos solidarios que recaudan para emergencias. Estudiantes, deportistas, comerciantes… muchos consiguen más fuera de las instituciones que dentro.
Esto no es nuevo. Legislatura tras legislatura, el Congresito gasta en gestión social sin transparentar el uso de los recursos. No importa el partido: todos creen que tirar dinero sirve para cosechar votos.
Coda. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Diputados morenitas e hidrocálidos, en esta confusión entre trabajo legislativo y gestión social, evaden la rendición de cuentas y la transparencia, les basta el “entre otros”… ese cajón donde se esconden las uñas con las que le rascan al presupuesto.
@aldan




