- La Pona fija aproximadamente 2,300 toneladas de carbono al año en sus 33 hectáreas y concentra cerca de 42 mil millones de litros de agua al año
- Denuncian abandono oficial e intereses inmobiliarios sobre el bien común
La resistencia ciudadana ha sido clave para frenar devastaciones recientes
“Esto no se ha terminado”, expresó Gloria Franco, una de las activistas que acompañan la defensa de La Pona, al recordar el momento en que Sofía González Ponce se plantó frente a la maquinaria que pretendía intervenir el terreno. Ese acto, reconoció, reavivó la esperanza de una comunidad decidida a proteger uno de los últimos pulmones verdes dentro de la mancha urbana de Aguascalientes.
Sofía González cuestionó el papel de las instituciones responsables del medio ambiente. Denunció que, a pesar de que se ha anunciado un plan de manejo y la designación parcial de La Pona como Área Natural Protegida, en los hechos no se ha observado presencia institucional que impida el deterioro del área.
“Todo ese descuido, para mí, es intencional”, afirmó. Señaló que detrás del abandono hay intereses de inmobiliarias que buscan fraccionar la zona, lo cual ha derivado en incendios sistemáticos y en la acumulación de toneladas de escombro sin control. Llamó a la ciudadanía a despertar de su letargo: “Tenemos que escuchar el clamor de la Tierra”, citó, recordando las palabras del Papa Francisco.
Por su parte, la bióloga Ethel Martínez compartió hallazgos relevantes de los peritajes realizados en La Pona. Destacó que el ecosistema aporta cerca de 42 mil millones de litros de agua al año y que su vegetación, dominada por 5,600 árboles de mezquite, fija aproximadamente 2,300 toneladas de carbono anuales, ayudando a mitigar el calentamiento global: “Es necesario legitimar La Pona como Área Natural Protegida”, subrayó.
Martínez también explicó que en la zona oriente del predio se identificaron árboles de entre 40 y 50 años, lo cual indica un proceso natural de restauración tras la devastación que implicó la construcción del Segundo Anillo. A pesar de los constantes incendios, la vegetación continúa regenerándose, lo que revela la resiliencia del ecosistema.
Gloria Franco enfatizó que el respaldo de la sociedad ha sido fundamental: “Nos han sostenido completamente”, dijo, y aseguró que las muestras de apoyo reafirman el consenso social sobre la necesidad de proteger el bosque. “No podemos seguir devastando”, concluyó.
Las y los activistas anunciaron que próximamente se organizará una cadena humana y diversas actividades culturales durante el fin de semana. Invitaron a seguir las redes sociales del colectivo Salvemos La Pona para conocer los detalles y sumarse a las acciones que buscan garantizar un futuro sostenible, en el que nadie se quede atrás.