A menos de 24 horas de concluir su mandato, Carlos Eduardo Barrera Díaz renunció a la rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) en medio de un paro estudiantil generalizado y una profunda crisis institucional detonada por un proceso sucesorio cuestionado desde sus cimientos. La decisión llegó tras 13 días de protestas, más de 20 espacios académicos tomados, exigencias por voto directo en la elección de la nueva rectoría y la creciente deslegitimación de su figura entre estudiantes, académicos y consejeros universitarios.
La gota que colmó el vaso fue la filtración de un audio en el que presuntamente el rector, en una conversación informal, advertía que dejaría las “arcas vacías” si su candidata no resultaba electa. Aunque la universidad intentó desmentir el contenido, primero calificándolo de manipulado y luego negando su autenticidad, el daño a la confianza ya estaba hecho. La comunidad universitaria interpretó el audio como evidencia de una operación política desde la cúpula para imponer a la candidata oficial: Eréndira Fierro.
Las protestas crecieron en magnitud y organización. Primero, con marchas y exigencias de diálogo que fueron ignoradas por la rectoría. Luego, con la toma del edificio central y el paro escalonado de facultades, hasta consolidarse como un movimiento interfacultades aglutinado en el Enjambre Estudiantil Unificado. La presión surtió efecto: la elección del nuevo rector o rectora fue suspendida, Eréndira Fierro declinó públicamente y el Consejo Universitario se vio forzado a aceptar la renuncia de Barrera.
El pliego petitorio del estudiantado incluye la anulación del proceso sucesorio, la instauración del voto universal y secreto para elegir autoridades, auditoría al periodo de gestión de Barrera, comedores subsidiados, gratuidad educativa, acciones contra la violencia de género, mejoras en infraestructura y fin a la represión institucional. En paralelo, algunos sectores académicos proponen que sea el movimiento estudiantil quien proponga al rector interino, y han exigido también la renuncia de los consejeros universitarios, señalados por alinearse con decisiones impuestas desde la rectoría saliente.
Aunque la UAEMex respondió tarde, instauró una Comisión Especial de Diálogo para canalizar las demandas del movimiento estudiantil, integrada por directivos, profesores y autoridades centrales. El objetivo, según Marco Aurelio Cienfuegos Terrón, secretario de Rectoría, es evitar represalias, atender demandas legítimas y dar seguimiento puntual a los acuerdos.
El Consejo Universitario nombró como rector interino a Isidro Rogel Fajardo, quien deberá asumir no solo el control administrativo de la universidad, sino el reto político de recuperar la confianza de una comunidad que ha demostrado que no está dispuesta a ser espectadora pasiva en decisiones que afectan su futuro. Lo que comenzó como un conflicto de sucesión se ha convertido en una demanda más amplia por democratización, justicia universitaria y transparencia.




