Si usted, lector, siente que cada quincena rinde menos, que los precios suben como cohete de feria y que el “ahorrito” se evapora como sueldo en lunes, quizá solo le falta escuchar a la Secretaría de Hacienda. Según Rodrigo Mariscal, jefe de la Unidad de Planeación Económica, los hogares mexicanos están listos para enfrentar una recesión. Tienen, asegura, “músculo financiero”. ¿De qué tipo? No aclara. Pero todo indica que es más un CrossFit económico imaginario que realidad económica.
Durante un foro internacional de alto perfil, el “Latin American Cities Conference”, Mariscal afirmó que los mexicanos tienen ahorros suficientes, empleo creciente y salarios en ascenso. Que el país no está en recesión, y que si llegara, no habría problema: la gente puede con eso. Porque aparentemente la inflación es un mito, el alza de precios es percepción y el carrito de supermercado vacío es puro pesimismo visual.
Pero, ¿y los datos? Esos que no caben en un PowerPoint institucional. La Encuesta Nacional sobre Salud Financiera 2023 (ENSAFI) del INEGI pinta otro panorama: el 48% de los mexicanos no tiene ningún tipo de ahorro. Y de los que sí guardan algo, el 89.3% apenas junta lo suficiente para sobrevivir tres meses. Nada mal para “aguantar una crisis”, si la crisis dura lo que un puente vacacional.
Tampoco ayuda que el 36.2% esté endeudado, que solo 7.7% ahorre mes con mes, y que el 46% llegue al final del mes sin que le sobre un solo peso. Más que músculo financiero, parece que el único ejercicio económico que domina el mexicano promedio es el estiramiento… del salario.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) no se queda atrás en aguafiestas: el 35.4% de los trabajadores mexicanos gana por debajo del ingreso suficiente para adquirir la canasta básica. En estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, esta cifra es aún más brutal. Y por si fuera poco, la informalidad sigue viva, con ingresos promedio de 5 mil pesos mensuales. Tal vez sí haya músculo, pero está trabajando en doble turno… y sin seguro.
Ni hablar de la percepción emocional: 48.4% de los mexicanos tiene preocupación constante por sus deudas, lo que no solo genera frustración, tristeza y ansiedad, sino también la sospecha de que Hacienda vive en otro país (o en otro recibo de nómina).
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) también se suma al desconcierto. En su último estudio, basado en encuestas a miles de negocios, afirma que el Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic) ha sido un fracaso. En otras palabras: en la tiendita de la esquina, la realidad le gana al Excel de la SHCP. Los precios suben, el poder adquisitivo cae, y lo único que se mantiene estable es la narrativa oficial.
Eso sí, según Hacienda, todavía no hay recesión. Técnicamente faltan algunos requisitos: caída prolongada, profunda y generalizada. Por ahora, solo hay contracción en 22 sectores. Tranquilos, cuando lleguemos a los 32 necesarios, ya nos avisarán. Quizá por el mismo canal donde transmiten los datos optimistas.
Mientras tanto, Hacienda insiste en que los hogares tienen una base financiera fuerte. Claro, si se mide en esperanza, paciencia y capacidad de adaptación. Pero si el criterio es el saldo bancario, la realidad pega con rudeza.




