Iglesia, camino de esperanza | Opciones y decisiones por: Francisco Javier Chávez Santillán - LJA Aguascalientes
16/05/2025

Opciones y decisiones

Iglesia, camino de esperanza

Apenas un breve interregno ocurre, para poder escuchar este jueves el solemne y emocionado: Habemus Papam. Robert Francis Prevost Martínez, León XIV. Nacido el 14 de septiembre de 1955, en Chicago, Estados Unidos, se incorporó a la orden de San Agustín en 1977 e hizo votos solemnes en 1981; de la que ha sido miembro, hasta fungir como sacerdote en 1982, habiéndose incorporado a la misión agustiniana en Perú, en 1985. Luego, el 3 de noviembre de 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador de la diócesis peruana de Chiclayo, y lo eleva a la dignidad de obispo (el 12 de diciembre), asignándole la diócesis titular de Sufar, en la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la catedral de su diócesis, Perú. Cardenal diácono de Santa Mónica, 30 septiembre, 2023. Y prefecto del Dicasterio para los Obispos, en la Curia Romana, bajo el Papa Francisco (en 2020); y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina (2023).   

Al momento de pensar en este artículo, me había trazado algunas ideas, que por alguna razón confluían más en la forma que habría de adoptar la Iglesia Católica, habida cuenta de la muerte del Papa Francisco y la elección de su Sucesor 267, estando aún pendiente la resolución del Cónclave Cardenalicio. Ahora todo está despejado, y para mí sigue estando vigente la pregunta: ¿hacia dónde se orientará la Iglesia tras esta sucesión? 

Intento, al respecto, rastrear algunos indicios que nos dejaba la síntesis vital que pronunciaba el predicador en los funerales del Papa Francisco; pues me pareció de una gran concreción y energía. Escuchamos. 

Su última imagen que queda grabada en nuestros ojos y en nuestros corazones, es la del domingo pasado, día de la solemnidad de Pascua, cuando el Papa Francisco, a pesar de sus graves problemas de salud, quiso darnos su bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro, para después bajar a esta plaza para saludar desde el Papamóvil abierto a toda la multitud

La voz misma de Cristo que llama al primero de los Apóstoles, nos ilumina y nos guía: Pedro, ¿me amas más que éstos? Y la respuesta de Pedro fue inmediata y sincera: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Y Jesús le confió la gran misión: Apacienta mis ovejas. 

Ésta será la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor siguiendo al Maestro y Señor Jesucristo que “no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” ( Mc 10,45)

El Papa Francisco eligió seguir este camino de entrega hasta el último día de su vida terrena. (…) Y lo hizo con fuerza y ​​serenidad, cerca de su rebaño, la Iglesia de Dios, recordando las palabras de Jesús citadas por el apóstol Pablo: Hay más dicha en dar que en recibir ( Hch 20,35)


La decisión de tomar el nombre de Francisco apareció inmediatamente como la elección de un programa y de un estilo sobre el que quería basar su pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de San Francisco de Asís

Imprimió inmediatamente su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo contactos directos con los individuos y las poblaciones, deseoso de estar cerca de todos, con particular atención a las personas en dificultad, gastándose sin contar, en particular por los más desfavorecidos, los excluidos

Fue un Papa entre el pueblo, con el corazón abierto a todos

Con su vocabulario característico y un lenguaje rico en imágenes y metáforas, buscó siempre iluminar los problemas de nuestro tiempo con la sabiduría del Evangelio, ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animándonos a vivir como cristianos los desafíos y las contradicciones de estos años de cambio, que le gustaba llamar “cambio de época”.

Rico de calor humano y profundamente sensible a los dramas actuales, el Papa Francisco compartió verdaderamente las angustias, los sufrimientos y las esperanzas de nuestra era de globalización, y trabajó para consolar y alentar a todos con un mensaje capaz de tocar el corazón de las personas de manera directa e inmediata

El primado de la evangelización fue la guía de su pontificado, difundiendo, con una clara impronta misionera, la alegría del Evangelio, que fue el título de su primera exhortación apostólica Evangelii gaudium. 

El hilo conductor de su misión ha sido también la convicción de que la Iglesia es una casa para todos, una casa cuyas puertas están siempre abiertas. (…) Utilizó la imagen de la Iglesia como “hospital de campaña”. (…)  Una Iglesia capaz de mirar a cada hombre, más allá de toda creencia o condición, para curar sus heridas

Con 47 intensos viajes apostólicos. Desde el primer viaje a Lampedusa, una isla que se ha convertido en símbolo de la tragedia de la emigración, con miles de personas ahogándose en el marEn la misma línea, se produjo también el viaje a Lesbos, con el patriarca Ecuménico y el arzobispo de Atenas, así como la celebración de una misa en la frontera entre México y Estados Unidos, con motivo de su viaje a México

El que realizó a Irak en 2021, con riesgo de su vida, quedará particularmente grabado en nuestra memoria. Esta difícil visita apostólica ha sido un bálsamo para las heridas abiertas del pueblo iraquí, que ha sufrido tanto por los actos inhumanos de Daesh.

Hasta su visita apostólica de 2024 a cuatro países de Asia y Oceanía, el Papa ha llegado “a la periferia más periférica del mundo”

Ha puesto siempre en el centro el Evangelio de la misericordia, subrayando repetidamente que Dios no se cansa nunca de perdonarnos: perdona siempre, sea cual sea la situación de quien pide perdón y vuelve al buen camino

En contraposición a lo que definió como “la cultura del descarte”, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad. El tema de la fraternidad recorrió todo su pontificado con acentos vibrantes. Así, en la encíclica Fratelli tutti, quiso reavivar una aspiración mundial a la fraternidad. 

Dirigiéndose a hombres y mujeres de todo el mundo, la carta encíclica Laudato si llamó la atención sobre los deberes y la corresponsabilidad hacia nuestra casa común. “Nadie puede salvarse solo.” Frente a la furia de las múltiples guerras de los últimos años, con sus horrores inhumanos, sus innumerables muertes y destrucciones, el Papa Francisco no ha dejado de alzar la voz para implorar la paz y pedir razón, negociaciones honestas para encontrar posibles soluciones. 

Y su servicio de fe como sucesor del apóstol Pedro estuvo siempre vinculado al servicio a la humanidad en todas sus dimensiones. 

Y concluye: Querido Papa Francisco, te pedimos ahora que reces por nosotros y que, desde el cielo, bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero. (…) idealmente, con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza. 

  1. Valga esta extensa cita como tributo al Papa Francisco, pero también como una ideal, esperanzadora “rosa de los vientos” que indique el rumbo por el que ha de transitar la Iglesia en su nueva fase de relevo apostólico. Lo que nos lleva a, siquiera indicar, la nueva fase por la que la Iglesia habrá de emprender su nuevo camino. 

En este sentido, antes que de las personas, habremos de ocuparnos de la Iglesia Católica, en cuanto que tal. Y encontramos que desde la tradición primitiva, siempre han corrido en paralelo dos visiones fundantes de “ecclesia”, la de inspiración “Petrina” y la “Paulina”. De la primera, tenemos muy sobrios referentes, en sus dos epístolas. Cuya dedicatoria primera es para aquellos que viven en la “dispersión”, y que en su fe gozan de alegría. Y destaca el sacerdocio de Cristo. “Pero vosotros sois linaje elegido. Sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido” (1 Pe. 2, v. 9). “Sumisos ante las instituciones humanas, ante los amos exigentes, e igualmente las mujeres a sus maridos”. “Que vuestro adorno no esté en el exterior, … sino en lo oculto del corazón” (ibidem, 3, v. 4). 

La espera de la parusía (Id. 4. 8). “El fin de las cosas está cercano. Sed pues sensatos y sobrios para daros a la oración. Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados”. (C 5, v.1ss) “A los ancianos (presbíteros) que están entre vosotros… Les exhorto yo, anciano, como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que está para manifestarse. Apacentad la grey de Dios que os está encomendada…” (v. 3) “no tiranizando a los que os ha tocado cuidar, sino siendo modelos de la grey” (5.3) “De igual manera, jóvenes, sed sumisos a los ancianos, revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes”.

La Segunda Epístola de San Pedro, tiene una dedicatoria universal. 1. 1ss. “Simeón, Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha caído en suerte una fe tan preciosa como la nuestra”. 

Estas breves notas apuntan sin duda al núcleo central del cristianismo. Por ello la edición de la Biblia de Jerusalén las incluye bajo el epígrafe de: Católicas. 

En contraparte la extensa colección epistolar del apóstol Pablo, añadiendo su Hechos de los Apóstoles, le ha merecido con sobrada razón la visión Paulina de la Iglesia. Si me he detenido en la gran síntesis de San Pedro, es porque la veo muy en consonancia con el enjundioso reconocimiento que le brinda el cardenal Giovanni Battista Re al extinto Papa Francisco. 

Basta con leer en paralelo lo destacado por el cardenal, para poder avistar en el legado pontificio de Francisco. De esta lectura en paralelo, resalta la idea de una Iglesia que está afrontando su “Parusía”, es decir, los tiempos de la salvación que ya están aquí, aunque el cabal cumplimiento de todas sus “esperanzas”, aún no. Así se sintetiza la idea de parusía: El ya (del cumplimiento) de la gran promesa divina emitida desde antiguo, que está aquí, “pero todavía no” acaba su finalización. Este, al parecer para mí, resume con pertinencia el espíritu apostólico de Francisco, nuestro finado Papa. [email protected]


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