Eduardo Llamas Esparza, presidente nacional de la Federación de Colegios de Ingenieros Mecánicos, Electricistas, Electrónicos y Ramas Afines (FECIME), advirtió sobre la saturación del sistema eléctrico nacional y los riesgos que esto representa para el país, además de pronunciarse sobre el verdadero costo de la energía en México.
Llamas explicó que los apagones registrados en los últimos años han sido “programados” por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con el fin de evitar colapsos mayores. “Tienen que tirar la carga, como le llaman, para evitar una catástrofe. No es que haya un apagón como tal, sino que se programan al entrar en límites de emergencia”, detalló.
En ese sentido, consideró preocupante que, pese a que los picos de demanda ya son previsibles cada año, principalmente en temporadas de calor, no haya suficiente preparación para enfrentarlos. “No puede ser que en seis años consecutivos no estén listos. No se trata de buscar culpables, sino de trabajar, y no lo han hecho”, comentó.
El ingeniero aseguró que la solución pasa por la inversión en infraestructura nueva y en la modernización de la ya existente. “Esta falta de inversión no es de un solo sexenio. Sin embargo, confío en que la nueva administración invierta, ya que se han colocado perfiles técnicos y científicos en los puestos clave del sector energético”.
Respecto al costo de la electricidad en el país, Llamas señaló que, aunque aparentemente no es cara por el subsidio que reciben muchos usuarios, en realidad representa un fuerte gasto para el gobierno federal. “Lo que hacen es sacar dinero de un lado y meterlo en otro. El subsidio no desaparece, simplemente se disfraza como si fuera tarifa baja, pero se compensa desde Hacienda y eso genera boquetes financieros”, explicó.
Finalmente, hizo un llamado a la ciudadanía para asumir un rol activo en el ahorro energético, ya que, dijo, “la energía más barata es la que no se necesita”. Invitó a la población a revisar el estado de sus electrodomésticos, desconectar lo que no se usa, y adoptar prácticas de consumo consciente que permitan mantener el confort sin desperdiciar recursos.