Todo fue aquella tarde
que empezó a cintilar un alma vespertina…
Se elevó una nota en espirales
y rodeó su cintura
en un delirio erótico de risas.
La escala de la luna
pareció terminar más pronto que otras veces
y un beso ingenuo
pareció acariciar sus tenues ojos.
Brillando las miradas
retaron los destellos de otros besos
para morder sus rojos,
y acariciar sus párpados
sedientos, violáceos, arrullados en ritmo de volutas
y escondidos en humos,
en humos de pincel…
Amoldando el espacio
sus manos voluptuosas
dibujaron el ritmo cadencioso
del amor…
El fresco de sus brazos,
el blanco de sus hombros,
perdiose en un diluvio de canciones,
de versos,
de lunas y de estrellas,
de risas, de emociones…
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“Por la unidad en la diversidad”
Aguascalientes, México, América Latina




