Cuando se trata de hacer ejercicio en México, lo último que uno esperaría es que la rutina más extenuante sea reclamar un reembolso. Energy Fitness, cadena operada por New Evolution Fitness México, enfrenta una ola de señalamientos por cerrar repentinamente la mayoría de sus sucursales —dejando solo una abierta en la Ciudad de México— mientras seguía vendiendo membresías anuales como si nada pasara.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) emitió una alerta formal ante el creciente número de quejas —166 desde 2024 a la fecha— en las que usuarias y usuarios relatan haber pagado por servicios que, en la práctica, desaparecieron junto con los gimnasios. Según la dependencia, las quejas documentadas se concentran en personas que ya habían pagado la anualidad y fueron canalizadas a otras sucursales que también terminaron cerrando.
La única instalación que se mantiene activa está ubicada en la colonia Nápoles de la CDMX. Sin embargo, su continuidad está en duda. Profeco constató su operación durante una visita de vigilancia el 24 de mayo, pero advirtió a la ciudadanía que tome precauciones en caso de querer contratar servicios con la empresa, ante el riesgo inminente de un cierre total.
En redes sociales, las denuncias no han parado. Usuarios han señalado una práctica recurrente: tras el cierre de una sucursal, el proveedor indicaba que podían acudir a otra sede para hacer uso de su membresía, aunque en muchos casos esa “otra” también estaba por cerrar. Este patrón sugiere un intento de contener la indignación sin resolver el fondo del problema: el cobro de servicios inexistentes.
El caso no solo se limita a la capital. En Pachuca, personas afectadas por el cierre de la sucursal en la plaza Gran Patio protestaron públicamente. Con pintas en los ventanales y hojas pegadas, exigieron el reembolso de lo que pagaron. Algunos apenas llevaban meses usando el servicio. Las protestas también reclamaron intervención estatal para agilizar las carpetas de investigación contra los responsables.
Ante la falta de respuesta de la empresa, Profeco ha dispuesto sus canales habituales para recibir denuncias: el Teléfono del Consumidor (55 5568 8722 y 800 468 8722), así como sus redes sociales y página oficial. Además, la dependencia aseguró que continuará asesorando a las personas afectadas.
Lo ocurrido con Energy Fitness abre un debate incómodo pero urgente: ¿hasta qué punto las empresas de servicios pueden seguir operando con impunidad cuando incumplen sistemáticamente con sus compromisos? No se trata solo de fallas administrativas. En este caso, el vacío entre lo ofrecido y lo recibido se convirtió en un fraude disfrazado de rutina fitness.
Mientras la empresa guarda silencio, la Profeco intenta contener el daño. Y en medio, cientos de personas siguen sin respuestas ni reembolsos, a la espera de que lo que comenzó como una inversión en salud no termine como una pérdida económica.




