El que vino a Aguascalientes solo a pasar corajes fue el senador Gerardo Fernández Noroña, quien encabezó un conversatorio sobre la elección judicial del próximo 1 de junio, acompañado por militantes y simpatizantes de Morena. En rueda de prensa, y fiel a su estilo, Noroña no perdió oportunidad de jalarles las orejas a las tribus partidistas de la 4T. Criticó abiertamente la división interna del partido a nivel local, desmintiendo así lo dicho por el dirigente estatal Gil Gutiérrez, quien asegura que hay unidad. Noroña expresó su inconformidad con el hecho de que en el Congreso local existan dos grupos parlamentarios de Morena, lo cual -dijo- evidencia la falta de cohesión. Además, hizo un llamado directo al diputado federal Arturo Ávila para buscar paz y unidad dentro del movimiento.
La respuesta de Ávila no se hizo esperar. Con tono mesurado, declaró que se reserva comentarios, y que la unidad dentro del partido se construye con prudencia y sin protagonismos. Una cachetada con guante blanco, sin duda. Para completar el momento, su coordinador en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, lo destapó como aspirante a la gubernatura para 2027. Todo un episodio digno de telenovela política.
Ni cómo ayudarlos
La división dentro de Morena Aguascalientes no es nueva. Desde sus inicios han estado más ocupados en repartirse rebanadas del pastel que en construir un proyecto sólido. Están tan acostumbrados a jugar a la oposición cómoda, que se les olvida ganar en serio. El partido ha negociado posiciones, ha aceptado a expanistas con “migajas” de poder, y muchos de esos recién llegados se conforman con vivir del recurso público, sin importar el color de la camiseta.
Lo que no mencionó Noroña -o quizá no le informaron- es que la desarticulación morenista viene desde su fundación. Basta recordar cómo, en elecciones pasadas, mientras a nivel federal operaba la coalición Morena-PT-Verde, a nivel local cada partido iba por su cuenta. Las plurinominales, que en otros estados se asignaban por tómbola, aquí se negociaban al mejor postor. Y ahí están las consecuencias: un cabildo y un Congreso local fragmentados, construidos a base de cuotas y no de mérito o representatividad.
¿Y la autoridad electoral?
Hablando de Morena, sus representantes populares y servidores públicos ya están cayendo en el descaro total. Usan sus redes sociales para promover la elección del Poder Judicial, suben fotos, videos y mensajes diciendo que están “informando” sobre el nuevo procedimiento de votación, cuando en realidad están haciendo campaña disfrazada, ¿de verdad creen que nacimos ayer?
Es evidente que hay línea nacional para respaldar ciertos perfiles judiciales. Ahora solo falta que los grupos mayoritarios locales hagan lo mismo, total, en esta elección donde se supone que no habría injerencia de partidos políticos, ya todos están sacando sus viejas mañas. Como dirían por ahí: en un pueblo sin ley, cualquiera puede creerse la autoridad.
Los que generan olas
Después de que el diputado Emanuelle Sánchez Nájera pidiera al Instituto Estatal Electoral (IEE) que no hiciera olas por la selección de candidaturas judiciales dudosas elaboradas por los Comités de Evaluación, ahora es él mismo quien revuelve las aguas. Reconoció públicamente que no existe una normatividad clara para sancionar a los candidatos que violen las reglas del proceso electoral. Irónicamente, es el Congreso, del cual forma parte, el que debería haber legislado sobre esto. Pero, como siempre, le echan la bolita al IEE, esperando que la autoridad electoral resuelva lo que los legisladores no han querido atender.
¿Se les está saliendo de las manos?
A quien parece que se le están complicando las cosas es al alcalde Leo Montañez y a su equipo. Las quejas por falta de agua, inseguridad, robos a domicilio y calles en mal estado están regresando con fuerza tras el cierre de la Feria. Ahora no solo llegan por llamadas o en los Miércoles Ciudadanos, también se expresan públicamente en las redes sociales del Ayuntamiento y del propio Montañez.
¿Será que ya hace falta una renovación de gabinete? Puede ser. Pero como es bien sabido, cualquier movimiento de ese tipo debe ser autorizado desde Palacio de Gobierno. Lo cierto es que varios funcionarios parecen no dimensionar la responsabilidad política que tienen rumbo al 2027. La gestión municipal no solo es la antesala de una eventual aspiración estatal, sino que es también la carta de presentación de Montañez como gobernante.
Y si su equipo no lo ayuda a dar resultados concretos en servicios públicos, difícilmente podrán sostener una narrativa exitosa. Porque aunque el alcalde diga que no está pensando en la elección de 2027, tampoco parece estar concentrado al 100% en gobernar.