Bajo presión
Trascendidos
El editorial es el espacio a través del cual una empresa periodística expone su punto de vista. Como señalan Vicente Leñero y Carlos Marín en su Manual de periodismo, “nunca aparece firmado porque representa el pensamiento no sólo de quien lo escribe -y permanece anónimo-, sino el de la empresa periodística en que aparece. La publicación o el noticiario se responsabiliza, social y legalmente, por los juicios que se emiten en el editorial”. Es, en suma, una declaración de principios colectiva.
Cada vez se escriben menos editoriales. En su lugar, se ha cedido terreno a los textos que difunden información sin verificar: trascendidos, chismes, rumores. Lo que “se dice que se vio” o “se escuchó” sin que nadie se tome la molestia -o la responsabilidad- de confirmar. Al igual que el editorial, esas columnas no llevan firma. Pero la razón es otra: nadie quiere hacerse responsable de lo que se publica ahí.
Este miércoles, la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, reapareció en conferencia de prensa con una acusación que huele más a escándalo electoral de bajo presupuesto que a denuncia seria. Todo comenzó con unas maletas que partieron de Aguascalientes rumbo a Durango y que, por razones aún no aclaradas, no regresaron.
No es un relato de equipaje extraviado en el aeropuerto ni una novela policíaca: es la sospecha que se desprende de una visita exprés de la gobernadora de Aguascalientes a tierras duranguenses. Alcalde sostiene que cuenta con información para afirmar que “el Gobierno de Aguascalientes se está involucrando en la elección de Durango”, porque María Teresa Jiménez “viajó a la ciudad de Durango a bordo de un avión privado (…) coincide también, casualmente, con los diputados locales de Aguascalientes del PAN, que también estuvieron presentes. Toda la comitiva arriba al aeropuerto de Durango con maletas como para varios días, se quedaron tres horas y se regresaron sin maletas”.
“Nos parece demasiada coincidencia”, insistió Alcalde. Que la gobernadora viaje en jet privado en plena recta final del proceso electoral, acompañada por legisladores locales, con un equipaje generoso que no regresa, y todo ello sin una agenda institucional conocida, es -al menos- sospechoso. Aunque, claro, las maletas podrían contener sólo ropa de cambio o souvenirs de la Feria Nacional de San Marcos.
La presidenta de Morena no ha presentado una denuncia formal ante el Instituto Nacional Electoral, pero sí se apresuró a lanzar la acusación en rueda de prensa. Será el INE quien determine si hubo uso indebido de recursos públicos, porque hasta ahora, Morena solo presume. Presume que algo huele mal. Presume que hay mano negra. Presume que detrás del vuelo hay una operación electoral encubierta. Presume, en fin, que las elecciones del 1 de junio podrían estar en riesgo.
No es poca cosa, viniendo de quien coordina la estrategia electoral del partido en el poder. Pero si la acusación se sostiene apenas en un puñado de maletas y en la sincronía sospechosa entre gobernadora y diputados, la denuncia parece más una táctica de campaña que una preocupación legítima por la democracia. Lo cierto es que Alcalde no necesita pruebas para instalar la duda: basta con dejar servida la escena y que el electorado complete el resto del guion.
La “información” de la que habla Alcalde proviene de la columna Trascendió publicada el 19 de mayo en Milenio:
“Que entre los políticos de Durango generó mucha curiosidad ver llegar este fin de semana a la gobernadora panista de Aguascalientes, María Teresa Jiménez, a bordo de un jet privado y con maletas como para permanecer una semana en la entidad. Sin embargo, su presencia fue solo cuestión de horas, pues regresó en la misma aeronave con matrícula N7490A, sin que quedaran claros los motivos de este viaje relámpago”.
En este país, donde los fraudes electorales no son ficción sino costumbre, las maletas que no regresan bien podrían ser la nueva metáfora del acarreo moderno. Eso, o la versión 2025 del viejo arte de operar elecciones con discreción: sin discursos, sin spots, pero con mucho equipaje.
A la gobernadora de Aguascalientes le corresponderá decidir si da o no una explicación sobre el viaje y las maletas. Pero mientras no haya una denuncia formal, sigue siendo un trascendido. Y como todos los trascendidos, su fuerza está en el daño que pueden hacer, no en lo que logren probar.
La clase política ha sido siempre vil -sin importar el color- y todos los partidos recurren a este tipo de maniobras en cada elección: lanzar acusaciones sin pruebas para capitalizar la incertidumbre y justificar el resultado, sea triunfo o derrota. Hoy le toca a los morenistas jugar ese papel. Mañana será otro el que se ampare en rumores para ganar simpatías.
Las acusaciones de corrupción en contra de la gobernadora de Aguascalientes ya se han multiplicado en redes sociales, incluso hay supuestas fotos de Teresa Jiménez con unas maletas, los críticos del gobierno estatal se están dando un banquete con la acusación pública de los morenitas, ¿sirve de algo?, no, nada aporta a conseguir mejores gobernantes ni a la rendición de cuentas mientras replicando las bolas de humo de los trascendidos.
Coda. La desinformación contamina el ambiente político, económico, social, cultural y de seguridad. Genera efectos reales en la operación del Estado. La proliferación de datos falsos y el uso sistemático de fake news pueden provocar inestabilidad, incertidumbre y contribuir a la polarización social en un mundo donde el ciberespacio ya es un campo estratégico. Lo dijo Susannah Goshko, embajadora británica en México, durante la jornada “Más allá del ruido: Estrategias contra la desinformación”, organizada por la UNAM. Verificar, verificar y verificar: sigue siendo la herramienta más poderosa para escapar de la niebla del trascendido.
@aldan




