En medio de un panorama de tensiones comerciales reactivadas por la política arancelaria del presidente Donald Trump, Walmart ha decidido mover ficha: comenzará a subir los precios de varios productos, una acción que afecta directamente a millones de consumidores en Estados Unidos y que evidencia cómo la política económica se traduce en impactos inmediatos al menudeo.
La cadena minorista más grande del mundo confirmó que los incrementos ya comenzaron en abril y se intensificarán en junio, con un enfoque inicial en productos de temporada como útiles escolares. La causa, según la compañía, es clara: los aranceles impuestos a las importaciones, en particular desde China, han encarecido los costos logísticos y operativos al punto de volver insostenible la promesa de mantener precios bajos.
El director ejecutivo de Walmart, Doug McMillon, fue directo al señalar que, a pesar de los esfuerzos por mantener su política de precios accesibles, los márgenes minoristas no permiten absorber el golpe completo de los nuevos gravámenes. Esto incluye aranceles que han llegado hasta el 145% sobre ciertos productos chinos, aunque se hayan reducido temporalmente al 30% en algunos acuerdos bilaterales.
Pero el impacto no se limita a los productos asiáticos. También se han encarecido importaciones clave provenientes de países latinoamericanos como Colombia, Perú y Costa Rica —bananas, aguacates, café y flores— lo que ha obligado a Walmart a buscar ajustes en su cadena de suministros, como sustituir aluminio por fibra de vidrio para evitar sobrecostos.
En este entorno, las cifras reflejan la paradoja: los ingresos del primer trimestre aumentaron 2.5% interanual (65,610 millones de dólares), pero las ganancias netas cayeron a 4,450 millones, comparadas con los 5,100 millones del mismo periodo en 2024. Aunque Walmart logró un trimestre rentable en su negocio en línea, el entorno sigue siendo volátil.
El anuncio de Walmart desató una reacción airada del presidente Trump, quien criticó a la empresa por trasladar los costos a los consumidores en lugar de absorberlos. En su plataforma Truth Social, acusó a la compañía de beneficiarse de años de grandes ganancias sin mostrar solidaridad con los clientes. Trump fue tajante: “Entre Walmart y China deberían ‘comerse los aranceles’”.
Más allá del cruce de declaraciones, los datos muestran que Walmart ha ganado participación de mercado entre hogares con mayores ingresos gracias a su apuesta por el comercio electrónico y suscripciones como Walmart+, cuyos miembros representan casi la mitad del gasto online de la empresa.
Analistas de Bank of America y Deutsche Bank coinciden en que Walmart está mejor posicionado que otros minoristas para enfrentar la tormenta, dado que solo un 15% de su mercancía proviene de China y que dos tercios de sus productos son abastecidos por proveedores nacionales. Aun así, la compañía decidió no emitir pronósticos de ingresos operativos para el segundo trimestre debido a la extrema incertidumbre.
A pesar de las críticas de Trump, las acciones de Walmart han subido cerca de un 8% desde abril, superando el desempeño de otros grandes competidores como Target y Costco. Un indicador más de que, mientras el consumidor ajusta su gasto y se prepara para precios más altos, Wall Street sigue apostando por la resiliencia de quienes saben maniobrar bajo presión.
En suma, lo que parecía una guerra comercial lejana ahora se traduce en una realidad tangible para millones de familias estadounidenses: su próxima visita al supermercado les costará más, no por decisiones internas de Walmart, sino por una política exterior que regresa con fuerza y sin margen para descuentos.




