Alejandro Vázquez Zúñiga es un tipazo, así. Su devoción por el desarrollo de la empatía es inusual, no conozco muchos hombres tan comprometidos con la enseñanza como él. Lo conocí al frente de un grupo de estudiantes universitarios intentando compartirles lo que implicaba una biblioteca, el legado de Víctor Sandoval, caminó por el CIELA de Aguascalientes guiando a sus estudiantes para que reconocieran lo que significaba ese nombre en la cultura nacional y en Aguascalientes.
Alex Zúñiga, como la mayoría lo conoce, se distingue de la mayoría de personas por su generosidad, no escatima en compartir sus conocimientos, si algo lo caracteriza es su generosidad; como candidato a la presidencia municipal a la capital de Aguascalientes se diferenció del resto por realizar una campaña en que la pedagogía iba de la mano del activismo, fue una de las campañas más innovadoras y propositivas que se han visto en esta ciudad, es una verdadera lástima que no haya ganado.
A los personajes talentosos solemos idealizarlos, exigirles más de lo que estamos acostumbrados, deben darnos más de lo que esperamos, al grado que se pierde perspectiva y se les juzga con una severidad poco realista. Es el caso de Alex Zúñiga al frente del Instituto Cultural de Aguascalientes.
Yo lo sigo considerando mi amigo, atesoro su compañía y la forma en que privilegia el bienestar del otro por encima de su comodidad, durante algún tiempo colaboramos en la páginas de este diario y en un programa radiofónico para Radio UAA; la vida nos llevó por senderos separados, hoy todavía extraño conversar con él, su plática me confrontaba y hacía crecer, considero que ese es su valor mayor, la incomodidad que provoca con su conocimiento, el hacerte cuestionar tus creencias sin lastimar, con cierta elegancia en el trato que provoca llevarte sus conocimientos a casa para pensarlas después.
Reitero, Alex Zúñiga es un tipazo.
También sostengo que a quien yo sigo considerando mi amigo le quedó grande el puesto, no estaba listo para ser el director del ICA, creo que no le han permitido desarrollar su proyecto en esa institución y que está sometido a la forma de comunicación política del gobierno estatal.
Frente a las múltiples llamadas de atención y auxilio de grupos diversos de la comunidad cultural, Alex Zúñiga ha decidido alinearse con la política del gobierno estatal: guardar silencio, señalar que la comunicación institucional se realiza en corto, mediante oficios, por la vía de los comunicados, sin “confrontación” para no dañar la imagen de la gobernadora.
Las penurias que están pasando la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y el Centro de Estudios Musicales Manuel M. Ponce, entre otras instituciones culturales, pueden ser aclaradas fácilmente, bastaría que el director del ICA hiciera públicos los acuerdos privados, dar a conocer cuáles son los arreglos y las razones de ellos, sin intermediarios, directamente a los medios.
No me sorprende la campaña en contra de Alex Zúñiga, voraz y grosera en el universo digital, es la respuesta usual de lo cobardes, es la “comunidad cultural” que se siente molesta porque ha sido relegada, porque, en los hechos, no les han abierto la llave del presupuesto para sus ocurrencias.
Cuando la “comunidad cultural” abre la boca, siempre grita, para mostrar que no está organizada, para que no se vea que son unos pocos, cuáles son sus intereses, justo por eso los ataques son personales, esa es la razón por las que las críticas se concentran en el titular del ICA, antes que en la política cultural del gobierno estatal.
El problema no es Alex Zúñiga al frente del ICA, el verdadero problema es que el gobierno de María Teresa Jiménez no tiene un programa cultural, el gobierno estatal ha desmantelado las instituciones culturales, ha decidido complacer el “gusto popular” antes que desarrollar programas para fortalecer el conocimiento de las infancias por la cultura en general u otorgar al estado la multiplicidad de opciones culturales que merece. La idea del gobierno estatal de cultura es la del espectáculo, por eso le va así a la radio y televisión pública.
Lamento la campaña en contra de Alex Zúñiga no porque lo considere mi amigo, sino porque impide que se vea que la responsabilidad del estado de la cultura en Aguascalientes no reside en una persona, sino en la decisión de la gobernadora de ceder a un grupúsculo, los pocos miembros que le quedan al Partido de la Revolución Democrática (PRD) el rumbo que debe tener el rumbo institucional de la cultura en Aguascalientes.
Sería cómodo, incluso tentador, reducir el desastre cultural de Aguascalientes a un solo rostro. Pero es injusto y superficial. El deterioro del Instituto Cultural no es obra de un solo hombre, ni puede corregirse con su renuncia. Es el resultado de una política pública desprovista de visión, diseñada para agradar a un electorado en lugar de formar ciudadanía. Una política que convierte a la cultura en evento, en bailable, en espectáculo de fin de semana, y no en derecho, en memoria, en posibilidad de transformación.
A Alex Zúñiga se le puede reclamar su silencio, su alineamiento con una lógica institucional que privilegia el cálculo político por encima del diálogo abierto. Pero no se le puede exigir que sea el salvador de una estructura desfondada desde arriba. No es él quien decidió ceder la política cultural a cuotas partidistas; fue el gobierno de María Teresa Jiménez quien eligió subordinar la cultura a intereses mezquinos, a pactos menores, a la administración de migajas simbólicas.
Quienes amamos la cultura y entendemos su poder para incomodar, para formar criterio, para crear comunidad, no podemos darnos el lujo de distraernos con batallas personales. Necesitamos exigir políticas culturales públicas, sostenidas, transparentes, con presupuesto y con rumbo. No basta con señalar al director del ICA; hay que exigirle a la gobernadora una definición clara: ¿para qué sirve la cultura en su gobierno?, ¿para qué sirve el Instituto Cultural de Aguascalientes?, ¿qué futuro se está construyendo desde ahí?
Coda. Callar frente al desmantelamiento cultural es una forma de complicidad. Y aunque a veces duela, incluso cuando se trata de amigos, el silencio nunca es una opción.
@aldan