El proceso electoral en Veracruz ha sido, una vez más, escenario de violencia política que desdibuja cualquier intención de “fiesta cívica”. La noche del sábado 31 de mayo, Estela Sánchez, coordinadora de Movimiento Ciudadano en el municipio de Veracruz, fue atacada a balazos mientras se trasladaba junto a su esposo, Javier Covarrubias. El ataque ocurrió cerca de las 10 p.m. en la colonia Fernando López Arias, según coincidieron reportes de Animal Político, El Financiero y Forbes México.
El relato de Covarrubias, compartido con medios y acompañado por la candidata a la alcaldía Belem Palmeros, apunta a un contexto de amenazas previas. Días antes del ataque, Estela había recibido mensajes intimidantes por WhatsApp desde un número registrado en Guadalajara, que incluían una fotografía de su domicilio. Posteriormente, una llamada telefónica concluyó con la amenaza directa: “Te voy a matar”.
Estela recibió impactos de bala en la espalda y su estado de salud fue reportado como grave al momento de su ingreso al Hospital Regional de Veracruz. Hasta ahora, las autoridades estatales ni el OPLE han emitido un pronunciamiento oficial sobre el atentado.
El hecho no es aislado. Veracruz contabiliza al menos siete asesinatos políticos desde el arranque de campañas el 29 de abril, incluidos los homicidios de Yesenia Lara Gutiérrez y Germán Anuar Valencia, ambos candidatos de Morena. A esto se suma el ataque a la casa de campaña de Xóchitl Tress, candidata de MC en Juan Rodríguez Clara, donde murió la fotoperiodista Avisack Douglas.
En paralelo al atentado contra Sánchez, se reportó un intento de sabotaje electoral en Mandinga, municipio de Alvarado, donde camiones vertieron arena para bloquear el único camino de acceso y obstaculizar el voto.
Estos episodios muestran una constante: la falta de garantías mínimas para ejercer derechos políticos sin temor. Mientras los partidos piden seguridad, las autoridades parecen responder con silencio institucional. Veracruz, una de las entidades más violentas durante procesos electorales, reitera su condición de territorio donde votar puede costar la vida.




