- Casa del Sol integra tres proyectos: Alba Studio, Simo Café y Adultos Neurodiversos A.C.
- El espacio busca ser un punto de encuentro seguro y sin moldes para todas las personas
Ofrece clases de yoga, café diverso y talleres artísticos para adultos y adultos neurodivergentes
En el número 228 de la calle Vázquez del Mercado, en el barrio de La Purísima, una antigua casona ha cobrado nueva vida. Se trata de la Casa del Sol, un espacio que alberga tres proyectos diferentes, pero profundamente vinculados por una visión común: abrir un refugio sin moldes, seguro y accesible para todas las personas.
El proyecto fue fundado por Belén Cucchiara, Ire Márquez y Ery González, quienes junto a otros socios han puesto en marcha esta iniciativa que combina salud, creatividad y comunidad. La propuesta integra tres esfuerzos: Alba Studio, Simo Café y la organización civil Adultos Neurodiversos A.C., también conocida como REC KONECTA.
Alba Studio, encabezado por Belén, es una escuela de yoga que busca “anarquizar la práctica”, es decir, despojarla de pretensiones y estereotipos. La idea es que cualquier persona pueda acercarse sin miedo a explorar las múltiples ramas del yoga, más allá de la dimensión física. Actualmente ofrecen clases matutinas de martes a viernes, así como sesiones vespertinas martes y jueves. Además, se preparan para incluir yoga en silla para adultos mayores y un curso de verano que comenzará en julio.
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Simo Café, impulsado por Ire Márquez, Ery González y sus colaboradores, se define como un café de diversidad. Inspirado en la idea de lo no normativo, es un espacio creado para todas las disidencias y expresiones fuera de los moldes: “Más que un café de especialidad, somos un café de diversidad”, afirma Ire. El lugar abrió oficialmente sus puertas con un ambiente cálido y festivo, y actualmente opera los viernes, sábados, domingos y lunes de 9:00 a 15:00 horas, con la posibilidad de ampliar horarios según la respuesta del público.
Por su parte, Adultos Neurodiversos A.C., es una organización que ya cuenta con más de un año de trabajo constante y 18 eventos organizados. Conformada por una comunidad de personas neurodivergentes -y “no tanto”, como afirman con humor sus propias integrantes -, esta iniciativa busca ofrecer espacios seguros para el encuentro, el arte y la introspección emocional. Actualmente se preparan para lanzar talleres sabatinos, un curso de teatro de verano y un laboratorio creativo enfocado en las emociones no exploradas.
Más allá de sus diferencias, los tres proyectos comparten una filosofía: construir comunidad sin etiquetas. “Aquí vinimos a ser libres, a reírnos fuerte, a compartir sin miedo”, señala Ery González. Para quienes visiten Casa del Sol, la experiencia puede comenzar con una clase de yoga, seguir con un café entre amigas y culminar en un taller artístico o de introspección. El mensaje de quienes encabezan estos proyectos es claro: las puertas están abiertas para todas las personas que buscan un espacio auténtico, amoroso y libre.