Círculo vicioso | Bajo presión por: Edilberto Aldán - LJA Aguascalientes
24/06/2025

Bajo presión 

Círculo vicioso

Finalmente la CNTE liberó la capital del país, después de más de veinte días de protestas y manifestaciones, que se vuelven nota nacional por la cantidad de personas afectadas que viven y trabajan en la Ciudad de México. Antes de irse, la Coordinadora amenazó a Claudia Sheinbaum: Donde se presente la presidenta, haremos acto de presencia. Tras los ataques violentos de la CETEG, la presidencia se tomó en serio la advertencia y canceló la gira por Guerrero.

Antes de los actos violentísimos en la Ciudad de México de los profesores de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero, ya habían causado destrozos en Acapulco y Chilpancingo, pero a esa información no se le da relevancia alguna, mientras que la mentada de madre de una señora de la tercera edad a la marcha magisterial en Reforma circuló ampliamente en redes y fue retomado por noticieros para dar la nota.

El derecho a la manifestación está limitado, como todos los derechos, cuando afecta a un tercero, por eso es tan difícil entender la protesta, más cuando es violenta, porque el ataque al otro despierta indignación y empatía con los afectados, incluso si son las autoridades.

Quienes protesten siempre van a ser una minoría, no importa lo justo de sus demandas, al afectar a un grupo mayor, en lo que se concentra la atención será en la forma y número de los afectados.

No pongo en duda las demandas del magisterio. Pero la violencia de la CETEG, las afectaciones provocadas por la CNTE y la amenaza a la presidenta hacen que los motivos de la manifestación pasen a segundo plano. Peor aún: así se le quita al gobierno la responsabilidad de atender a quien protesta.

Los maestros liberaron la capital del país y, al apostar todo a la protesta, tiran a la basura los avances que se hayan alcanzado en las mesas de trabajo con los titulares de la Secretaría de Gobernación, Educación Pública y el ISSSTE; sí, es obvio que hay un trasfondo político por la ruptura de la CNTE con el gobierno de Morena; sí, no se puede ser tan ingenuo como para meter las manos al fuego por la santidad de los líderes de la Coordinadora; sin embargo, concentrarse en esta disputa evidente, también distrae la atención de que la única forma de llegar a un acuerdo es el diálogo.

Toda protesta está obligada a brindar la mayor información posible sobre los motivos y causas que generan su manifestación, romper y encender fuego atrae miradas, no genera empatía. Toda atención del gobierno debería generar la máxima publicidad, la ciudadanía se la merece, en especial por parte de este gobierno que asegura que no es igual a los anteriores, las autoridades tienen todos los medios para no llevar a cabo más encuentros a puertas cerradas, arreglos en lo oscurito.


El gobierno también falla cuando responde sólo al escándalo, cuando negocia únicamente por la presión mediática o por el temor a la mancha en su imagen pública. Falla cuando descalifica a quienes protestan con etiquetas vagas -provocadores, infiltrados, conservadores- y evade su responsabilidad de resolver los problemas estructurales que originan el descontento. Porque más allá del ruido, lo que hay es una crisis que no es nueva: un sistema educativo desigual, una burocracia insensible, condiciones laborales deplorables, escuelas en ruinas, y comunidades enteras que ven en sus maestras y maestros a los únicos representantes del Estado.

Hay que preguntarse: ¿a quién le interesa desacreditar al magisterio? ¿A quién conviene que se discuta más sobre la violencia que sobre la falta de prestaciones, los pagos pendientes, o la precariedad en la que viven cientos de miles de docentes en zonas marginadas?

Cuando el diálogo no da frutos visibles, cuando los acuerdos no se cumplen o simplemente se aplazan, cuando las promesas firmadas en papel se desvanecen con el cambio de sexenio o de funcionario, ¿qué mecanismos quedan para hacerse escuchar? ¿Qué alternativa se le ofrece a quien lleva años protestando sin resultados tangibles?

Mientras tanto, el discurso público se polariza. Se elige entre estar “con los ciudadanos afectados” o “con los revoltosos”. Pocas veces se permite una postura intermedia, crítica con la forma de la protesta, pero también con la desatención gubernamental. Esa incapacidad para matizar nos impide ver que exigir condiciones dignas para quienes educan a millones de niños no debería enfrentarse al derecho de circular libremente por la ciudad. No tendría por qué ser uno contra otro. Pero lo es, porque así lo ha permitido el Estado, porque ha abandonado su papel de mediador efectivo y se ha refugiado en el cálculo electoral.

El reto del nuevo gobierno no será contener protestas con vallas ni cancelar giras por seguridad. El verdadero reto será asumir con responsabilidad política la raíz de los conflictos, abandonar la arrogancia del poder y construir soluciones con quienes, nos gusten o no sus métodos, representan a miles de trabajadoras y trabajadores que no han dejado de dar clases, incluso en las peores condiciones.

Mientras eso no ocurra, seguiremos atrapados en el mismo ciclo: protesta-violencia-escándalo-negociación superficial, y otra vez protesta. Lo urgente es romper ese círculo. Y eso no se logra con desplantes ni con represión. Se logra escuchando, pero escuchando de verdad, a la vista de todos.

Coda. Mientras el gobierno federal enfrenta protestas de gran escala, en lo local también hay silencios que pesan. En Aguascalientes, los maestros del Centro de Estudios Musicales Manuel M. Ponce, ante el recorte de horas frente a grupo, piden tres cosas a las autoridades del Instituto Cultural de Aguascalientes: 1) Respeto a la dignidad y derechos laborales de los docentes. 2) Que toda modificación institucional sea notificada por escrito y firmada por la autoridad. 3) Explicación clara y expedita sobre contratos, despidos recontrataciones y beneficios. Nada a lo que no tengan derecho, el silencio del gobierno ante esta manifestación ha despertado diversas suposiciones y una campaña en redes que revela que no hay proyecto cultural, sólo complacencias a las veleidades de la gobernadora, que la avaricia política de un puñado de sumisos perredistas se refugió en las instituciones culturales y no sabe lo que está haciendo; y lo escribo con pesar: el cargo le quedó grande a Alejandro Vázquez Zúñiga. Su silencio es tan incómodo como el vacío de política cultural que deja.

@aldan


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