Después de cinco años de estira y afloja legal, el 19 de junio el Décimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa puso un punto —aunque no final— al conflicto entre Grupo Elektra y el SAT: la empresa deberá pagar cerca de 2 mil millones de pesos por el Impuesto Sobre la Renta (ISR) omitido en 2012. La decisión, aprobada por unanimidad de los tres magistrados, desechó los recursos más recientes de la compañía, presentados en el último minuto para cuestionar la imparcialidad del tribunal. Según reporta Proceso, los jueces concluyeron que dichos recursos solo buscaban dilatar el proceso y no contenían elementos sustanciales.
La empresa de Ricardo Salinas Pliego, sin embargo, no piensa rendirse. Grupo Salinas ha calificado la resolución como “ilegal” y ha señalado que se violentó el debido proceso. En un comunicado compartido por sus redes sociales, el conglomerado denunció un supuesto sesgo político en la actuación del tribunal, que, dicen, validó abusos del SAT y vulneró los derechos de los contribuyentes. La narrativa se sostiene en un discurso ya familiar del magnate mexicano: el Estado contra el empresario que no se somete.
Pero esta vez, más que un comunicado, fue Salinas Pliego en persona (o mejor dicho, en X, antes Twitter) quien desató una ráfaga de descalificaciones y sarcasmo. Fiel a su estilo, arremetió contra los magistrados, contra periodistas críticos (“textoservidores pagados”) y hasta contra asesores presidenciales. A Jesús Ramírez Cuevas lo acusó de difundir mentiras por medio de “influencers que cobran poquito”, y a los tribunales les soltó frases como “necesitan de algo para poder tragar”. Todo, coronado con su ya icónica sentencia: “Ni un peso para ustedes. Nos vemos en la siguiente instancia”.
Elektra todavía tiene una carta bajo la manga: apelar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Pero el timing no es menor. La nueva conformación del máximo tribunal entrará en funciones en septiembre, luego de las elecciones internas del Poder Judicial. Y no es la primera vez que Salinas Pliego apunta a ese horizonte: desde 2006 ha litigado contra resoluciones del SAT por supuestos adeudos que, según el propio fisco, acumulan más de 63 mil millones de pesos.
El fallo actual solo representa una fracción de esa montaña de litigios fiscales. Y mientras los tribunales insisten en la legalidad de sus decisiones, el empresario responde con cinismo público, tuitazos y teorías de complot. No por nada el dueño de TV Azteca, Banco Azteca y Elektra es también influencer con más de dos millones de seguidores: su estilo mezcla la indignación con la provocación, el capital con la irreverencia.
En resumen, el caso de los 2 mil millones por el ISR de 2012 es solo otro episodio de una saga que mezcla finanzas, poder judicial y redes sociales como si se tratara de una producción multiplataforma. Salinas Pliego sigue aferrado a su discurso: él no evade impuestos, defiende principios. El SAT, por su parte, simplemente aplica la ley. Y la Corte, esa aún no entra en escena. ¿Será el próximo capítulo más técnico o más teatral? En México, ya es difícil saber dónde termina la ley y dónde comienza el streaming.




