- La reforma que implementa los juicios orales civiles y familiares debe completarse antes de abril de 2027, pero enfrenta retrasos por falta de recursos
- El cambio requiere crear nueva infraestructura judicial y capacitar a personal, en una transición similar a la de los juicios orales laborales, mercantiles y penales
- El magistrado presidente saliente confía en que los nuevos juzgadores sabrán enfrentar el reto y garantizar la continuidad del sistema de justicia
La falta de recursos ha retrasado la implementación de los juicios orales en materia civil y familiar, cuya fecha límite, de acuerdo con el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, es abril de 2027. Dicho ordenamiento establece que la implementación deberá realizarse de manera gradual en cada entidad federativa, sin exceder el plazo señalado.
Cabe destacar que los juicios orales civiles y familiares representan más de dos terceras partes del total de asuntos que atienden los tribunales locales en el país. Es decir, se trata del núcleo de la justicia que se imparte en México, por lo que esta reforma es una de las más ambiciosas del nuevo sistema judicial y enfrenta retos considerables.
Cuestionado al respecto, el magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia en Aguascalientes, Juan Rojas García, reconoció que se avecinan grandes desafíos, no solo por la transición que implica la llegada de nuevas personas juzgadoras, sino por la necesidad urgente de crear juzgados especializados en oralidad civil y familiar.
“En abril de 2027 es la fecha máxima, puede ser antes desde luego, y nosotros ya comenzamos con los trabajos, sobre todo en materia de capacitación, pero lo que falta, sin duda, son recursos para crear la infraestructura necesaria”, señaló.
Agregó que, precisamente por esta falta de recursos, no se ha podido avanzar más allá de la etapa de formación. El modelo a implementar sería similar al de los juzgados orales ya existentes en materia laboral, mercantil y penal. No obstante, recalcó que se trata de un reto enorme y completamente nuevo para muchas personas involucradas.
El presidente del tribunal expresó su deseo de que, con la llegada de nuevas y nuevos juzgadores, el sistema de justicia no sufra una parálisis: “Espero que no. Es natural que al ingresar a cualquier función, primero se deba tomar ritmo. No he tenido oportunidad de dialogar con quienes llegan, pero espero que lo hagan con entusiasmo y con ganas de sumar”, comentó.
Finalmente, al referirse al cierre de su gestión, se mostró satisfecho, aunque reconoció que quedaron pendientes importantes: “Claro que hay proyectos que no pudimos concretar, pero viene una reforma que hay que aceptar. Me voy satisfecho con la labor realizada, reconociendo que no todo fue miel sobre hojuelas: hubo fallas y áreas de oportunidad. Pero me retiro contento”, afirmó.
Además, señaló que algunas personas con trayectoria en el Poder Judicial permanecerán en sus cargos: “Tengo entendido que continúan algunos jueces y un par de magistrados. Espero que sirvan como puente para facilitar esta compleja transición”, concluyó.