El uso de inteligencia artificial fue crucial. A diferencia de años anteriores, esta vez no bastaba con memorizar la guía o tener buena conexión: el sistema monitoreó en tiempo real a cada persona examinada. El software contaba con tres funciones principales: seguimiento ocular (para detectar si el estudiante miraba a otro lado o recibía ayuda), uso de navegador seguro (para bloquear el acceso a otras páginas) y supervisión constante mediante IA.
Gracias a esta combinación de vigilancia digital, se detectaron 47 casos de irregularidades, apenas el 0.06% de los 78,541 aspirantes que accedieron al sistema. Los motivos fueron variados: desde usar el celular hasta subir imágenes del examen a redes sociales. Las sanciones llegaron de inmediato: bloqueo automático y anulación de resultados.
El nuevo contexto: post-Comipems y Nueva Escuela Mexicana
Este ejercicio no solo marca un avance tecnológico, sino también un cambio estructural: se trata del primer examen de ingreso al bachillerato tras la eliminación de la prueba Comipems, como parte del Plan Integral del Sistema Nacional de Bachillerato impulsado por la Nueva Escuela Mexicana. Bajo este nuevo modelo, el acceso a instituciones como la UNAM dependerá de procesos digitales, donde el margen para “atajos” se reduce al mínimo.
La directora de Gestión Estratégica y Primer Ingreso de la UNAM, Gloria Ibett González Parad, ya había advertido sobre los requerimientos técnicos: solo se aceptaban equipos con micrófono y cámara, nada de celulares, tabletas o computadoras con sistema Linux. Incluso sugirió evitar los cafés internet, ante la posibilidad de que no estuvieran disponibles durante el horario del examen.
¿Vigilancia preventiva o control excesivo?
Mientras que para las autoridades este modelo garantiza “la integridad del proceso” y sienta un precedente para futuras convocatorias, el episodio abre preguntas más complejas: ¿cuánta vigilancia es demasiada en un entorno educativo? ¿Qué pasa con los estudiantes que no tienen acceso a un equipo compatible? Y, sobre todo, ¿es justa una sanción automática cuando se desconoce el contexto en que ocurrió la supuesta trampa?
La UNAM e IPN señalaron que los casos de irregularidades técnicas también están siendo revisados. De acuerdo con sus comunicados, buscarán contactar directamente a los afectados. Pero al menos por ahora, los 47 sancionados no tendrán segunda oportunidad. Su examen fue anulado y su intento, archivado por los sensores de una IA que no pestañea.
La educación remota no es un juego, pero sí parece videojuego
En la lógica de este nuevo sistema, la aplicación del examen recuerda más a una partida en línea que a un proceso académico tradicional: cámaras encendidas, vigilancia de mirada, advertencias por chat y expulsión automática al segundo error. Lo que antes era un trámite presencial ahora se parece más a un tutorial de supervivencia en el aula digital.
Y así, entre la promesa de modernización educativa y la realidad de una vigilancia tecnificada, el futuro del ingreso al bachillerato se juega —literalmente— desde casa. Con IA como juez, sin comodines, sin “copias” y con consecuencias que no se pueden deshacer con Ctrl+Z.