- Con más de 50 años entregados al boxeo, Lalo Olivares Becerra no solo ha sido testigo de la evolución del deporte en Aguascalientes, sino también un agente de cambio que ha transformado generaciones dentro y fuera del ring. A sus 75 años y tras 53 inmerso en esta disciplina, recuerda con claridad cómo empezó todo: siendo un joven peleonero de barrio que un día, al asomarse a un gimnasio, encontró una pasión que no lo abandonaría jamás.
Su carrera inició como peleador amateur, pero pronto entendió que su verdadero llamado estaba en el entrenamiento. “Vi que el boxeo no era para mí como peleador, pero me quedé como entrenador… y como costal también”, bromeó entre recuerdos. Desde entonces, ha entrenado a decenas de jóvenes, construido gimnasios, fundado asociaciones, gestionado funciones semanales y hasta presidido la Comisión de Box Profesional del Estado en 2017.
Olivares sostiene que el boxeo ha sido mucho más que un deporte: ha sido una forma de vida, un refugio y una escuela de valores. “No buscamos formar campeones del mundo, sino personas íntegras. Queremos que los niños y jóvenes canalicen su energía, se alejen de las calles y encuentren un propósito”.
Actualmente, lidera la Asociación Mexiquense de Box Amateur de Aguascalientes, una agrupación federada que forma parte del Consejo Mundial de Boxeo Amateur. Bajo su gestión, la asociación realiza eventos cada ocho días en puntos estratégicos del estado, especialmente en zonas con altos índices de vulnerabilidad como Villas, San José de Gracia o la Línea Verde. A pesar de las limitaciones económicas, estos eventos son posibles gracias a un equipo voluntario de entrenadores, jueces, paramédicos y promotores que trabajan con recursos propios.
Aunque su labor ha sido reconocida por múltiples generaciones, también ha enfrentado obstáculos. “Hay gente que no le gusta que otros brillen, y nos han bloqueado desde apoyos institucionales hasta el préstamo de ambulancias”, comentó. Sin embargo, ha sabido abrirse paso con el respaldo de su comunidad y de personas como el doctor Rubén Galaviz, quien recientemente ofreció apoyo para torneos regionales.
La asociación se ha convertido en un semillero de talento y valores. Muchos de sus exalumnos hoy son entrenadores, otros viven en Estados Unidos y aún mantienen contacto con Olivares, enviando donativos para apoyar nuevos eventos. “Tenemos niños desde 7 años que se suben al ring en funciones recreativas, cuidando siempre su integridad. Lo importante no es solo pelear, sino convivir, formarse y entender el valor del respeto y la disciplina”.
Además de formar peleadores, Lalo busca preservar la historia del boxeo en el estado. En su programa “Diálogos con Lalo Box”, realiza entrevistas a figuras históricas del pugilismo local para que las nuevas generaciones conozcan quiénes forjaron los cimientos del deporte. “Muchos ni siquiera tienen fotos de sus abuelos que pelearon. Aquí conservamos eso, porque el boxeo también es memoria”.
Finalmente, Olivares hace un llamado a la sociedad a involucrarse y apoyar: “No cobramos por entrenar. Lo único que pedimos es que vayan, que vean, que se sumen. El boxeo cambia vidas, y lo que estamos haciendo no es negocio, es una misión”.
Entre recuerdos, golpes, amistades, viajes y cientos de funciones, Lalo Olivares ha construido mucho más que un legado deportivo: ha formado una red humana que cree en el poder del deporte como un puente hacia un futuro más justo, disciplinado y con propósito.




