Cosas veredes
Ley Abraham: contra el maltrato a los médicos residentes
A raíz del suicidio, el pasado 2 de junio, del joven médico de 27 años de edad, Luis Abraham Reyes Vázquez, quien cursaba el segundo año como residente de la especialidad de Medicina Interna en la Unidad Médica de Alta Especialidad No. 25 del IMSS, en Monterrey, NL, se ha renovado el debate acerca de las condiciones en las que se desarrollan los profesionales de la salud cuando se encuentran en proceso de formación como especialistas en alguna rama de la medicina en los hospitales, especialmente los del sistema público de salud. Mas allá del debate acerca de las causas y condiciones que se encuentran atrás de los suicidios, los amigos, compañeros y familiares del médico Abraham Reyes afirman que su suicidio se originó por el grave estrés que padecía derivado de las condiciones de trabajo y el ambiente tóxico laboral que viven gran número de los médicos residentes en las instituciones hospitalarias.
Como ya es rutina en la burocracia ante sucesos fatídicos, los directivos de la UMAE 25, afirmaron a los medios de comunicación que no habían recibido ningún informe o antecedente de que el residente Reyes hubiera sido víctima de acoso, maltrato o agresión de parte de sus superiores o del médico titular de la especialidad, pero que “ya se está investigando”. La respuesta es socarrona y evasiva, pues es bien sabido que las denuncias de los residentes por carencias, deficiencias o maltrato tienen como respuesta las represalias, y que ya casi se ha normalizado que el proceso de las residencias médicas en los hospitales públicos del país se tome como si fuera un proceso cuartelario. Si la Norma Oficial Mexicana 001-SSA-2023 ya plantea el promedio excesivo de 80 horas de trabajo a la semana, en la práctica, los residentes deben soportar jornadas de trabajo diarias hasta de 18 horas sin periodos de descanso, y dos guardias a la semana que son de 36 horas, aunque la NOM mencionada diga que no deben rebasar las 24.
Los compañeros del joven médico Abraham Reyes afirman que además de las jornadas inhumanas y las guardias agotadoras, recibía el maltrato de sus superiores, la humillación del médico titular y la amenaza constante de ser afectado en su proceso académico.
Derivado de estos acontecimientos, un grupo de ciudadanos, a través de la aplicación digital Change.org, puso en marcha una petición dirigida al Senado de la República: @SaludSenadoMx: Ley Abraham, Guardias Justas y Protección al personal médico en formación, que hasta el lunes 16 de junio contaba con cerca de 50 mil firmas de apoyo. La petición demanda respeto a la dignidad y derechos humanos de los médicos en especialización, y aunque no precisa la normatividad que solicitan, por el título podemos deducir que se solicita que el Congreso de la Unión legisle racionalmente acerca de las condiciones en las que se desarrolla el proceso de los médicos residentes de especialidades, no solo en el IMSS sino en todas las instituciones de salud del país.
En esa petición a través de Change.org, resulta extraordinario, no solo la gran cantidad de personas que se han solidarizado con la causa,, sino que gran parte de los comentarios de muchas personas adheridas a la petición, afirman haber pasado por los avatares de la toxicidad de años de residencia médica, de tal manera que hasta pudiera pensarse que esa serie de abusos son tan recurrentes, que casi se consideran ya como una tradición similar a las “potreadas” de las escuelas militares, lo cual debería ser inadmisible desde todos los puntos de vista, pues un hospital donde los médicos residentes, son maltratados, repercute necesariamente en las condiciones de los servicios médicos a los pacientes, pues son los especialistas en formación son la principal fuerza de atención en urgencias, piso y encamados.
De entrada se podría suponer que legislar acerca del tema sería innecesario y que bastaría que se respetara la normatividad oficial existente en las distintas NOM de la materia, sin embargo tal parece que el problema ha venido escalando desde hace décadas, y los responsables de las instituciones de salud, o bien están convencidos de la conveniencia de un proceso de formación médica abusivo y desgastante, aunque viole flagrantemente las normas vigentes, o simplemente se dejan llevar por la inercia de pretender compensar la precariedad de las condiciones de los hospitales con sobrecarga y jornadas inhumanas.
Si el trato y las condiciones de médicos en proceso de especialización en México, ya ha entrado en una fase de inercia perniciosa, donde el estrés extremo, es parte de la vida cotidiana en los cursantes de residencias médicas (“Depresión, ansiedad y burnout y su asociación con ideación de deserción académica en médicos residentes” Camarillo Nava, López Rojas, Cid de León, y otros https//revistas.unam.mx/index.php/atención_familiar/article/view/87953), y el suicidio del joven médico Luis Abraham Reyes, nos lo ha traído a la vista de manera dolorosa, seguramente ya es tiempo de que el legislador federal tome cartas en el asunto y, como ha tenido que suceder en varias materias, algunas disposiciones administrativas de primer orden, ante la inercia y desatención crónica de parte de los directivos. Hay que llevarlas al texto de la ley, en este caso a la Ley General de Salud.
@gilbertocarloso