En 1975 se conmemoraron cuatro siglos del nacimiento de la hoy ciudad de Aguascalientes, que antes fue nada, rancho, villa, pueblo… La fecha se celebró, entre otras cosas, con un programa de obra pública que todavía hoy es patrimonio visible de la urbe. Al templo de San Antonio, por ejemplo, se le quitó el atrio y las palmeras que estorbaban la visión del monumento. Por la misma razón, al Museo de Aguascalientes, inaugurado aquel año en el antiguo edificio de la Escuela Normal del Estado, se le retiraron la barda y reja y la huerta, que estorbaban la contemplación plena de la fachada.
La misma intención tuvo el derribo de la Cancha del Estado, en la calle de Álvaro Obregón, entre Morelos y Juárez, esto para permitir la admiración del máximo exponente local de arquitectura religiosa de fines del virreinato. Me refiero, desde luego, al Camarín de la Limpia Concepción, adosado al templo de San Diego a fines del siglo XVIII, tapado a fines de los cuarenta del año anterior, y hasta principios de los setenta, por un edificio sin gracia alguna, literalmente una gran bodega, dedicado al baloncesto, la lucha libre, la política (otra forma de lucha), etc.
Para subsanar esta ausencia se construyó la Cancha IV Centenario, o auditorio de usos múltiples, hoy cancha Hermanos Carreón (¿o son Carrión?), que junto con otras instalaciones forman el gran complejo deportivo IV Centenario.
Dice el historiador de la arquitectura aguascalentense J. Jesús López García que quien ideó este espacio fue el arquitecto Carlos Parga, “en donde se ubica un auditorio de usos múltiples, cuyas líneas más atrevidas evocan algunos rasgos de tendencias como el metabolismo cuyos exponentes japoneses Kenzo Tange o Fumihiko Maki son los más conocidos. El auditorio, en el caso acaliteño, se mezclan taludes de recubrimiento pétreo como claro guiño a las tradiciones pre hispanistas; el edificio así, une características foráneas con elementos propios de la región aguascalentense, en una composición para su tiempo muy novedosa, y para el actual, una referencia.” “La obra es, sin duda alguna, un icono de la excelsa arquitectura que se lleva a cabo en Aguascalientes por arquitectos locales.”
Cancha Hermanos Carreón… O auditorio. Ahí comenzaron sus gestiones gubernamentales los gobernadores Rodolfo Landeros Gallegos (1980-86) y Miguel Ángel Barberena Vega (1986-92). Ahí se presentó la sinfónica de Marina, y quien sabe cuantos eventos más han vivido sobre la duela del lugar. Hoy en día es la casa de los equipos de baloncesto femenil y varonil Panteras.
Sin embargo el espacio no tiene ningún campeón; ningún equipo se ha coronado ahí, o más bien sí… El miércoles anterior las aguerridas Panteras, que militan en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional Femenil, le dieron al Hermanos Carreón, y desde luego a la afición, su primer título, el de zona (nomás no pude averiguar qué zona es, norte, centro, etc.) que el martes y miércoles anteriores ganaron al superar en ambos juegos a las Regias de Monterrey, y con este título, el derecho a disputar el galardón de la liga en una serie en la que hay que ganar tres de cinco partidos -lo que ocurra primero-. Las rivales serán las poderosísimas Adelitas de Chihuahua, que sólo perdieron un encuentro en todo el torneo.
Panteras y Adelitas jugarán en la capital norteña el martes y miércoles próximos y vendrán a Aguascalientes el sábado 28, en donde posiblemente surja la campeona. Entonces el Hermanos Carreón tendrá su primer título de liga. Ojalá y sean las Panteras; ojalá.
Panteras, en el umbral de la historia… Y sin embargo todo lo que sucede y transcurre, por este solo hecho, es historia. Lo que ocurre es que sólo consideramos como tal aquello que merece ser recordado; aquello que por alguna razón nos marcó y/o influyó.
La imagen muestra un instante de la celebración del triunfo sobre las Regias. Eso es hacer historia. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected]).