En la era digital, tus opiniones pueden viajar más rápido que tú mismo. Literalmente. Y si no, que le pregunten a Melissa Cornejo, consejera estatal de Morena en Jalisco, quien se volvió tema de conversación internacional por un post en X que no cruzó fronteras… pero sí levantó alertas diplomáticas.
Todo comenzó con una imagen que Cornejo compartió en redes: un hombre con la bandera de México parado frente a un coche que tenía escrita la frase “Fuck ICE”, en el contexto de las protestas latinas contra las redadas migratorias en EE.UU. Acompañó la imagen con un mensaje sin filtro: “Viva la raza y métanse mi visa por el culo”. Más de 9 mil likes después, la publicación llegó a los ojos de Christopher Landau, actual vicecanciller del Departamento de Estado de EE.UU., exembajador en México y ahora, aparentemente, curador moral de X.
Landau no solo respondió públicamente, sino que aseguró haber dado la orden personal de cancelar la visa de Cornejo “después de ver este vulgar posteo”. Aunque el giro tragicómico vino con el remate burocrático: según sus propias palabras, Cornejo “ni siquiera tiene una visa válida para cancelar”.
La decisión no fue un hecho aislado. Según medios como El Informador y Semanario Zeta, ya hay un patrón de morenistas a quienes se les ha revocado la visa. Óscar Eduardo Castro, alcalde de Puerto Peñasco, se enteró al intentar cruzar a EE.UU. junto con su familia. A Alberto Granados, alcalde de Matamoros, se la retiraron tras un arresto por presuntos vínculos con narcotráfico. Y a Marina del Pilar, gobernadora de Baja California, también le fue retirada, junto con su esposo, quien está bajo investigación por lavado de dinero. Ella, por cierto, ha dicho que “para hacer su trabajo no necesita visa”. Qué conveniente.
Todo esto ocurrió mientras Landau se encontraba en México. El 10 de junio, dos días después del post de Cornejo, tuvo una reunión bilateral con la presidenta Claudia Sheinbaum. En la agenda: migración, comercio, aranceles y una posible reunión con Donald Trump en el G7. No está claro si el episodio de Melissa llegó a la conversación, pero su silencio en Palacio contrastó con su activismo tuitero.
En un país donde la libertad de expresión es derecho constitucional, el castigo extraterritorial por un meme con groserías parece más acto de performance que diplomacia. La postura de Landau fue contundente: “Los que glorifican la violencia y el desafío a las legítimas autoridades y al orden público (‘Fuck ICE’) no son bienvenidos”.
Pero detrás del espectáculo digital queda la pregunta incómoda: ¿qué tan delgada es la línea entre proteger una frontera y castigar opiniones? Y sobre todo, ¿cuánto poder puede tener un tuit mal hablado en las manos equivocadas? O peor aún, en las pantallas adecuadas.




