Austria vive una de sus jornadas más oscuras. Lo que inicialmente fue reportado como un tiroteo con diez víctimas mortales en una escuela secundaria de Graz, ha sumado una más: uno de los heridos graves falleció horas después en el hospital, elevando a once la cifra de muertos en el ataque más letal registrado en un centro educativo del país.
El agresor, un exalumno austriaco de 21 años que no concluyó su formación escolar y que presuntamente fue víctima de acoso escolar, irrumpió en el instituto con una pistola Glock y una escopeta, ambas adquiridas legalmente. Disparó contra estudiantes y docentes, para luego suicidarse en uno de los baños del centro. La mayoría de las víctimas eran alumnos; entre los muertos se cuentan seis mujeres y tres hombres, además del tirador. Otras doce personas resultaron heridas, siete de ellas de gravedad, según informó el ministro del Interior, Gerhard Karner.
La policía desplegó un operativo de gran escala, con más de 300 agentes y el equipo táctico Cobra, y evacuó el edificio en apenas 17 minutos. El perímetro fue asegurado con rapidez, pero el daño ya estaba hecho. El tiroteo comenzó alrededor de las 10:00 de la mañana, y aunque la respuesta fue rápida, dejó una estela de horror que la comunidad aún no puede procesar.
Graz, la segunda ciudad más grande del país y hogar de más de 50,000 estudiantes, quedó paralizada. Padres desesperados corrieron hacia el instituto, algunos sin saber si sus hijos estaban vivos. Testigos relataron escenas de pánico absoluto, con estudiantes escondiéndose detrás de parques infantiles, y decenas de agentes evacuando aulas en medio del caos.
La Cruz Roja de Austria desplegó a 160 profesionales de emergencia y a 30 psicólogos en el centro de convenciones Helmut List, donde se atendieron a más de 300 estudiantes y 200 familiares. La respuesta civil fue inmediata: se habilitó un centro de crisis, se desviaron calles y hospitales locales lanzaron una alerta por catástrofe, haciendo un llamado urgente a la donación de sangre.
La tragedia ocurre a días del décimo aniversario de otro hecho violento en la misma ciudad, cuando un hombre con problemas psiquiátricos arrolló con su vehículo a decenas de personas, matando a tres, entre ellos un niño. Graz vuelve así a ocupar un lugar doloroso en la memoria nacional.
El canciller Christian Stocker, visiblemente conmovido, declaró tres días de duelo nacional y anunció que este miércoles a las 10:00 a.m. se guardará un minuto de silencio en todo el país. “Con esta señal de luto nacional queremos enviar un poco de consuelo en estas horas oscuras a los familiares y allegados de las víctimas de este acto atroz”, expresó. Acompañado del ministro Karner y otros altos funcionarios, Stocker señaló que “no hay palabras para expresar el dolor, la incredulidad y la tristeza que siente toda Austria”, y pidió que las escuelas vuelvan a ser “lugares de paz donde nuestros niños puedan crecer sin temor”.
La alcaldesa de Graz, Elke Kahr, también expresó su consternación y afirmó que las clases no se retomarán esta semana. “Debemos dar tiempo para procesarlo. La ciudad pondrá todo de su parte para estar a su lado”, declaró.
Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la jefa de la diplomacia Kaja Kallas, manifestaron su conmoción. “Las escuelas son símbolo de juventud, esperanza y futuro. Es difícil soportar que se conviertan en lugares de violencia”, dijo von der Leyen.
Aunque Austria es vista como uno de los países más seguros de Europa, su legislación sobre armas sigue siendo relativamente permisiva. Poseer rifles y escopetas está permitido para mayores de 18 años; pistolas y armas cortas, para mayores de 21 con licencia. Evaluaciones psicológicas pueden exigirse, pero no son obligatorias. Según el Small Arms Survey, Austria figura entre los 15 países con más armas civiles por habitante en el mundo.
El caso ha reabierto el debate nacional sobre la seguridad escolar, la salud mental juvenil y el acceso a armas de fuego. Por ahora, la investigación continúa sin una motivación clara confirmada, pero con una certeza ineludible: el país no será el mismo después de este “día negro”, como lo describió el canciller.
Graz, de nuevo, ha quedado marcada por la tragedia. Y con ella, Austria entera busca respuestas que eviten que una escuela, espacio de confianza, vuelva a ser escenario de violencia sin sentido.